Científicos filman el primer vídeo que revela los restos del Titanic en resolución 8K.

Cientos de historias se hundieron la gélida noche del 14 de abril de 1912 en las heladas aguas del Atlántico Norte, muy cerca a las costas de Terranova, Estados Unidos. 

Todas esas vidas partían tan sólo 4 días desde el puerto inglés de Southampton en el transatlántico británico RMS Titanic, el cual se hundió en su viaje inaugural por el Atlántico tras chocar con un iceberg.

Más de 110 años después, el barco apodado «el insumergible» sigue fascinando a historiadores y arqueólogos. Y recientemente, ha sido la empresa de inmersiones OceanGate Expeditions la que ha dado la sorpresa al desvelar el vídeo de mayor calidad del pecio jamás filmado.

video titanic 8k oceangate expeditions 1

La empresa, especializada en la exploración submarina, se propuso descubrir los restos del barco varado a 3.821 metros de profundidad en el océano Atlántico Norte.

Los equipos se embarcaron en un minisubmarino llamado Titán, equipado con sus mejores cámaras para realizar un impactante vídeo del Titanic en una resolución 8K, las imágenes más precisas que existen actualmente. En sólo un minuto, podemos ver la proa oxidada y desintegrada, una placa conmemorativa, parte del casco delantero y la bodega de carga.

video titanic 8k oceangate expeditions 2
video titanic 8k oceangate expeditions 3

Esta reciente inmersión podría proporcionar una valiosa ayuda a los historiadores que no pueden estudiar el barco todo lo que desearían in situ debido a su profunda ubicación. El vídeo habría revelado nuevos detalles, como el nombre del fabricante del barco, Noah Hingley & Sons Ltd, en el ancla, y el avanzado estado de descomposición del pecio, que acabará desapareciendo.

«Estamos asombrados por la diversidad y densidad de esponjas, corales de bambú, otros corales de agua fría, langostas rechonchas y peces que prosperan a 2900 metros de profundidad en el Océano Atlántico Norte», ha asegurado, Steve W. Ross, científico jefe de OceanGate Expeditions.

Las exploraciones del Titanic se retomarán durante el año 2023 e incluso está vendiendo billetes al público por la elevada suma de 253.213 euros. 

video titanic 8k oceangate expeditions 4
video titanic 8k oceangate expeditions 5
video titanic 8k oceangate expeditions 7

Primer vídeo en 8K del Titanic, filmado por OceanGate Expeditions

First 8K Video of the RMS Titanic

Imagen de portada: Titanic (Ocean Gate Expeditions)

FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. Por Carlota Solarat. 8 de noviembre 2022.

Sociedad y Cultura/Historia/Titanic/Océano/Vídeo.

 

Benjamín Riquelme materializa en imágenes su pasión por el mar.

El mar ha inspirado las musas de millones de artistas que lo han convertido en el objeto de sus obras. Ya sean pinturas, esculturas, películas, fotografías o poesías, el mar inspira los sueños y los pensamientos de gente como Benjamín Riquelme.

Benjamín Riquelme es fotógrafo y video productor, aunque confiesa que, en su perfil de Instagram, por generar conversación y crear empatía en una gran audiencia, la mayoría de su creación gira en torno al agua.

 

Este artista de Ciudad Real reside en Menorca, es autodidacta en el mundo de la fotografía y del vídeo desde hace 10 años aproximadamente y ha convertido su amor por el mar en su profesión. 

Animal terrestre, dice pasarse el verano en su verdadero medio: el agua. Fotografía a turistas anónimos que quieren un buen recuerdo en la isla y a turistas vitales del mundo del espectáculo. Actores y actrices como David Mora (Kiki), Albert Baró (Merlí) o Itziar Castro (Vis a Vis) han sido capturadas por su lente.

De su trabajo fotográfico destacan las imágenes subacuáticas en las que demuestra su destreza para inmortalizar a su modelos rodeados por la luz, la textura y las formas del fondo marino.

 

 

Respecto a su trabajo audiovisual, ha realizado una serie de cortometrajes protagonizados por el actor y guionista David Mora y, lógicamente, el mar. El plástico no es la polla se viralizó, llegando a acumular más de 70 millones de visualizaciones en redes.

 

 El cortometraje de Benjamín Riquelme El plástico no es la polla.

Pincha el siguiente link para ver el vídeo;

EL PLÁSTICO NO ES LA POLLA

Riquelme conciencia con su trabajo como director y deleita con su trabajo como fotógrafo aunque sus perspectivas se retroalimentan en ambas áreas. Bucear en un trabajo que invita justo a eso, a sumergirnos y formar una comunión sana y eterna en y con el mar.

Imagen de portada: De Benjamín Riquelme: Instagram

FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. Por Walter Ego. 23 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Océanos/Naturaleza/Fotografía silvestre. 

Trevor Pottelberg se adentra en la furia del mar para capturar dramáticas fotografías.

