Cómo será la búsqueda del tesoro espacial estrellado en el fondo del Pacífico.

COMENZARÁ EN DOS MESES

El Proyecto Galileo, que busca evidencias de objetos tecnológicos creados por otras civilizaciones, acaba de recibir luz verde. El Dr. Avi Loeb nos explica qué pasará dentro de dos meses.

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Hoy se ha tomado la decisión final. Dentro de un par de meses, dirigiré una expedición para recoger los fragmentos del primer meteoro interestelar. Este meteoro es el primer objeto cercano a la Tierra detectado por el ser humano procedente de fuera del sistema solar. 

En previsión de encontrarme con él, no me importaría dormir en la cubierta abierta de un barco y asumir los riesgos que conlleva un viaje al océano Pacífico. Elon Musk sueña con morir en Marte. Yo me conformo con quedarme en la Tierra, siempre que tenga la oportunidad de sostener en mis manos un fragmento interestelar. 

Es posible que IM1 e IM2 sean más duros porque son de origen artificial, parecidos a nuestras propias sondas interestelares 

La expedición del Proyecto Galileo ha recibido más de un millón de dólares de financiación. Tenemos un barco. Tenemos un dream team, que incluye a algunos de los profesionales más experimentados y cualificados en expediciones oceánicas. 

Tenemos planos completos de diseño y fabricación del trineo, los imanes, las redes de recogida y el espectrómetro de masas necesarios. Y lo más importante, hoy hemos recibido luz verde para arrancar. ¿A qué se debe todo este alboroto?

El 8 de enero de 2014, un objeto procedente del espacio interestelar, ahora denominado IM1, colisionó con la Tierra a una velocidad de 45 kilómetros por segundo. Como resultado de su fricción con el aire, el objeto se desintegró en diminutos fragmentos a unos cien kilómetros de la costa de la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea. 

La fragmentación aumentó la superficie colectiva y, por tanto, la fricción, acelerando la liberación de calor y generando una bola de fuego desbocada. La explosión liberó en un quinto de segundo un porcentaje pequeño de la energía asociada a la bomba atómica de Hiroshima. La brillante llamarada fue detectada por las cámaras del Gobierno estadounidense. La ubicación se incluyó en el catálogo de bolas de fuego CNEOS de JPL / NASA a una cifra significativa tras el punto decimal en longitud y latitud.

El meteoro IM1 era más duro que el resto de los 272 meteoros del catálogo CNEOS.(NASA/Ron Garan)

Después del descubrimiento del objeto en 2019, escribí un artículo con mi estudiante, Amir Siraj, que lo identificó como el primer meteoro interestelar jamás descubierto. 

El origen interestelar se confirmó en 2022 con un nivel de confianza del 99,999 por ciento en una carta oficial del Comando Espacial de Estados Unidos, dependiente del Departamento de Defensa, a la NASA. La carta de confirmación iba acompañada de la curva de luz del bólido, que mostraba tres explosiones distintas separadas por una décima de segundo. 

Estos datos de la bola de fuego nos permitieron concluir en un artículo de seguimiento que el meteoro era más duro que el resto de los 272 meteoros del catálogo CNEOS. Intrigado por esta conclusión, formé un equipo que diseñó una expedición de dos semanas para buscar los fragmentos del meteoro a 1,7 kilómetros de profundidad en el fondo del océano. 

El análisis de la composición de los fragmentos podría permitirnos determinar si el objeto es de origen natural o artificial. La confirmación del descubrimiento del primer meteoro interestelar fue reconocida por la CNN como uno de «los momentos y revelaciones cósmicas más extraordinarias de la exploración espacial en 2022». 

Las coordenadas publicadas definen la ubicación de la bola de fuego en una región de 10 kilómetros, demasiado extensa para una búsqueda eficaz. 

Afortunadamente, descubrimos que la onda expansiva de la explosión del meteoro generó una señal de alta calidad en un sismómetro situado en la isla de Manus. 

La señal sonora incluye dos amplios picos separados por aproximadamente un minuto, ambos de una duración de decenas de segundos. La velocidad del sonido en el aire es mucho menor que en el agua o la tierra. 

