Historias de Vida

Juan Manuel – Capítulo 16

Los días hasta el miércoles resultaron los más tensos; que Juan Manuel había vivido, Pensaba nervioso y hablaba con su “Dios” pidiéndole que no hubiera ningún riesgo en la cirugía; a pesar de que el médico lo hubiera desestimado, ya que se trataba de una menor y ambulatoria. 

Por su parte Marianela no cesaba en sus llantos, se sentía frustrada y con una desazón que la tenía en vilo. Obviamente; esa situación alteraba todo el ambiente. Tanto su madre, Rosa como Juan Manuel trataron de hablarle para darle ánimo, pero ella no escuchaba ni siquiera lo que le decían. Movía la cabeza, repitiendo una y otra vez – Dios mío ¿Porque a mi?.

Juan Manuel en los pocos momentos que tuvo el fin de semana, trató de releer algunas normas, decretos y leyes preparándose para la entrevista del lunes. 

Ni esa posibilidad de lograr estar mejor a como se encontraban, movilizaba a Marianela. Era como si estuviera sola, con su dolor y no le interesaba nada más.

Llegó el lunes; Juan Manuel comenzó la rutina de cualquier día de trabajo y trató de focalizarse en la entrevista laboral que iba a tener por la tarde. Se retiró con tiempo suficiente, saludo a Cuello y tomó desde Plaza Miserere un colectivo que lo llevaba hasta Villa Ballester, y lo dejaba casi en la puerta de la empresa.

Fue más que puntual; ya que diez minutos de las cuatro de la tarde tocó el timbre. Lo atendió una muchacha con un vestido bien ajustado al cuerpo, que dijo ser la secretaria del ingeniero Mazzeo. Le digo que se sentará, que aguardara unos minutos que su jefe estaba en la planta industrial, y le iba a avisar de su llegada. 

Juan Manuel se sentó y se quedó mirándola. Le dijo que se llama Olga y bajó la vista. A Juan Manuel, le dio la sensación de por la forma de moverse y como era llamativa, podría ser algo más que la simple secretaria de Mazzeo. Recordaba cómo se movía él; antes de casarse con Marianela y se dijo que si Mazzeo era soltero, seguramente en la posición que tenía sería también un pirata.

No habían pasado diez minutos, cuando la muchacha lo hizo pasar a la oficina del ingeniero Mazzeo. Se sorprendió Juan Manuel al verlo; no tendría más de 30 años, vestía informalmente con un vaquero y una camisa sport. Además usaba el cabello largo. Parecía más una estrella de rock de esa época, que el Gerente de una transnacional.

Se estrecharon las manos con cordialidad y Mazzeo le invitó a sentarse;

-Que tal, Juan Manuel? ¿Lo puedo tutear, verdad?-

-Si, no hay problema, le contesto.-

-Bien,sabes que sos el tercer y último postulante que entrevisto. Creo que te lo dije por teléfono. ¿No?

-Si…si señor.-

-No…deja el señor; acá el ambiente de trabajo es amigable. Decime Francisco.-¿Sabes porque hice que te citaran?.-

-Me imagino que por la experiencia, ya que trabajo en el área de personal hace unos años. Comencé muy joven.-

-Juan Manuel te convoque no solo por la experiencia que posees. Leyendo el curriculum observe que no sos ningún improvisado, y que le diste “vuelo” a aquellas capacidades,que toda empresa busca en un hombre que va a dirigir un sector tan complicado como es el de personal. Además ahora que te veo, me haces recordar a mí, cuando empecé aquí a los 25 años, recién recibido de Ingeniero Electromecánico.- 

Juan Manuel, se dio cuenta que la empatía siempre había sido su estrategia y que ahora observaba que a Mazzeo, como sucedía casi siempre le daba valor a la imagen y dejaba de lado el curriculum. Era como siempre le decía Cuello-a mi me pueden enviar cien curriculum; los muy largos ni pierdo tiempo en leerlos, los otros si pero cuando cito a alguien le doy más valor a esa intuición que tiene uno, que a todo lo demás.- Advirtió que era lo que estaba sucediendo…

Mazzeo le preguntó en cuánto tiempo podría ingresar, antes de hablar del aspecto económico y otras variables.

Juan Manuel le comento que por respeto a la empresa donde se estaba desempeñando, si bien era temporal no le resultaba apropiado irse de un día para el otro. Estando a mitad de mes, le dijo que quizás podría ser a partir del primer día hábil del mes siguiente.

Mazzeo sonrió y le dijo;

-Fantastico, solo una persona que es seria y responsable me podría haber dado una respuesta como la tuya. Solo faltaria el examen médico, que a tu edad seguramente saldrá bien y podemos darte el ingreso como me comentas. ¿Qué te parece?.-

-Me parece muy bien…-

-Bueno ahora pasemos al tema del sueldo. Tu sueldo será de unos veinticinco mil pesos más un ticket lunch para el almuerzo. Trabajamos de lunes a viernes en el horario de 8 a 17 horas, en el sector administrativo. Las fábricas de 6 a 15, tambien de lunes a viernes.-

-Juan Manuel se quedó tieso. ¡Era cuatro veces más a lo que ganaba! Además el almuerzo sin costo alguno.-

-Si Francisco, está perfecto. Si me derivan al examen, me tendrian que dar las indicaciones…-

-Si, no te preocupes. Ahora la llama a “Olguita” para que te haga los papeles y te de las indicaciones. Ha sido un gusto conocerte Juan Manuel. Ya nos volveremos a ver. Le dio un apretón de manos y salió, dejándolo esperando.-

Juan Manuel se quedó pensando en que cuando Mazzeo dijo “Olguita”, no estaba tan equivocado en lo que cavilo anteriormente.

Olga se presentó, entregando la orden del examen preocupacional de ingreso, dando las indicaciones y comentando donde quedaba la clínica. donde debía presentarse dentro de una semana.Se saludaron y Juan Manuel, salió de la empresa.

Por un momento era tanta su felicidad, que se había olvidado del miércoles. Al pensar en ello, se dijo que quizás con esta maravillosa oportunidad, Marianela se pondría igual de feliz.

Debió tomar un colectivo que lo llevará a la estación de Liniers y de ahí el tren hasta Morón y luego como siempre el colectivo. Miro el reloj, pensaba que iba a llegar más temprano que de costumbre. Podrían conversar sobre todo lo que le había pasado y quizás Marianela se alejaría, aunque fuera por un momento de su depresión.

Llegó a su casa, media hora antes de lo habitual. El ambiente como lo había dejado, estaba igual de tenso. Saludo a su suegra y fue al encuentro de Marianela;

-¡Hola cielo! ¿Tengo buenas nuevas para contarte! mientras la beso en la mejilla.-

-¿Ah …si? ¿Ni me preguntas antes, cómo estuve hoy?

-Cierto….disculpa. ¿Cómo te sentiste hoy?-

-De la misma manera que a vos no te interesa…¿porque me habría de interesar lo que tenes para contarme?-

Juan Manuel se contuvo. No deseaba discutir. Pero veía que algo se estaba quebrando entre ellos. Salió de la casa a fumar un cigarrillo. Rosa, que los había dejado para que hablaran, solo le comento;

-Entendela Juan Manuel, está muy deprimida…-

-Sí Rosa, entiendo pero…bueno dejemoslo ahí.-

Continuará…

Imagen de portada: Gentileza de Pinterest- Esquina de Avenida Córdoba y calle Esmeralda. Ciudad de Buenos Aires. Argentina