Merece la pena contemplar el mar en todos sus estados, verlo en su absoluta calma o en su furia más descontrolada. Es en esos arrebatos de ira que se materializan en olas y formas arrebatadoras, donde el agua puede mostrarse más bella y más dramática que nunca.

El fotógrafo Trevor Pottelberg, atraído por el lado oscuro de las mareas y su rebeldía, se adentra en el océano para tomar estas impactantes capturas.

trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 1

Con sede en Ontario, Trevor se especializa en paisajes, vida silvestre y astrofotografías, pero está particularmente enamorado de las olas. Su ubicación cerca del lago Erie, hace que le resulte fácil desplazarse cada vez que se entera de que habrá una tormenta inminente, ya que sabe que se encontrará en una aventura que lo llevará a desarrollar su creatividad y a agudizar su ojo.

Para tomar estas fotos, Pottelberg se ha enfrentado a vientos de hasta 96 kilómetros por hora. Se atrinchera y desafía a los elementos para tener la oportunidad de capturar el poder y la belleza de las enormes olas que emergen del lago.

trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 2
trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 3
trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 4

“Cuanto más intensa es la tormenta, más emocionado estoy de salir y capturar nuevas obras de arte”. “La mayoría de las personas buscan refugio durante estos temporales, pero yo aprovecho la oportunidad de exponerme a estas tormentas de frente”.

En el transcurso de diferentes tormentas, Pottelberg ha logrado capturar las olas en diferentes momentos del día, incluida la puesta de sol. En estos casos, el cielo anaranjado ardiente proporciona un contraste fascinante con el azul helado.

trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 5

Estas imágenes crean una interesante yuxtaposición con otras instantáneas, donde el cielo adquiere un amenazante de tono azul profundo. Pottelberg reconoce el riesgo de tomar estas fotos, ya que sufre de ansiedad y estrés debido a su obsesión por las tormentas, pero para él vale la pena anteponer la belleza de la naturaleza a todo lo demás.

“El mayor cumplido para mí es cuando la gente ve mi trabajo y me agradece el soportar los elementos para poder presenciar la furia de la madre naturaleza desde la seguridad de su propio hogar”.

trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 6
trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 7
trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 8
trevor pottelberg mar oceano naturlaeza fotografia silvestre 9

Imagen de portada: Gentileza de Trevor Pottelberg: Instagram

FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. 18 de octubre 2022. Por Walter Ego

Sociedad y Cultura/Fotografia silvestre/Océanos/Naturaleza 

 

 

 

El glaciar del fin del mundo en la Antártida está al límite y podría elevar el nivel del mar.

Los investigadores encontraron la manera de calcular su pérdida total y las cuencas de hielo circundantes. El derretimiento de masa helada impactará sobre el nivel del océano.

La pérdida de hielo de la segunda corriente de hielo marino más grande de la Antártida occidental, conocido como el «glaciar del fin del mundo», es actualmente una gran incertidumbre para las futuras proyecciones del nivel del mar.

Su lecho se profundiza río arriba a más de 2 km. por debajo de la superficie y el agua cálida, densa y profunda entrega calor al hielo actual, derritiendo sus plataformas de hielo desde abajo. Juntas, estas condiciones hacen que el glaciar sea susceptible de una retirada descontrolada.

Según la Fundación Marambio, un nuevo estudio descubrió que la tasa alarmante a la que se está derritiendo el enorme glaciar, del tamaño del estado de Florida en los Estados Unidos, se puede predecir utilizando una combinación de modelos informáticos y datos físicos.

El estudio recientemente, publicado en la revista científica Nature, mapeó un área crítica del fondo del océano frente al glaciar para determinar cuánto se ha descongelado en el pasado.

Ya se sabe que se está descongelando rápido, pero no se sabe con precisión qué tan velozmente se derretirá o cuánto hielo caerá al océano.

Se estima que la pérdida total del glaciar y las cuencas de hielo circundantes elevaría el nivel del mar de 1 a 3 metros.

En el estudio, los investigadores capturaron imágenes de características geológicas que aún no se sabía que existían, lo que permitió la proyección de cambios futuros en el glaciar.

«Las imágenes que recopilamos nos brindan información vital sobre los procesos que ocurren en la unión crítica entre el glaciar y el océano en la actualidad», señaló Anna Wåhlin, oceanógrafa física de la Universidad de Gotemburgo que operó Rán, el robot que utilizaron los científicos para su investigación.

Según el estudio, la velocidad a la que se derrite el glaciar Thwaites, es una gran incertidumbre. Las imágenes tomadas por los investigadores incluyen 160 crestas paralelas que se formaron cuando el borde del glaciar subía y bajaba con las mareas.

¿Qué sucederá si el glaciar del fin del mundo se derrite?

Para documentar cuánto retrocedió el glaciar en el pasado, los investigadores analizaron estas formaciones a 700 metros bajo el agua, utilizando modelos informáticos para predecir los ciclos de las mareas.

Descubrieron que se había formado una cresta por día y además, encontraron que en un momento de los últimos 200 años, durante un período de menos de seis meses, el borde del glaciar retrocedió más de 2,1 km por año, dos veces más rápido que la tasa registrada por los satélites entre 2011 y 2019.