El primer pico comienza con una trayectoria de sonido que va a través del aire desde la explosión hasta la superficie del océano y luego a través del agua y el suelo hasta el sismómetro. El camino más corto a través del aire va directamente de la explosión al sismómetro y define el comienzo del segundo pico en la señal del sismómetro. La envolvente de este segundo pico es la suma de los trayectos en los que la onda expansiva esférica se refleja en la superficie del océano en círculos de radios diferentes, en momentos diferentes y con una amplitud que disminuye de forma inversa a la distancia desde cada punto de reflexión. 

Utilizando una geometría simple de una onda expansiva esférica que rebota en la superficie del océano, Amir y yo pudimos reproducir el momento del primer pico y la forma del segundo. 

En conjunto, el modelo proporciona muchas más restricciones que parámetros libres y mide con precisión la elevación y la distancia de la explosión. Limitamos la trayectoria del meteoro a una estrecha línea dentro del cuadro de localización USG original, reduciendo el área de búsqueda en casi dos órdenes de magnitud.

Esférulas de fusión de la explosión de un meteorito el 7 de marzo de 2018 en el Océano Pacífico. (NASA)

Nuestra expedición de pesca puede recoger fragmentos de distintos tamaños. 

Se deduce que el tamaño del meteorito era de medio metro, basándose en su velocidad y en la energía de la explosión. La enorme explosión fundió el objeto en diminutas gotas. Los fragmentos más pequeños se detuvieron rápidamente por su fricción con el aire debido a su gran superficie por unidad de masa. 

Cayeron directamente desde el lugar de la explosión en forma de lluvia caliente, levantaron vapor de la superficie del océano y se hundieron hasta el fondo oceánico. Los fragmentos más grandes continuaron más lejos a lo largo de la trayectoria original del meteoro.mo resultado, esperamos tener una franja de fragmentos en el fondo del océano, orientada a lo largo de la trayectoria original del meteoro, con los fragmentos más pequeños marcando el comienzo de la franja justo debajo del lugar de la explosión inicial y los fragmentos más grandes más adelante. 

Como resultado, esperamos tener una franja de fragmentos en el fondo del océano, orientada a lo largo de la trayectoria original del meteoro, con los fragmentos más pequeños marcando el comienzo de la franja justo debajo del lugar de la explosión inicial y los fragmentos más grandes más adelante. 

¿Cuántos fragmentos de distintos tamaños cabe esperar? Este fue el tema central de un reciente artículo que escribí con un becario, Amory Tillinghast-Raby, y Amir. Nuestra previsión depende de la composición. 

Para un meteorito de hierro, prevemos unos mil fragmentos mayores de un milímetro, mientras que para uno de composición de acero inoxidable esperamos tamaños mayores, con decenas de fragmentos mayores de un centímetro. 

La inusual resistencia del material no es un hallazgo raro en la población de meteoritos interestelares. Recientemente, escribí otro artículo con Amir en el que se identificaba un segundo meteoro interestelar, IM2, que se detectó cerca de Portugal el 9 de marzo de 2017 y que también era extremadamente duro.Ambos meteoros interestelares, IM1 e IM2, colisionaron con la Tierra desde una trayectoria no ligada gravitacionalmente al Sol. 

En otras palabras, los objetos llegaron al Sistema Solar desde el espacio interestelar y se movían a mayor velocidad que la de escape del Sol cuando fueron recogidos por la red de pesca de la atmósfera terrestre. 

El segundo meteoro interestelar era 10 veces más masivo y tenía un tamaño aproximado de un metro. IM2 se movía a una velocidad de 40 (frente a los 60 de IM1) kilómetros por segundo en relación con el Estándar Local de Reposo, el marco de referencia local de la Vía Láctea que calcula la media de los movimientos aleatorios de todas las estrellas cercanas al Sol. 

Sorprendentemente, tanto IM1 como IM2 se desintegraron a baja altura en la atmósfera terrestre a pesar de sus velocidades inusualmente altas. La presión del arrastre, que es el producto de la densidad de la masa de aire y el cuadrado de la velocidad de los meteoros en el momento de su desintegración, proporciona una estimación del límite elástico de su material. 

