«Con 18 años estuve presa y me pagaban US$0,75 la hora por lavar la ropa. Si eso no es esclavitud, ¿qué es?»

Elizabeth «Rami» Gunn es una joven de 21 años que, tras la muerte de George Floyd el 25 de mayo de 2020 a manos de la policía en Mineápolis, Minnesota, protestó durante seis meses a miles de kilómetros de allí, en las calles de Portland, Oregón.

Rami dice que desde pequeña ha sufrido racismo. Fue adoptada por una familia blanca, vivió una temporada en la calle y llegó a estar en prisión por un altercado familiar.

Cuenta que durante muchos años estuvo enojada con la sociedad, con la policía y sus estereotipos, pero dice que aún tiene esperanza en que las personas cambien.

Ahora trabaja como cuidadora de adultos mayores con demencia y asegura que lo que más le importa es ayudar a los demás.

Esta es su historia.

Sufro el racismo desde que era pequeña.

Mi primera experiencia ocurrió con mi primo, cuando directamente me dijo a la cara que no estábamos relacionados, que no éramos del mismo color.

Elizabeth Gunn de niña

FUENTE DE LA IMAGEN – GENTILEZA ELIZABETH GUNN. Elizabeth Gunn de niña.

En ese momento no lo entendí. Después fue doloroso. Cuando crecimos, él comprendió el impacto que me había causado y se disculpó.

Es algo que sigue sucediendo. Lo veo a diario en todos lados.

Tiene que haber una elección consciente que debemos tomar como sociedad para cambiar y mejorar.

Si no cambiamos lo básico, ¿cómo vamos a poder pedirle que cambie a toda una institución que tiene prejuicios contra alguien?

Esas personas no van a cambiar, y tenemos que enojarnos para que entiendan que lo que están haciendo es realmente dañino. No se puede ver el mundo en blanco y negro y nosotros no podemos hacer todo el trabajo.

Salí a protestar porque he estado trabajando mucho para que no me etiqueten como «una mujer negra enojada» y me he esforzado para que la gente me entienda y no me estereotipe.

Pero no he podido hacerlo, porque el mundo me dice lo que debo y lo que no debo ser. ¿No estamos todos cansados de esto?

Elizabeth Gunn

FUENTE DE LA IMAGEN – ELIZABETH GUNN FACEBOOK. Elizabeth Gunn durante las protestas de 2020 en Portland.

Hay una contradicción emocional gigante.

Cuando siento que todos a mi alrededor son malos y prejuiciosos, esto me hace querer ser mala y prejuiciosa hacia las personas que ni siquiera lo están siendo conmigo. Y nadie se lo merece. Es como una reacción en cadena.

Es por eso que comencé a protestar, porque quería saber si había alguien más que se sentía como yo.

Desfinanciar a la policía

No hay nada que pueda resolver el racismo fácilmente.

En este momento trabajo con pacientes con demencia. Algunos de sus últimos recuerdos tienen que ver con el racismo. Está muy dentro de las personas.

Pero me encanta mi trabajo. Lo hago porque estas personas son asombrosas y tienen personalidades hermosas. Y los estoy ayudando, eso es lo único que me importa.

Elizabeth Gunn

FUENTE DE LA IMAGEN – GENTILEZA ELIZABETH GUNN

Queremos desfinanciar a la policía para deshacernos de aquellas personas que no quieren cambiar para ser mejores con otras razas, especialmente con la comunidad negra.

Si no vas a cambiar, no queremos que tengas el poder de lastimarnos tanto. No estás capacitado ni educado para ese trabajo, así que no deberías poder hacerlo.

Desfinanciar a la policía probablemente podría ayudar a avanzar un poco, porque ya no tendríamos ese tipo de prejuicios allí.

Porque puede que ya no haya segregación, pero hay delitos menores por los que arrestan a personas principalmente negras.

Con 18 años estuve presa unos meses, por un altercado familiar, y tenía que hacer una serie de tareas. Me pagaban US$0,75 la hora por lavar la ropa. Si eso no es esclavitud ¿qué es?