Para capturar las imágenes y los datos de apoyo, los investigadores utilizaron un vehículo robótico equipado con sensores. El robot, llamado Rán, cartografió un área del lecho marino frente al glaciar que mide aproximadamente el tamaño de Houston, Texas, lo que permitió a los científicos acceder al glaciar por primera vez.

Este fue un estudio pionero del fondo del océano, hecho posible gracias a los avances tecnológicos recientes en el mapeo oceánico autónomo.

Los investigadores suponen que sus resultados sugieren que se han producido pulsos sostenidos de retroceso muy rápido en el glaciar Thwaites en los últimos dos siglos.

Es probable que se produzcan pulsos de retirada rápidos similares en un futuro próximo cuando la zona expuesta migre hacia atrás y se estabilice en los puntos altos del lecho marino.

«El Thwaites se mantiene hoy realmente con las uñas y deberíamos esperar ver grandes cambios en pequeñas escalas de tiempo en el futuro -incluso de un año a otro- una vez que el glaciar retroceda más allá de una cresta poco profunda en su lecho», según Robert Larter, del British Antarctic Survey, también autor del estudio.

Aunque quedan muchos interrogantes, sí hay una cosa segura y es que antes los científicos pensaban que las capas de hielo de la Antártida eran perezosas y de respuesta lenta, pero eso simplemente no es cierto, pues solo una pequeña patada a Thwaites podría provocar una gran respuesta».

Las murallas que protegen la Antártida del deshielo, a punto del colapso

Evitar su desaparición depende de nuestra capacidad de reducir las emisiones de gases invernadero antropogénicas y de mantener el el calentamiento global por debajo de los 2°C.

La península antártica, situada en la Antártida Occidental frente a Sudamérica, es hoy una de las zonas del mundo más afectadas por el calentamiento global. Casi el 75% de sus plataformas de hielo (extensiones flotantes del casquete de hielo antártico que se distribuyen hacia el mar) han retrocedido durante los últimos 50 años.

Un ejemplo de este dramático retroceso es el reciente colapso de la plataforma Larsen C de la barrera de hielo Larsen. Situada en el margen este de la península, ha perdido alrededor del 10% de su superficie total (de unos 6000 km²) durante los últimos 10 años, lo que equivale a 100 veces la superficie de Manhattan, 55 veces la de París y 10 veces la de Madrid.

Mientras que las causas del retroceso han sido atribuidas principalmente al calentamiento atmosférico –que ha alcanzado los 3°C desde los años 60 en este área–, el papel del océano ha sido poco investigado, pese a una creciente evidencia de su considerable efecto en el deshielo de diferentes sectores de la Antártida.

Las plataformas de hielo que rodean el continente antártico actúan como contrafuerte natural para las corrientes de hielo continental.

Su desintegración favorece la aceleración de las corrientes de hielo, su erosión por el efecto del océano y, por lo tanto, la subida del nivel del mar.

A pesar de su inmenso tamaño, llegando a tener varios centenares de metros en altura y una extensión de más de cien kilómetros, son extremadamente sensibles al cambio climático actual, como demuestran numerosos estudios.

Fuente: Con información de la Fundación Marambio. Antártida Argentina.

Imagen de portada: Glaciar del fin del mundo.

FUENTE RESPONSABLE: El Sol. Argentina. 1 de octubre 2022.

Sociedad/Cambio climático/Ciencia/Derretimiento/Océanos.

Visión en túnel

Cada año, de agosto a principios de octubre, los meros goliat del Atlántico -Epinephelus itajara- se reúnen frente a la costa este de Florida para desovar. 

En las noches oscuras, cuando la luna es nueva, los machos producen sonidos de baja frecuencia al contraer sus vejigas natatorias, llamando a otros meros a congregarse alrededor de naufragios o arrecifes rocosos. Hace cincuenta años, más de 100 peces podrían responder a la llamada. Pero en 1990 la especie había sido pescadas casi hasta la extinción, y las congregaciones de apareamiento a menudo se reducían a solo un puñado de peces. 

Ese año, los meros goliat fueron protegidos bajo prohibiciones de pesca federales y estatales, y la población comenzó a recuperarse lentamente. Si bien las congregaciones de apareamiento de Florida aún no han alcanzado los números que los pescadores locales recuerdan de la década de 1970, ahora es común ver de 20 a 40 meros juntos durante la temporada de reproducción.

El fotógrafo y ecologista de arrecifes de coral Tom Shlesinger ha sido testigo de este espectáculo muchas veces en los últimos años, pero nunca ha renunciado a nadar con estos gentiles gigantes de 350 kilogramos. 

Durante una inmersión en septiembre pasado, observó, cautivado, cómo un gran macho nadaba tranquilamente a través de un enorme cardumen de pequeños peces de la especie Decapterus punctatus. «Parecía que estaba nadando a través de un túnel de peces», recuerda Shlesinger, «e inmediatamente supe que este era el momento perfecto para capturar una perspectiva única». 