Los límites elásticos inferidos de 194 mega-pascales (MPa) para IM1 y 75 MPa para IM2 implican que ambos eran más duros que los meteoritos de hierro, que tienen un límite elástico máximo de 50 MPa. IM1 e IM2 ocuparon los puestos 1 y 3 en la distribución de resistencias materiales entre los 273 meteoritos del catálogo CNEOS. 

La probabilidad de obtener la resistencia de material del primer y segundo meteoritos interestelares de la población conocida de rocas del Sistema Solar es aproximadamente el cuadrado de (3/273), o lo que es lo mismo, una parte entre 10.000. Esto significa que la población de meteoritos interestelares es de aproximadamente el cuadrado de (3/273). Esto significa que la población de meteoritos interestelares es diferente de la de meteoritos del sistema solar con un nivel de confianza del 99,99%. 

Esta conclusión se corrobora ajustando la distribución de los meteoros de CNEOS con una forma gaussiana en el logaritmo de la resistencia del material. 

Tanto IM1 como IM2 se sitúan en la cola de la distribución, a 2,6 y 3,5 desviaciones estándar de la media, lo que hace que su probabilidad combinada sea inferior a una parte en un millón en este contexto. Esta tentadora conclusión sobre la extremadamente rara fuerza del material de IM1 e IM2, implica que los meteoritos interestelares pueden no ser rocas de sistemas planetarios como el Solar. En ese caso, ¿cuál podría ser su origen? 

La expedición para encontrar el meteorito interestelar IM1 arranca en un mes.

La Tierra choca con objetos interestelares a lo largo de su órbita alrededor del Sol. La suposición más sencilla es que se trata de objetos naturales que llegan al sistema Solar siguiendo trayectorias aleatorias en la Norma Local de Reposo. 

Basándonos en la tasa de detección de IM1 e IM2 en el catálogo CNEOS, aproximadamente una vez por década, nos encontramos con que hasta un tercio de todos los elementos refractarios de la Vía Láctea deben estar encerrados en objetos interestelares a escala de metros si IM1 e IM2 son de origen natural. 

De nuevo, esta abundancia extraordinariamente elevada parece desafiar el origen de un sistema planetario. Se ha observado que las supernovas producen proyectiles ricos en hierro. Por ejemplo, las imágenes de rayos X del remanente de supernova Vela revelaron arcos de choque de objetos que salieron volando del lugar de la explosión, un descubrimiento que intenté explicar hace tres décadas. 

Es posible que IM1 e IM2 tengan una resistencia inusualmente alta porque se produjeron en la eyecta de una estrella en explosión o en colisiones de dos estrellas de neutrones. Estos eventos explosivos producen los elementos más pesados, pero los eyecta deben ser frenados a la velocidad de decenas de kilómetros por segundo, característica de IM1 e IM2, antes de formar estos objetos. 

Alternativamente, también es posible que IM1 e IM2 sean duros porque son de origen artificial, parecidos a nuestras propias sondas interestelares pero lanzadas hace mil millones de años desde una civilización tecnológica lejana. 

La ventaja de un origen artificial es que reduce la abundancia inferida de objetos interestelares de casi 10 a la potencia de 24 (un billón de billones) por estrella como el Sol a un número mucho más razonable. 

En caso de que recuperemos una reliquia tecnológica de tamaño considerable del océano Pacífico, he prometido a la conservadora del Museo de Arte Moderno, Paula Antonelli, que la traeré para exponerla en Nueva York. Esta pieza representaría la modernidad para nosotros, aunque para los remitentes sea una reliquia de la historia antigua. Esta reliquia tecnológica podría interesar mucho no solo a los coleccionistas de arte, sino también a los emprendedores de Silicon Valley. Para escuchar mi opinión sobre el contexto, haga clic aquí.

Imagen de portada: Los restos de un meteorito interestelar que puede tener restos de otras civilizaciones. (Videoblocks)

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por Avi Loeb. 2 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Ciencia/Espacio exterior/Objetos interestelares/Expedición/Búsqueda/Investigación.

Qué hay detrás de la nueva investigación ovni de la NASA.

CAMBIO DE POLÍTICA

Avi Loeb reflexiona sobre el cambio de postura de la agencia espacial norteamericana y su intención de aplicar una perspectiva científica a la búsqueda de fenómenos aéreos no identificados.