Al final del día combatir el racismo tendrá que ser el trabajo de todos.

Salud mental

Con la forma en que se sucedieron las cosas dejé de preocuparme por mi salud mental.

Tuve que volver a terapia porque llegué al punto más bajo: no quería hablar con una persona blanca. No sentía que pudiera relacionarme.

Necesitaba a alguien a quien pudiera decirle: «Oye, siento que me discriminan por estas pequeñas cosas. ¿Estoy loca? ¿Estoy inventándolo?».

Elizabeth Gunn

FUENTE DE LA IMAGEN – GENTILEZA ELIZABETH GUNN

Empecé a sentir que las protestas y todo por lo que estaba luchando eran señales de que me estaba volviendo loca.

Estuve sin hogar durante mucho tiempo. Protesté mientras dormía en autos, en los sofás de la gente que conocía…

En esos meses estaba tan enojada que prendí fuego a un basurero y lo tiré dentro de un auto.

Estaba enojada y sigo enojada. Esto no va a parar. Pero ahora puedo expresar mi ira sin incendiar un contenedor de basura.

Estuvo mal. Así que tuve que parar de protestar porque me estaba lastimando. Porque eso no es todo lo que soy.

No soy solo una persona negra con heridas e ira y víctima de la brutalidad policial.

Puedo ser una chica a la que le gusta comer, mirar televisión y encontrar el amor.

Elizabeth Gunn con sus compañeros de protesta en Portland.

FUENTE DE LA IMAGEN – GENTILEZA ELIZABETH GUNN. Elizabeth Gunn con sus compañeros de Portland Protest Bureau en 2020.

Fe en la gente

Tras protestar conseguimos parches, pero fue poco progreso para la gran cantidad de esfuerzo que pusimos.

Tengo fe en que la gente realmente quiere cambiar. Veo cambios. Veo personas a diario tratando de entender un poco más. Ahora hay conciencia y se escucha decir: «Estás siendo realmente malo». Ya sea discriminación por el color de piel, raza, sexo, trabajo, etc.

Elizabeth Gunn

FUENTE DE LA IMAGEN – ANALÍA LLORENTE

Creo que si no hubiéramos comenzado a protestar de la forma en que lo hicimos, nadie se hubiera puesto de pie y dicho: «No estoy de acuerdo con esto. Y realmente quiero que cambie».

Es poco, pero suficiente para mantener la esperanza, para mantener viva la llama.

No creas que no hay cambio. Y no creas que vamos a dejar de luchar.

Imagen de portada:ANALÍA LLORENTE. Elizabeth ‘Rami’ Gunn protestó durante seis meses en 2020 en Portland contra la violencia policial.

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Portland, Oregón. EE.UU. Mayo 2022. Por Analia Llorente.

Sociedad y Cultura/EE.UU./Violencia armada/Sexismo/Racismo/ Muerte de George Floyds

 

 

Branko Milanovic: «Los más ricos en Chile ganan como los más ricos de Alemania y los más pobres como en Mongolia». Parte 2/2

¿Y qué otro tipo de consecuencias dejará esta pandemia a nivel político y económico?

Vamos a estar peor. Vamos a perder vidas, ingresos, un retroceso en la globalización, más tensiones en las relaciones políticas entre países, malestar social.

No veo qué puede mejorar. Es un desastre gigantesco. No hay voluntad de cooperación entre Estados Unidos y China y otros líderes nacionalistas como Vladimir Putin en Rusia, como Narendra Modi en India o Jair Bolsonaro en Brasil. Los países más grandes tienen líderes que no están interesados en colaborar. Eso me deja bastante pesimista sobre lo que viene después de la pandemia.

¿Ve algún efecto positivo de la pandemia?

No veo ninguno. Lo único que podría ser de alguna manera positivo, es que reconsideremos nuestro enfoque hacia el sistema de salud, especialmente en los países ricos porque en los países ricos el sistema de salud ha sido un gigantesco fracaso, basta con mirar Estados Unidos.

¿Qué es lo que más le preocupa sobre las políticas que ha llevado adelante el gobierno de Donald Trump en estos años en la Casa Blanca, cuál será su mayor legado?