Shlesinger apreció la experiencia, en parte porque sabe que la especie está una vez más en peligro. En marzo, a pesar de la fuerte oposición de los científicos que estudian la especie, la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida votó para reabrir la pesca recreativa para los meros goliat a partir de 2023. 

Bajo el nuevo plan, se venderán hasta 200 permisos cada año por un valor de entre 150 y 500 dólares, cada uno de los cuales permitirá la pesca de un mero adulto. Los expertos en meros Goliat, Felicia Coleman y Chris Koenig de la Universidad Estatal de Florida han redactado una larga lista de razones sobre porqué la decisión es desacertada, entre las cuales destaca que la población no es actualmente tan estable como cabría esperar.

Si bien el número de meros juveniles ha aumentado en los últimos años, el número de adultos reproductores en realidad ha disminuido, probablemente debido a la caza furtiva y la degradación del hábitat. 

Además, desde una perspectiva económica, los meros goliat valen mucho más vivos que muertos. A medida que las congregaciones de apareamiento han crecido, un próspero negocio de ecoturismo ha surgido a su alrededor, generando ingresos que superan con creces el precio de los permisos de pesca. Además, los meros goliat se alimentan de especies que de otro modo comerían langostas juveniles; las poblaciones sanas de peces se han relacionado con cosechas de langosta más robustas. «Abrir la pesquería para esta especie icónica en las circunstancias actuales parece bastante miope», lamenta Shlesinger. 

Sin embargo, hay esperanza en lo que los científicos han aprendido desde 1990: que si se adoptan medidas para proteger a la especie, esta es capaz de recuperarse.

Imagen de portada: Epinephelus itajara- Por Tom Shlesinger / Big Picture Natural World Photography Competition 2022

Esta imagen fue publicada originalmente en bioGraphic, una revista independiente sobre naturaleza y conservación impulsada por la Academia de las Ciencias de California y socio del concurso de fotografía BigPicture: Natural World.

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Héctor Rodriguez. 2 de septiembre 2022.

Océanos/Biodiversidad/Peces.

Hallan nueva especie de pájaro que vive «en medio del océano» y que desconcierta a los científicos.

Un grupo de investigadores descubrió al rayadito subantártico, un pequeño pajarito que vive en las Islas Diego Ramírez, un inhóspito lugar ubicado a unos 100 kilómetros al sur del Cabo de Hornos en donde no hay árboles.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea donde se encuentra escrito en “azul”.

En un pastizal escaso y azotado por el gélido viento extremo de una de las zonas más australes del planeta vive un diminuto pájaro cuya tranquila vida ha sorprendido a los científicos, y ha demostrado la importancia de estudiar lugares tan remotos como estos.

En las Islas Diego Ramírez, a 100 kilómetros del sur del Cabo de Hornos chileno, un grupo de científicos ha identificado al rayadito subantártico (Aphrastura subantarctica), un pájaro marrón de 16 gramos con rayas negras y amarillas, y un gran pico, según detalla un estudio publicado recientemente por la revista Nature.

Un ave que logró sobrevivir «en medio del océano»

El descubrimiento ha dejado desconcertados a los científicos, ya que el rayadito subantártico, que se parece a otra especie que habita en los bosques del sur de la Patagonia y anida en las cavidades de los troncos, fue encontrado «viviendo en un lugar sin árboles».

«Aquí no hay arbustos ni especies arbóreas. Literalmente, en medio del océano, un ave forestal ha logrado sobrevivir», exclamó uno de los autores principales Ricardo Rozzi, académico de la Universidad de Magallanes de Chile y director del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC).

mauricio alvarez a

@arbalbel

Feliz de ver en tantos medios nacionales e internacionales la publicación de investigadores del CHIC, con ilustraciones mías, de la nueva subespecie de Rayadito Subantártico (Aphrastura subantarctica) del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake, Cabo de Hornos.

Imagen
Imagen

Imagen

Imagen

8:44 p. m. · 29 ago. 2022·Twitter for iPhone

El hallazgo es el fruto de un arduo trabajo de una investigación de seis años en la que el diminuto pájaro se convirtió en una «obsesión» para los investigadores, agregó Rozzi.

Se confirmó que es una especie diferente

Rodrigo Vásquez, biólogo de la Universidad de Chile y coautor, dijo que los estudios genéticos confirmaron que la especie recién descubierta «difiere en una mutación del resto de las especies del rayadito clásico», además de poseer otras diferencias de forma y comportamiento.

Los investigadores dijeron que habían capturado y medido 13 ejemplares en la isla: «Las aves de la población de Diego Ramírez eran significativamente más pesadas y más grandes (con un pico más largo y ancho y tarsos más largos), pero tenían una cola mucho más corta», describieron los expertos.

Para Rozzi, la especie podría convertirse en «un símbolo que contribuirá al conocimiento» de las poco conocidas Islas Diego Ramírez.

Imagen de portada: Rayadito subantártico.

FUENTE RESPONSABLE: Bioguia. 31 de agosto 2022.