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El 4 de junio de 2021, el administrador jefe de la NASA, Bill Nelson, dijo en la CNN que los científicos deberían estudiar la naturaleza de los Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP en sus siglas en inglés). 

A la mañana siguiente, envié un correo electrónico al doctor Thomas Zurbuchen, Administrador Asociado de Ciencia de la NASA, sobre la posible financiación de un proyecto de investigación científica que hiciera feliz a su jefe. Muy amablemente, Thomas me llamó por teléfono y me pidió que le enviara un documento guía de dos páginas. Cumplí su encargo pocas horas después, pero nunca me contestó. 

Al no recibir respuesta, decidí crear el Proyecto Galileo en colaboración con el Dr. Frank Laukien dos meses después. Este proyecto de investigación científica sigue la línea de mi documento guía original y se apoya en donaciones privadas a mi fondo de investigación en la Universidad de Harvard. 

La apertura de mente se aplica también a la investigación científica. Debemos explorar lo desconocido buscando pruebas de forma agnóstica y no presuponiendo lo que podemos encontrar.

La primera vez que supe del resultado de mi interacción con el Dr. Z fue a través de una conferencia de prensa celebrada un año después, el 9 de junio de 2022. Me enteré que iba a tener lugar gracias a un correo electrónico de un miembro del Proyecto Galileo, el doctor Alan Stern, que escribió: «No puedo creer que no estés al tanto de esto, pero por si acaso». 

Al contrario de lo que Alan imaginaba yo no sabía lo de la conferencia de prensa de la NASA, así que se lo comuniqué inmediatamente al resto del grupo del Proyecto Galileo, que a estas alturas cuenta con más de cien miembros. 

En el comunicado de prensa, la NASA anunció un nuevo estudio independiente sobre los UAP desde una perspectiva científica. El estudio se centrará en la identificación de los datos disponibles, en la mejor manera de recoger los datos futuros y cómo la NASA puede utilizar esos datos para avanzar en la comprensión científica de los UAP. Este estudio no está vinculado al Grupo de Sincronización de Identificación y Gestión de Objetos Aerotransportados del Departamento de Defensa, y se espera que se lleve a cabo en unos nueve meses. 

Contará con el asesoramiento de expertos de las comunidades científica, aeronáutica y de análisis de datos para buscar la mejor manera de recoger nuevos datos y mejorar las observaciones de los UAP.

Me encantó ver que algunas de las declaraciones hechas en la conferencia de prensa y en las informaciones de prensa que la recogían se hicieron eco de mis escritos. Por ejemplo, la cita de The Guardian: «Tenemos que abordar todas estas cuestiones con un sentido de humildad», se hace eco del tema de mi libro ‘Extraterrestre’. Como dijo Oscar Wilde: «La imitación es la forma más sincera de adulación».

El Dr. Thomas Zurbuchen, Administrador Asociado de Ciencia de la NASA. (Reuters)

Este desenlace es gratificante y representa un avance del que todos salimos ganando. Es probable que el Proyecto Galileo reciba ahora un impulso de financiación por parte de personas y fundaciones con las que estoy en estrecho contacto. Pero lo más importante es que la narrativa de la misión científica del proyecto tiene ahora eco en el gobierno. No importa quién diga la verdad, siempre que se diga. 

Como mencioné al Jerusalem Post en la mañana del comunicado de prensa de la NASA: «Es maravilloso que la NASA y los científicos se dediquen a desentrañar la naturaleza del UAP […] Es una expedición de pesca [en inglés, ‘fishing expedition’ tiene doble significado, literalmente es expedición de pesca y figurativamente es cuestionar algo en varios sitios a ver si encuentras algo. N. del T.] y terminaremos con una mezcla de objetos de origen natural y humano. 

Pero incluso si solo obtenemos datos de alta calidad de un único objeto que demuestre algo más, como un origen tecnológico extraterrestre, estaríamos ante el descubrimiento más importante de la historia de la humanidad». 

Un día después, recibí un correo electrónico del equipo directivo de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA explicando que no había sido seleccionado para formar parte de este estudio porque representa una revisión no partidista que se llevará a cabo de acuerdo con los principios de la Ley del Comité Asesor Federal (FACA en sus siglas en inglés). 