Uno de sus legados será la relación entre EE. UU. y China. Esa relación no va a regresar a lo que era antes, incluso si Trump perdiera las elecciones en noviembre.

La relación entre EE. UU. y China ha sido envenenada y eso va más allá de Trump y del Partido Republicano.

En su último libro «Capitalism, Alone: The Future of the System That Rules the World», usted se refiere al «capitalismo de la gente», ¿de qué se trata exactamente?

Hay distintos tipos de capitalismo. Uno es el que conocemos como capitalismo liberal meritocrático, donde el ejemplo es EE. UU. y el otro es el capitalismo político, donde el ejemplo es China. En el caso de China el concepto es bastante similar a lo que otros llaman capitalismo de Estado.

En los sistemas capitalistas hay una gran concentración de los ingresos provenientes del capital. Y los que concentran el capital tienden a dominar el proceso político.

Branko Milanovic

FUENTE DE LA IMAGEN – MICHAEL SPILOTRO

Milanovic es partidario de avanzar hacia el «capitalismo de la gente».

Una de las maneras de desconcentrar es permitir a los inversionistas más pequeños un mayor acceso a las ventajas que tienen actualmente frente a los grandes inversionistas. Por ejemplo, que los trabajadores tengan participación accionaria.

Tenemos el concepto de «property owning democracy» (democracia de propietarios), que se podría llamar «capitalismo de la gente».

Es el capitalismo donde gran parte del capital pertenece a muchas personas, es decir, menos concentración del capital que la que tenemos ahora.

Y en ese contexto, ¿cómo ve el futuro del capitalismo?

Creo que deberíamos movernos hacia ese tipo de capitalismo. Y ese tipo de capitalismo requiere seguir varios pasos, como mejorar el sistema impositivo, especialmente el impuesto a la herencia para nivelar la cancha de juego, para que sea más pareja.

Lo otro es la educación. Si tienes buenas escuelas públicas y la educación es gratuita para todos, también creas igualdad de oportunidades. Y lo otro es el financiamiento público de las campañas electorales.

Sabemos que las cosas no son blanco o negro. Pero si tuviera que definirse políticamente en los términos que existen actualmente, ¿dónde se ubicaría?

Como usted dice no es blanco o negro y además la terminología es engañosa. Si realmente me tuviera que definir, diría que soy un socialdemócrata.

Ahora bien, los socialdemócratas aceptan el capitalismo, pero plantean que si no se hacen correcciones, llegaríamos a niveles insostenibles de desigualdad. Pero incluso esto de la socialdemocracia es una simplificación.

Si miramos la evolución de la desigualdad de ingresos en las últimas décadas a nivel global, ¿ha aumentado o ha disminuido?

En el último par de décadas la desigualdad ha caído, principalmente por el ascenso de países más pobres como China, India, Vietnam, Indonesia y otros.

Este fuerte impulso en la nivelación del ingreso se explica simplemente porque países grandes como China e India han crecido más. Eso provee una gran fuerza compensatoria.

¿No es eso una señal de que el capitalismo puede funcionar?

Sí, es una señal. Podemos decir que sin globalización China e India no habrían sido capaces de crecer al nivel que lo han hecho.

Esa reducción en la desigualdad global es, hasta cierto punto, compensada con el aumento de la desigualdad al interior de esos países.

Xi Jinping y Donald Trump

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Milanovic dice que hay una masiva convergencia de ingresos entre Asia y Occidente y un aumento de la desigualdad dentro de los países.

Tienes dos fuerzas que se enfrentan. La masiva convergencia de ingresos entre Asia y Occidente, y por el otro lado, el aumento de la desigualdad dentro de los países.

Pero esta fuerza compensatoria no es lo suficientemente grande para afectar la convergencia. Por eso la desigualdad global ha disminuido.