Aves/Ciencia/Océanos/Naturaleza

 

Así es la zona crepuscular del océano: la región más oscura de los mares que rebosa en especies multicolor.

La zona crepuscular oceánica se encuentra a 1,000 metros de profundidad en el mar. Ahí, donde ni siquiera la luz del Sol alcanza a llegar.

A la zona crepuscular oceánica no llega la luz del Sol. Está tan por debajo de la superficie en los mares, que la vida transcurre completamente a oscuras.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea donde se encuentra escrito en “azul”.

Por ello, un ecosistema que parece traído de otro mundo se desarrolla mayormente en silencio. Animales con luces integradas. Peces ciegos con fauces que parecen desproporcionadas a su tamaño. Especies minúsculas que integran un ecosistema microscópico. Todos ellos integran este reino de sombras.

Aunque parezca completamente ajena a la vida sobre la superficie, la zona crepuscular oceánica es fundamental para regular la temperatura del planeta, explica Woods Hole Oceanographic Institution. A pesar de encontrarse a tantos metros por debajo de las olas, actualmente está en riesgo a causa de la crisis climática global. Éstas podrían ser las consecuencias.

¿Dónde está la zona crepuscular oceánica?

Value Beyond View: The Ocean Twilight Zone

La zona crepuscular oceánica se encuentra de 200 a 1,000 metros por debajo de la superficie. Por esta razón, la luz no llega a penetrar esta región del mar. Conocida también como zona mesopelágica, ha desarrollado su propia bioquímica y ecosistemas, como si se tratara de una biosfera completamente diferente a la que se encuentra bajo la influencia del Sol.

En las profundidades del mar, se almacenan entre 2 y 6 mil millones de toneladas de carbon al año. Comparativamente, asegura Woods Hole Oceanographic Institution, esta cantidad es «6 veces la magnitud de emisiones que producen los coches en todo el mundo». Por ello, según los registros de la institución, la zona crepuscular oceánica se entiende como una cápsula de gases de efecto invernadero.

Un calamar de cristal juvenil. Crédito: Institución Oceanográfica Woods Hole / Paul Caiger

Además, esta región en los océanos contiene 10 veces más animales marinos que los que proliferan en la superficie. Por ello, también se puede entender como un banco de alimentos para otras especies que habitan los mares. A pesar de que contiene esta riqueza, y es uno de los ejes primordiales en la regulación de la temperatura global, se conoce muy poco sobre la zona crepuscular oceánica.

¿Qué organismos viven ahí?

La boca de cerda alargada (Sigmops elongatus) es abundante en la zona crepuscular de los océanos. Crédito: Institución Oceanográfica Woods Hole / Paul Caiger.

La zona crepuscular oceánica es mayormente un misterio para la ciencia contemporánea. Dada la profundidad a la que se encuentra, es difícil de estudiar porque alcanzarla puede ser muy costoso —y peligroso— para los investigadores. Y lo que es más: muchas de las especies son demasiado frágiles para aguantar otras condiciones ambientales.

Aún así, la vida florece entre las sombras del planeta, de acuerdo con el estudio publicado en Nature:

«[…] la zona es poco conocida, física, biogeoquímica y ecológicamente. Incluso la cantidad de organismos que viven allí sigue siendo un misterio, por no hablar de su diversidad y función», escriben los autores.

Además, «la zona crepuscular también está al tanto de la migración más grande de la Tierra«. Los científicos aseguran que una amplia variedad de «peces y zooplancton se mueven cientos de metros hacia la superficie cada noche para alimentarse«. Antes de que el Sol aparezca de nuevo, todos ellos se retiran a las sombras nuevamente. , antes de retirarse al amanecer.

Antes de que sea demasiado tarde

El alza en las temperaturas globales representa una amenaza para la zona crepuscular oceánica. Con la creciente celeridad con la que los océanos se calientan, las especies que habitan este espacio desprovisto de luz también podrían verse gravemente afectadas. Y con ellas, uno de los receptores principales de carbono en el planeta podría venirse abajo también.

«Lamentablemente», reconocen los autores del estudio, «es demasiado tarde para evitar un daño ambiental generalizado en estas regiones costeras. En cambio, los esfuerzos de investigación y las políticas locales deben apuntar a mitigar los peores efectos».

A pesar de que los efectos de la crisis climática global ya aquejan a quienes vivimos en la superficie,»la zona crepuscular es casi prístina«. Y lo que es más: es completamente irregular, por lo que no existe una legislación que la proteja. Por ello, enfatizan los científicos, «esto hace que sea de interés y responsabilidad común, y hace necesario un acuerdo global para gestionarlo».

Iniciativa Hope for Reefs de la Academia de Ciencias de California

Sobre la posibilidad de que los gobiernos del mundo empiecen a explotar los recursos disponibles ahí, los científicos no tienen preocupaciones. La zona crepuscular oceánica es todavía inaccesible con la tecnología que existe en la actualidad. Aunque parezca increíble, es más fácil mandar a multimillonarios como Jeff Bezos al espacio que investigar esta región de los mares.