En otras palabras, mi papel en la dirección del Proyecto Galileo constituiría un aparente conflicto de intereses. Ser fiel a las palabras de mi documento guía original tras no obtener respuesta de la NASA, me llevó a establecer un nuevo proyecto científico sobre los UAP, pero ahora me impide contribuir directamente al ejercicio de planificación de la NASA sobre exactamente el mismo campo de investigación. 

No hay mal que por bien no venga, ya que el Proyecto Galileo no tiene actualmente ningún vínculo con el gobierno. En el futuro, el proyecto podrá solicitar fondos de cualquier tipo a medida que vayan estando disponibles.

El Observatorio del Harvard College en 1899.

En agradecimiento al correo electrónico explicativo de la NASA, mencioné que estaré encantado de hacer cualquier aportación que pueda ayudar al estudio de la NASA, ya que comparte el ADN intelectual del Proyecto Galileo. 

Las agencias gubernamentales y el mundo académico deberían colaborar en la recopilación de nuevas evidencias que amplíen nuestros conocimientos sobre los UAP. Es posible que para cuando el estudio de la NASA complete sus nueve meses de gestación y dé a luz a su ‘bebé’ independiente, el Proyecto Galileo descubra evidencias que cambien la naturaleza del dictamen de la NASA. 

En la actualidad, el Proyecto Galileo está montando su primer sistema de telescopios en el tejado del Observatorio del Harvard College, planificando una expedición para recuperar fragmentos del primer meteorito interestelar, estudiando los datos de los satélites sobre los UAP y diseñando una misión espacial para encontrarse con el próximo objeto interestelar anómalo (similar a `Oumuamua)

Antes del anuncio de la NASA, era práctica común entre los científicos ridiculizar el estudio científico de los UAP. La ridiculización fue sorprendentemente intensa y pública dentro de la comunidad SETI [instituto dedicado a la búsqueda de inteligencia extraterrestre] tradicional, con una excepción: Seth Shostak, que se unió al Proyecto Galileo tras publicar un valiente artículo de apoyo en Scientific American. 

Tal vez se pueda encontrar esperanza en la historia del congresista que hacía declaraciones contra los gais hasta que confesó que era gay. Las únicas personas que nos parecen ‘normales’ son las que no conocemos bien. La apertura de mente se aplica también a la investigación científica. Debemos explorar lo desconocido buscando pruebas de forma agnóstica y no presuponiendo lo que podemos encontrar. Afortunadamente, ahora sabemos que tanto el Proyecto Galileo como la NASA están de acuerdo en seguir este principio.

Imagen de portada: ‘Oumuamua podría ser el primer objeto observado que pertenece a otra civilización. (Reuters)

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por Avi Loeb. 

Avi Loeb es jefe del Proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller “Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth”. 16 de junio 2022.

Sociedad/Ciencia/Universo/Objetos interestelares.

Información desclasificada revela la explosión de un objeto interestelar en el cielo en 2014.

  • La bola de fuego fue captada en los cielos de Papúa Nueva Guinea.

Una bola de fuego que ardió en los cielos de Papúa Nueva Guinea en 2014 era en realidad un objeto de movimiento rápido de otro sistema estelar, según un memorando reciente publicado por el Comando Espacial de Estados Unidos.

El objeto, un pequeño meteorito que mide solo 1,5 pies de ancho, se estrelló contra la atmósfera de la Tierra el 8 de enero de 2014, después de viajar por el espacio a más de 210.000 km/h, una velocidad que supera con creces la velocidad promedio de meteoros que orbitan dentro del sistema solar, según un estudio de 2019 del objeto publicado en la base de datos de preimpresión arXiv.

Ese estudio de 2019 argumentó que la velocidad del pequeño meteoro, junto con la trayectoria de su órbita, demostró con un 99% de certeza que el objeto se había originado mucho más allá de nuestro Sistema Solar, posiblemente «desde el interior profundo de un sistema planetario o una estrella en el grueso disco de la galaxia Vía Láctea», escribieron los autores.

Información clasificada

Pero a pesar de su casi certeza, el artículo del equipo nunca fue revisado por pares ni publicado en una revista científica, ya que algunos de los datos necesarios para verificar sus cálculos fueron considerados clasificados por el gobierno de EE UU.