Algunos economistas dicen que si en general una persona promedio dice que vive mejor que sus padres, eso es suficiente para demostrar que el sistema funciona bien. Es decir, no es tan importante reducir la desigualdad, si finalmente con el paso del tiempo vas a progresar respecto a tu origen…

Ciertamente la gente en China está mejor ahora que hace 20 o 40 años atrás. Eso no significa que la desigualdad no sea importante. Quienes utilizan esos argumentos no ven los efectos negativos de la desigualdad.

Si tienes alta desigualdad por un tiempo largo, estratificas la sociedad entre los que tienen acceso a ciertas cosas y los que no. Eso va contra la igualdad de oportunidades.

Incluso si miras China, que ha crecido tanto, aún tienes problemas de desigualdad muy profundos.

Sobre la movilidad social en Estados Unidos, ¿qué ha pasado con el «sueño americano»?, ¿aún sigue vivo?

Una posibilidad es que, técnicamente hablando, el sueño americano nunca existió.

El sueño americano se sustenta en la idea de que no importa donde hayas nacido, tendrás las mismas oportunidades que el resto.

Un hombre sostiene un cartel

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

«Una posibilidad es que, técnicamente hablando, el sueño americano nunca existió», dice Milanovic.

Lo cierto es que nunca hemos tenido datos empíricos del siglo XIX o de principios del siglo XX. No estoy seguro si empíricamente ese sueño fue alguna vez real, aunque se aceptó como si fuera real.

Ahora que tenemos acceso a datos, podemos comparar el perfil de los padres en relación al de sus hijos, en cuanto a educación e ingresos. Lo que encontramos es que en EE. UU. hay una relativa pequeña movilidad social.

Hay movilidad, obviamente, pero es mucho menor que en los países socialdemócratas del norte de Europa.

Creo que la idea del «sueño americano» es una percepción sobre algo que ocurrió en el pasado, que puede o no puede ser verdad. No lo sabemos.

Imagen de portada: Branko Milanovic

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Cecilia Barría. junio 2020

Economía/Pobreza/Pandemia de Coronavirus/Política/América Latina/

EE.UU./Negocios/Protestas en Chile/Finanzas/China/Muerte de George

Floyd.

Branko Milanovic: «Los más ricos en Chile ganan como los más ricos de Alemania y los más pobres como en Mongolia». Parte 1/2

Branko Milanovic tiene una extensa trayectoria analizando la desigualdad económica y el desarrollo en el mundo.

Fue economista líder del Departamento de Investigación del Banco Mundial por casi 20 años, además de analista y académico en centros de estudio y universidades en EE. UU. y Europa.

A sus 66 años, el serbio-estadounidense es profesor en la City University of New York (CUNY) e investigador senior del Stone Center on Socio-economic Inequality.

Entre sus libros más recientes están «Global Inequality: A New Approach for the Age of Globalization» y «Capitalism, Alone: The Future of the System That Rules the World», publicado a fines del año pasado.

En diálogo con BBC Mundo analiza los efectos de la pandemia de coronavirus, la evolución del capitalismo, el estallido social en Chile, el «sueño americano» y la muerte de George Floyd.

Esta entrevista fue editada con fines de concisión y claridad.

Línea

¿Cuál es su análisis sobre el estallido social en Chile a fines del año pasado?, ¿qué revela sobre el país sudamericano?

Chile ha tenido un éxito indiscutible en su tasa de crecimiento económico. En las últimas décadas se ha vuelto más rico, ingresó a la OCDE y es percibido internacionalmente como un país más eficiente, menos corrupto que otros y con una sociedad moderna, al punto de ser considerado el «poster boy» del éxito del neoliberalismo.

Incluso se le reconoce por su democracia, después de que dejara atrás la mala época del gobierno militar de Augusto Pinochet.

Protestas.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

La crisis en Chile se desató después de que el gobierno anunciara el alza de los precios del pasaje de metro en octubre de 2019.

Sin embargo, de lo que no se escribe tanto en el exterior, es que muchas de las características sistémicas del país quedaron establecidas en la Constitución aprobada en la época de Pinochet.

Muchos servicios sociales fueron privatizados, como por ejemplo, el sistema de pensiones. Al principio fue considerado un gran éxito, hasta que la gente se dio cuenta de que los resultados no eran lo que se esperaba. Esa es una de las razones que explica por qué la gente está tan molesta.