Antes que sea demasiado tarde, los científicos están interesados en aprender más sobre la zona crepuscular oceánica. Tal vez, entre las sombras más profundas del planeta, encontremos las respuestas que necesitamos para mantener las temperaturas del planeta a raya —si la crisis climática global lo permite.

Imagen de portada: WOODS HOLE OCEANOGRAPHIC INSTITUTION

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 26 de agosto 2022.

Océanos/Biodiversidad/Conservación/Zona crepuscular oceánica/ Ecología 

 

 

 

Los tiburones están cada vez más cerca de las ciudades costeras.

 

A diferencia de los grandes depredadores terrestres, los marinos no evitan las zonas urbanas. Así lo ha demostrado una nueva investigación en la que han descubierto que los tiburones se acercan cada vez más a las ciudades atraídos por la actividad humana.

Si deseas profundizar esta entrada; cliquea por favor donde se encuentre escrito en “azul”. Muchas gracias.

Para algunos animales, como los gorriones o los mapaches, las ciudades no son ecosistemas ajenos,sino que han pasado a formar parte de su hábitat habitual. Su capacidad de adaptación a los entornos urbanos es tal que llegan a establecer vínculos muy estrechos, incluso de dependencia. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los gorriones o las palomas. 

Otras especies, como los coyotes, se adaptan sin problema a los entornos urbano, unos ecosistemas nuevos para ellos en los que poco a poco aprenden a desenvolverse cada vez mejor. Es el caso de los coyotes o los jabalíes, capaces de adaptar sus comportamientos- y hasta sus dietas- a los entornos urbanos. Un tercer grupo, en el que se encuentran los lobos, son especies muy sensibles a los estragos causados por el hombre, con lo que suelen evitar a toda costa el contacto con grandes ciudades.

Sin embargo, hasta la fecha los investigadores no tenían demasiada información sobre cómo reacciona la fauna marina ante el imparable auge de la urbanización costera. Ahora, un nuevo estudio dirigido por científicos de la Escuela Rosentiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami, ha arrojado nueva luz sobre este hecho a partir del análisis del comportamiento de tres especies de tiburones. Su conclusión no es nada esperanzadora: parece que los escualos se están acostumbrando cada vez más a nuestra presencia. Y eso es una mala noticia, tanto para nosotros como para ellos.

Gran tiburón blanco frente a la costa en Mossel Bay. Sudáfrica.

Gran tiburón blanco frente a la costa en Mossel Bay. Sudáfrica. Foto: Istock

Para realizar el experimento los investigadores siguieron los movimientos de tres especies de escualos (toro, la nodriza y el tiburón martillo), en aguas costeras cercanas a la ciudad de Miami. Esperaban que estas especies evitarán las zonas cercanas a la ciudad, pero los datos que recabaron les decían justamente lo contrario.

Los investigadores comprobaron que los tiburones no se inmutaban ante los sonidos y las luces urbanas.

«Nos sorprendió descubrir que los tiburones que rastreamos parecían no inmutarse ante los sonidos y las luces urbanas, a menudo cerca de la orilla, sin importar la hora del día», afirma Neil Hammerschlag, director del Programa de Investigación y Conservación de la Universidad de Miami y autor principal del estudio. En este sentido, los investigadores concluyeron que los comportamientos de los tiburones rastreados eran similares a los de las especies terrestres que pueden adaptarse a los entornos urbanos. Parecía que los tiburones no le hacían ascos a la actividad de las zonas costeras. Al revés, parecían interesados en las actividades humanas. Por ejemplo, se cree que acudían a las costas, atraídos, entre otras cuestiones, por el olor de las capturas descartadas por los pescadores cercanos al puerto.

La presencia de tiburones cerca de las costas podría tener consecuencias tanto para los escualos como para los humanos

El estudio, titulado Urban Sharks, Residency patterns of marine top predators in relation to a coastal metropolis, concluyó que la presencia de tiburones cerca de las costas podría tener consecuencias tanto para los escualos como para los humanos. 

«Al pasar tanto tiempo cerca de la costa, los tiburones corren el riesgo de exponerse a contaminantes tóxicos y a la pesca, lo que podría afectar a su salud y a sus tasas de supervivencia», dice Hammerschlag, quien alega asimismo que la presencia de escualos cerca de las urbes podrían traducirse en más encuentros con los humanos, y por consiguiente, en más accidentes o ataques. Futuras investigaciones ayudarán a arrojar nueva luz sobre el comportamiento de estos “tiburones urbanos”.

Imagen de portada: Adaptados a las costas

Grandes depredadores marinos como este tiburón martillo (en la foto), acuden cada vez con mayor frecuencia y pasan más tiempo cerca de las zonas urbanas, según un nuevo estudio. Esta conducta los expone en mayor medida a los efectos de la pesca y la contaminación.Foto: Istock

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Sergi Alcalde. Redactor de National Geographic España. Periodista de ciencia y medio ambiente. 8 de julio de 2022.