Ahora, los científicos de la USSC han confirmado oficialmente los hallazgos del equipo. En un memorando fechado el 1 de marzo y compartido en Twitter el 6 de abril, el teniente general John E. Shaw, subcomandante del USSC, escribió que el análisis de la bola de fuego de 2019 fue «suficientemente preciso para confirmar una trayectoria interestelar».

Esta confirmación hace retroactivamente que el meteorito de 2014 sea el primer objeto interestelar jamás detectado en nuestro sistema solar, agrega el memorando.

La detección del objeto es anterior al descubrimiento de Oumama, un objeto con forma de cigarro que también se mueve demasiado rápido para haberse originado en nuestro Sistema Solar, por tres años, según el memorando de la USSC.

Amir Siraj, astrofísico teórico de la Universidad de Harvard y autor principal del artículo de 2019, dijo que todavía tiene la intención de publicar el estudio original, para que la comunidad científica pueda continuar donde él y sus colegas lo dejaron. 

Debido a que el meteorito se encendió sobre el océano Pacífico Sur, es posible que fragmentos del objeto hayan aterrizado en el agua y desde entonces hayan anidado en el lecho marino, agregó.

Si bien localizar estos restos de escombros interestelares puede ser una tarea casi imposible, Siraj dijo que ya está consultando con expertos sobre la posibilidad de montar una expedición para recuperarlos.

«La posibilidad de obtener la primera pieza de material interestelar es lo suficientemente emocionante como para verificar esto muy a fondo y hablar con todos los expertos mundiales en expediciones oceánicas para recuperar meteoritos», dijo Siraj.

Imagen de portada: Un destello en el cielo.EFE

FUENTE RESPONSABLE: 20 Minutos. Ciencia.

Sociedad/Ciencia/Astronomía/Objetos interestelares/Investigación

La expedición submarina para encontrar el primer objeto interestelar jamás detectado.

EN LA COSTA DE PAPÚA NUEVA GUINEA

En su primer artículo en Novaceno, el prestigioso físico Avi Loeb nos habla sobre la primera expedición para recuperar trozos del primer objeto interestelar detectado en la Tierra.

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En diciembre de 1926, Albert Einstein escribió la famosa carta al físico Max Born en la que argumentaba que Dios no juega a los dados. 

La carta se refería a la naturaleza probabilística de la mecánica cuántica, pero también puede interpretarse de manera más amplia como que la naturaleza no toma decisiones al azar. 

De hecho, el deber de un científico es dar sentido a las decisiones de la naturaleza. De otra forma, la realidad parece aleatoria para aquellos que no la entienden. El tiempo se percibía así antes de que los datos de los satélites y de sensores terrestres permitieran a la ciencia moderna realizar previsiones meteorológicas con una semana de antelación. 

La revelación fundamental que hemos aprendido como civilización científica avanzada es que debemos guiarnos por la evidencia y no por los prejuicios. El abanico de posibilidades, tal y como suele imaginarse en las matemáticas o en las historias de ciencia ficción, es mucho mayor y a veces no coincide con lo que realmente pasa en la naturaleza. 

La pregunta es si un meteoro interestelar puede tener un origen inequívocamente artificial El 6 de abril de 2022, el Comando Espacial de los EEUU tuiteó una carta formal a la NASA confirmando que el meteoro del catálogo CNEOS que mi estudiante Amir Siraj y yo identificamos en 2019 como originario de fuera del sistema solar basado en su alta velocidad, es efectivamente interestelar. 

La detección del meteoro el 8 de enero de 2014 fue anterior a la del primer objeto interestelar conocido —el Oumuamua— por un margen de casi cuatro años y debería ser reconocido como el primer objeto masivo interestelar jamás descubierto. 

El estudio del meteoro fue inicialmente puesto en duda porque las incertidumbres en las mediciones de su velocidad eran secretas. La publicación de la carta de confirmación es un momento decisivo en el que el Gobierno ayuda al progreso científico confirmando el origen interestelar de este meteoro conocido como CNEOS-2014-01-08 con una confianza del 99,999%.

