Vísperas de la nada.

PICASSO Y SUS AMIGOS | CRÍTICA.

  • Renacimiento publica uno ‘Picasso y sus amigos’, importante testimonio de la bohemia parisina en el albor del XX, así como los primeros tiempos del pintor en París, en el que era pareja de la autora, Fernande Olivier, una reconocida modelo de pintura.

La editorial Renacimiento recupera oportunamente un libro excepcional, no sólo por su sencillez, sino por la belleza elemental y cálida que se desprende de sus páginas. Fernande Olivier, su autora, fue modelo de numerosos pintores del entre siglo parisino (por ejemplo, Hugué y Van Dongen), pero comparece aquí, no tanto en calidad de pareja del primer Picasso, cuanto en su virtud de su protagonismo y de su valor testimonial de aquella hora primera de las vanguardias. El periodo que comprende este volumen, publicado en 1933, abarca los primeros años del siglo XX, desde 1903, en que conoce a Picasso, al funesto año catorce, cuando comienza la Gran Guerra. Esto es, el periodo en que Picasso, el joven Picasso, va de la época azul a la rosa para desembocar en la misteriosa aridez del cubismo.

EL PICASSO DE OLIVIER ES UN JOVEN ABSTRAÍDO, A VECES DULCE, A RATOS HERMÉTICO, CON UN ACUSADO AMOR A LOS ANIMALES,

Probablemente, en este año conmemorativo (medio siglo ya de la muerte del pintor), la aproximación a su figura venga teñida por cierto viso personal, en el que se valore adversamente la relación de Picasso con el sexo femenino. 

Pero este es el alto valor añadido el que se nos presenta, de hecho, en este Picasso y sus amigos. No solo porque venga escrito por una mujer perspicaz, generosa y ecuánime, sino porque el Picasso que de aquí se infiere es un joven abstraído, a veces dulce, a ratos hermético, con un acusado amor a los animales, y en el que la autora intuye un vago dolor, un dolor sordo e innominado, como secreto motor de su arte. 

Con todo, no es este Picasso juvenil, trabajador formidable, que ya se dirige hacia la línea neta del cubismo, lo que ofrece mayor interés testimonial. El mayor logro de Picasso y sus amigos quizá sea el que ya se deduce de su título; esto es, la reproducción de la vida comunitaria, la estrecha y feliz bohemia en la que viven unos personajes, de extremada pobreza, que hoy forman parte conspicua de la historia del arte (Apollinaire, Max Jacob, Matisse, Van Dogen, Rousseau el Aduanero, Marie Laurencin, Zuloaga, Hugué, Derain, Vlaminck, Modigliani, Braque, Marinetti, los hermanos Stein, el marchante Vollard…), y cuya humildisima vida, la de los pintores, me refiero, se recoge aquí con una melancólica ternura.

Ese es, sin duda, otro de los atractivos de esta evocación memorística. Pero no tanto por una previsible idealización del ayer, cuanto por la conciencia de que en aquellos días se estaba conjeturando una forma nueva del arte. Más tarde, cuando a algunos les llegue el reconocimiento, también les llegará el temor a dejar de crear como hasta entonces. 

De hecho, es este dirigirse hacia una madurez gloriosa, repetitiva y huera, este hallarse en vísperas de la nada, uno de los procesos íntimos que Olivier observa entre sus amigos. En tal sentido, el Picasso de Olivier será un joven obsesivo, afanado en su trabajo, y cuya inquietud creciente es la de llegar a una situación que no permita futuras evoluciones. 

Quiere decirse, entonces, que el Picasso proteico que conocemos es fruto de esta necesidad íntima de eludir lo irreversible (según Olivier, en Picasso había una gran preocupación por la enfermedad y la muerte), que ya se había manifestado, en toda su corpulencia, en los años juveniles.

En cualquier caso, no es el menor de los encantos de Picasso y sus amigos el conjunto de anécdotas que aquí se ofrece como una muestra de aquella forma de vivir, a un tiempo vertiginosa y ascética. El homenaje tributado a Rousseau el Aduanero, no exento de un fondo irónico, patentiza, al cambio, el inviolable candor de aquel extraordinario artista. 