Sociedad/Medio ambiente/Océanos/Agua/Tiburones/Ciudades costeras

El cambio climático podría provocar una extinción masiva de los océanos.

Debido al cambio climático, la vida en los océanos se enfrenta a una pérdida masiva de biodiversidad que podría dar lugar a una gran extinción oceánica a nivel global que rivalizaría con las grandes extinciones pasadas del planeta Tierra.

La pérdida del hábitat aeróbico amenaza con la extinción de las especies oceánicas.

A medida que el océano se calienta desaparecerán diversas especies como estos dorados, los cuales requieren más oxígeno para satisfacer su demanda metabólica.

Si deseas profundizar sobre esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en azul. Muchas gracias.

La vida en la Tierra surgió en los océanos, o al menos esa es una de las hipótesis más aceptadas en la actualidad. 

Desde entonces, la biodiversidad en los océanos ha experimentado periodos de bonanza de la vida marina como el de la Floración Biogénica, y periodos de decadencia, como la Extinción Masiva del Devónico, un evento al que los científicos siguen tratando de ofrecer una explicación a día de hoy.

Sin embargo, mientras unos expertos intentan desentrañar el pasado de nuestros océanos, otros dirigen su mirada al futuro para tratar de averiguar que le espera a uno de los ecosistemas más importantes de nuestro planeta. La mala noticia es que, según puso de manifiesto recientemente un artículo publicado de la revista Science bajo el título «A stark future for ocean life«, la historia podría tender a repetirse de la peor manera posible. Y es que según este, la vida en los océanos de la Tierra podría enfrentar una extinción masiva, es decir, una pérdida de biodiversidad que podría rivalizar con las grandes extinciones pasadas del planeta, de no producirse un cambio en los patrones observados en el aumento de global de las temperaturas.

¿Cómo afectará el cambio climático a la biodiversidad de los océanos?

La liberación de grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera está cambiando el sistema climático de la Tierra de manera fundamental, amenazando a muchas de las especies que se encuentran en mayor riesgo de extinción. Y aunque los científicos llevan años estudiando este proceso, ponderar como el cambio climático está afectando a la biodiversidad de los océanos, por su dificultad, supone un desafío especial.

Además de los impactos humanos directos, incluida la destrucción del hábitat, la sobrepesca y la contaminación costera, las especies marinas están cada vez más amenazadas por el calentamiento de los océanos y el agotamiento del oxígeno. Y si bien los eventos de extinción masiva anteriores debido a los cambios ambientales globales han quedado bien ilustrados por el registro fósil, el futuro de la vida oceánica tal como la conocemos sigue siendo incierto.

Cronología de las 5 "Grandes Extinciones" en la historia del planeta Tierra

Cronología de las 5 «Grandes Extinciones» en la historia del planeta Tierra

Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan creciendo y acelerando, las extinciones de los océanos por el calentamiento global rivalizarían con las 5 grandes extinciones masivas del pasado de la Tierra.

Foto: J. Penn.

Para tratar de arrojar luz sobre el futuro de los océanos respecto al clima. los investigadores de la Universidad de Washington en Seattle y el departamento de geociencias de la Universidad de Princeton, Justin Penn y Curtis Deutsch, evaluaron el riesgo de extinción de las especies marinas en diferentes escenarios de calentamiento climático. Lo hicieron gracias a un modelo que sopesó los limites fisiológicos de una especie con respecto a las condiciones de temperatura y oxigeno.

Los autores encontraron que según los modelos actuales del aumento de la temperatura global es probable que los ecosistemas marinos de todo el planeta experimenten extinciones masivas que podrían rivalizar en tamaño y gravedad con la extinción del final del Pérmico. Esta extinción masiva tuvo lugar aproximadamente hace 250 millones de años, fue conocida como la “Gran Mortandad”, y condujo a la desaparición de más de dos tercios de los animales marinos.

Migraciones por culpa del cambio climático

Según Penn y Deutsch se espera que los océanos tropicales pierdan la mayoría de sus especies debido al cambio climático. También que es probable que muchas de estas migren hacia latitudes más altas y condiciones más favorables para sobrevivir, algo parecido a lo que ya esta sucediendo con algunas poblaciones de pingüinos juanito, las cuales en sus migraciones hacia el sur, están desplazando a otras especies de sus hábitats.

Lo autores advierten del mismo modo que es probable que las especies polares se extingan a nivel mundial, ya que sus hábitats desaparecerán por completo del planeta. Sin embargo, también existe lugar para el optimismo, ya que el estudio sugiere que reducir o emisiones de gases de efecto invernadero podría mitigar los riesgos de extinción hasta en un 70%.

Imagen de portada: Evan Davis

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Héctor Rodriguez. Periodista especializado en ciencia y naturaleza. 28 de junio 2022.

Cambio climático/Biodiversidad/Océanos/Calentamiento Global/ Actualidad

 

 

Detectan plastificantes en sardinas, anchoas y merluzas del Mediterráneo.