Lo mismo pasa con la educación, la salud y los extremadamente altos niveles de desigualdad que hay en el país. Chile es uno de los países más desiguales en América Latina.

Y además de la desigualdad de ingresos, tiene una alta desigualdad en la distribución de la riqueza. Entonces con las protestas apareció la cara oculta del país.

Pero los indicadores sociales han mejorado en las últimas décadas. El país, por ejemplo, ha reducido la pobreza y mejorado levemente la desigualdad…

Chile ha experimentado una reducción de la desigualdad en los últimos años, eso es así. Pero la desigualdad en Chile está lejos de los niveles que tienen países más desarrollados.

Los países de la OCDE tienen un promedio un Índice de Gini -que mide la desigualdad- cercano al 35. Chile tiene un Gini mayor que el de Estados Unidos, Uruguay o Argentina.

Las protestas han mostrado que mucha gente fue dejada fuera del desarrollo, incluyendo a la población indígena.

Los más ricos de Chile ganan como los más ricos de Alemania y los más pobres como en Mongolia.

No niego que el crecimiento económico ha sido alto, pero a veces nos olvidamos que el crecimiento económico es un número promedio y eso no significa que los problemas han desaparecido.

Durante las protestas en Chile hubo denuncias sobre abuso policial. Hoy vemos una ola de protestas en Estados Unidos por la muerte del afroamericano George Floyd cuando estaba bajo custodia policial. ¿Qué dice este hecho sobre el país?

Dice muchas cosas negativas que ya conocíamos sobre el racismo sistemático en este país. Pero creo que va más allá porque estamos muy sumergidos en el presente.

Desde que comenzó el movimiento por los derechos civiles, hace más de medio siglo, hemos tenido muy pocas transformaciones en cuanto al ingreso de los afroamericanos.

Manifestación por la muerte de George Floyd.

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

Las protestas tras la muerte de Floyd se extendieron a cerca de 50 ciudades en EE. UU. y en algunas capitales europeas.

Es un fracaso sustancial que en todo este tiempo no hubiera ninguna mejora. Eso no significa que no haya cada vez más afroamericanos en distintas posiciones, pero es lo que el filósofo Cornel West llama «black faces in high places»(caras negras en lugares destacados).

Figuras como Martin Luther King y más tarde Jesse Jackson tuvieron que ser tomados en cuenta, para conseguir votos. Pero ahora no veo eso. No hay una institución política que esté al nivel de lo que existía antes.

Esto hace que la voz de los afroamericanos sea más débil. La voz de un individuo, dos o tres, no es la voz de una asociación política.

Esta ola de protestas que ha recorrido el país y se ha expandido incluso fuera de Estados Unidos es algo que no habíamos visto en mucho tiempo…

Es verdad, pero creo que la razón de eso se relaciona con la insatisfacción de mucha gente con Donald Trump, primero con su cortejo hacia los supremacistas blancos y luego por esta muerte bajo custodia policial.

Las razones que están detrás de este estallido en particular se relacionan con los efectos de la pandemia, el alto desempleo, la comprensión de que a la clase media y a los más jóvenes no les ha ido tan bien.

Lo que vemos es la punta del iceberg que precipitó el descontento y los disturbios. Las razones son más profundas y se remontan a varias décadas.

Sobre la pandemia de covid-19, ¿qué efectos puede tener sobre la globalización?

Creo que la pandemia está afectando la globalización de manera negativa. Provocará cambios en la cadenas globales de producción, dado que la gente ha tomado más conciencia sobre los efectos de un shock, que en este caso fue un shock de salud, pero que también puede ser un shock político, como hemos visto el deterioro de las relaciones entre EE. UU. y China. Si tienes inversiones, tienes un problema.

Manifestantes protestan frente a un camión de los carabineros.

FUENTE DE LA IMAGEN – EPA

Con piedras y palos, los manifestantes se enfrentaron a los carabineros.

Imagen de portada: Branko Milanovic

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Cecilia Barría. junio 2020

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