'Oumuamua puede tener un origen artificial. Ahora, la arqueología tecnológica busca evidencia de 'reliquias' de civilizaciones avanzadas en la Tierra y nuestro sistema solar.

‘Oumuamua puede tener un origen artificial. Ahora, la arqueología tecnológica busca evidencia de ‘reliquias’ de civilizaciones avanzadas en la Tierra y nuestro sistema solar.

El descubrimiento de un meteorito interestelar es el heraldo de una nueva frontera de la investigación, en la que la Tierra sirve como una red de pesca para objetos interestelares masivos. Al encontrarse con la Tierra y rozar su atmósfera, un objeto interestelar se quema en una brillante bola de fuego.

Esta bola de fuego es detectable por los sensores en satélites o en la superficie, incluso en el caso de objetos interestelares relativamente pequeños, como el CNEOS-2014-01-08, que tenía un tamaño de aproximadamente un metro y creó una bola de fuego con una fracción de la energía de la bomba de Hiroshima. 

Su tamaño es cien veces menor que el de Oumuamua, que fue descubierto por el telescopio Pan STARRS a través de su reflejo de la luz solar. Este método de detección alternativo permite a los telescopios existentes descubrir únicamente objetos mayores que un campo de fútbol, dentro de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Debería haber un millón de objetos tan pequeños como CNEOS-2014-01-08 dentro de ese volumen por cada objeto del tamaño de Oumuamua, pero solo una pequeña fracción de ellos se observan como meteoros debido al pequeño tamaño de nuestra «red de pesca», la Tierra. 

La situación es análoga a la de encontrar muchos más peces pequeños que ballenas en el océano. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los meteoros se originan en el sistema solar, pero los de origen interestelar pueden ser señalados por sus altas velocidades.

Osiris-REx sobre Bennu.

Osiris-REx sobre Bennu.

El descubrimiento de meteoros interestelares es muy importante desde otra perspectiva. Uno puede imaginarse una misión de mil millones de dólares para aterrizar en un objeto interestelar como Oumuamua y devolver una muestra del mismo a la Tierra, similar a la misión Osiris-REx, que aterrizó en el asteroide Bennu y nos traerá material del mismo en septiembre de 2023.

Pero, con un coste 10.000 veces menor, se podrían recoger fragmentos de un meteorito interestelar caído en la Tierra para estudiarlos en nuestros laboratorios. Fragmentos del CNEOS-2014–01–08 aterrizaron en el fondo marino cerca de Papúa Nueva Guinea y es posible recogerlos con un imán. 

Una vez capturados, podremos poner nuestra manos sobre trozos de materia interestelar y examinar su composición y naturaleza. El océano en ese lugar tiene un par de kilómetros de profundidad y la región de impacto es incierta hasta 10 kilómetros. Sin embargo, una expedición para explorar esta región en busca de fragmentos de meteoritos es factible y actualmente estamos diseñandola.

Avi Loeb.

La pregunta fundamental es si algún meteoro interestelar podrían tener una composición que indique un origen inequívocamente artificial. 

Mejor aún, quizás algunos componentes tecnológicos podrían sobrevivir al impacto. Mi sueño es pulsar algunos botones de un equipo funcional fabricado fuera de la Tierra. 

Esto da un nuevo significado al término ‘expedición de pesca’; en este caso, de equipos extraterrestres [en inglés, ‘fishing expedition’ tiene doble significado, literalmente es expedición de pesca y figurativamente es buscar al azar a ver si cae algo. N. del T.] 

En febrero de 1954, solo 14 meses antes de morir, Einstein escribió una carta al físico David Bohm, en la que afirmaba: «Si Dios creó el mundo, su principal preocupación no fue ciertamente facilitarnos su comprensión». Me pregunto si nuestra expedición a Papúa Nueva Guinea podría sustituir la palabra ‘Dios’ en las declaraciones de Einstein por el término ‘una civilización científica avanzada’.

Imagen de portada: Un meteorito quemándose en la atmósfera, visto desde el desierto de Néguev. (Reuters/Amir Cohen).

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por Avi Loeb. Abril 2022.

Avi Loeb es jefe del Proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller “Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth”.

Tecnología/Novaceno/Ciencia/Objetos interestelares.