Un equipo de investigadores españoles ha encontrado un alta concentración de plastificante en más de 55 muestras de sardinas, anchoas y merluzas pescadas en distintos puntos de la costa mediterránea, desde Alicante hasta Girona. Aunque los niveles encontrados no suponen ningún riesgo para la salud humana, la presencia de estos compuestos tóxicos podrían ser un indicador de la alta exposición a la que estamos sometidos en nuestra vida diaria.

Si deseas conocer mas sobre este tema; cliquea por favor donde se encuentra escrito en “negrita”. Muchas gracias.  

Casi siempre que hablamos de toxinas en el consumo de pescado nos referimos al mercurio, un componente nocivo que se va acumulando con el paso del tiempo y que afecta especialmente a las especies más grandes y voraces -como el atún o el emperador-. Sin embargo, el pescado que ingerimos diariamente también alberga otras toxinas que a menudo pasan más desapercibidas: los plásticos. 

Ya sean fragmentos grandes, en forma de microplásticos (aquellas piezas de menos de 5 milímetros) o compuestos químicos invisibles que acaban en el organismo de las especies marinas. 

Entre estos se encuentran los organofosforados, una familia de sustancias ampliamente utilizadas en la industria (por ejemplo, en la fabricación de muebles o productos textiles), de los que se sabe que afectan al sistema reproductor, son perjudiciales para el sistema nervioso y endocrino y pueden tener efectos cancerígenos.

Ahora, un equipo de científicos españoles ha detectado una elevada concentración de estas toxinas en sardinas, anchoas y merluzas pescadas en distintos puntos de la costa mediterránea española, desde el golfo de Alicante hasta el cabo de Creus, en Girona. Los autores del estudio, publicado recientemente en la revista Environmental Pollution afirman que, aunque las concentraciones de toxinas no suponen un riesgo para el consumo humano, pone de relieve la alta presencia de estos tóxicos dentro y fuera de la cadena alimentaria.

Presencia de plastificantes

La investigación incluye el análisis de 55 muestras correspondientes a sardinas, anchoas y merluzas pescadas en el Mediterráneo occidental, concretamente en los caladeros del cabo de Creus, el delta del Ebro, el golfo de Valencia y el golfo de Alicante. Todos los individuos, excepto dos, mostraron niveles de plastificantes de hasta 73 nanogramos por gramo de músculo.

La investigación, liderada por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEACSIC) en colaboración con el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), delimitó diferencias entre las tres especies, siendo la sardina la que acumulaba una mayor cantidad, seguida por la anchoa y la merluza, diferencias, que según la autora principal del estudio, Ethel Eljarrat, responden a las diferentes capacidades de adquisición, bioacumulación y particularidades metabólicas de cada especie. Por ejemplo, explica la científica, los niveles inferiores de toxinas encontradas en la merluza, un depredador parcial de sardinas y anchoas, sugieren que estos contaminantes no son más abundantes en especies más grandes, ya que la contaminación no aumenta de presa a depredador.

¿Peligro para la salud humana?

Los autores del estudio puntualizan que el mero consumo de estas especies no supone ninguna amenaza para la salud humana, pero alertan de que la exposición a estos contaminantes trasciende el consumo de alimentos. Por ejemplo, la inhalación de aire o la ingesta accidental de polvo contaminado. Y eso da lugar a nueva pregunta: ¿qué cantidad de plastificantes puede soportar nuestro organismo?

“Los seres humanos recibimos el impacto de estos plastificantes por distintas vías, principalmente la alimentación y la respiración”, explica la investigadora Ethel Eljarrat a National Geographic en una entrevista telefónica, quien explica que su equipo está trabajando en un proyecto de investigación para determinar cuál es el aporte diario de plastificantes en nuestro organismo, tanto el procedente de nuestra dieta como del aire que respiramos (hogar, lugar de trabajo, medios de transporte…). 

El análisis de todos esos datos, explica, permitirá a los científicos evaluar si la suma de todos estos aportes puede tener un impacto en la salud humana.

Pero más allá de cómo nos afecta directamente, los plastificantes provocan un serio problema en las poblaciones de peces. 

El equipo del ICM-CSIC está estudiando el declive de las poblaciones de sardinas y boquerones en la costa oeste del Mediterráneo, una especie diezmada por la presión pesquera, el aumento de la temperatura del mar y la presencia de contaminantes como los plastificantes.

Este estudio ayuda a conocer mejor las amenazas a las que se enfrentan estos peces, ya que no son solo importantes a nivel económico, sino que también tienen un papel clave en el funcionamiento de los ecosistemas marinos.

“Lo ideal sería reducir la contaminación en cada uno de los medios en los que está presente el agente tóxico- apunta Eljarrat-. Si reducimos el plástico en el medio marino, los pescados que comemos tendrán menos concentraciones de agentes tóxicos, y disminuirá también el peligro para la salud humana”, concluye.

Imagen de portada: Gentileza de Elena Lloret-Lloret-Boquerones y otras especies durante el muestreo.

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español. Por Sergi Alcalde. Noviembre 2021

Planeta o plástico/Mediterraneo/Contaminación/Océanos