Por similares motivos, el episodio de las estatuillas sustraídas del Louvre, en el que se vieron envueltos Apollinaire y Picasso, nos muestra a dos jóvenes aterrados ante la policía, lejos de cualquier exultación vanguardista, y a los que cierta benevolencia judicial excusó de responsabilidades -como así era- en dicho asunto. 

Lo cual no quita para ambos fueran interrogados, tiempo después, en 1911 (Olivier no refiere tal episodio), en relación al robo de La Gioconda en el Louvre, cuya repercusión mundial no es fácil, acaso, imaginarse hoy. Todo ese pequeño mundo de la bohemia, que entrará en erupción con la Grand Guerre, es el que aquí se sustancia, con sencillez admirable.

El cubismo nació en Horta

Según Olivier, el cubismo nació en Horta, un pueblo de Zaragoza. O con mayor precisión, a la vuelta de aquel viaje, del que salieron algunos lienzos que traían ya un germen de la nueva estética. Digamos, en cualquier caso, qué clase de estética es esta que recoge Apollinaire en Los pintores cubistas, publicado en 1913. Según Apollinaire, se trata de una estética de lo inhumano, en busca la pureza y la verdad (no del mero mimetismo naturalista), y heredera “sin ser emanación directa de creencias religiosas”, del gran arte sacro. Recordemos que dos años antes, Kandinsky ha publicado 

De lo espiritual en el arte (1911). Y que tres años atrás, Wilhem Worringer, discípulo de Rielg, ha publicado un libro determinante: Abstracción y Naturaleza (1908), donde se identifica la abstracción con la espritualidad, la convulsión y el miedo a una realidad de carácter hostil y mutadizo. Todo lo cual guarda relación estrecha con Nietzsche y El nacimiento de la tragedia (1871), en el que el filósofo define el dórico como un último freno a lo instintivo. Em fin, esa vía nebulosa y tentativa a la verdad es la que veremos comenzar aquí a Picasso, en total secreto, seguido de Braque.

Imagen de portada: Fernande Olivier y Pablo Picaso en París, muy a primeros del XX

FUENTE RESPONSABLE: Diario de Sevilla. España. Por Manuel Gregorio Gonzáles. 29 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Arte/Pintura/Cubismo/Pablo Picaso

La ficha. Picasso y sus amigos. Fernande Olivier. Trad. Manuel Álvarez Ortega. Prólogo, Juan Manuel Bonet. Prefacio, Paul Léautaud. Renacimiento. Sevilla, 2022. 320 págs. 20 €

Norman Mailer y Picasso: los genios cancelados del año.

Los fastos por el centenario del escritor y los 50 años de la muerte del pintor chocan con la revisión de sus figuras por la neo inquisición.

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Repican campanas de cancelación. Dos genios de la cultura celebran este año significativos aniversarios marcados por el estigma de la neo inquisición. Más allá de si lo merecen o no, las cuestiones que se abren acerca de una posible cancelación tienen que ver con el concepto de contexto y, sobre todo, con la posibilidad de salvar sus obras si se confirma que sus comportamientos personales deben ser considerados como inadmisibles. 

El primero de ellos, Norman Mailer, hubiera cumplido hoy mismo un siglo. Teniendo en cuenta su vida de espléndidos excesos, tampoco debería quejarse de no presenciarlo en persona. Llegó a los 84 años, que ya está bien. 

Polifacético y polémico por vocación, se destacó por su trabajo como escritor. Saltó a la fama muy joven, gracias a la publicación en 1948 de Los desnudos y los muertos, una novela basada en sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial. 

Pero su salto definitivo a la inmortalidad llegó cuando se atrevió a pasar de ese «basado en sus experiencias» al descarnado género de la no ficción. La gran crónica Los ejércitos de la noche, con la que ganó el Pulitzer en 1969, contribuyó decisivamente a consolidar el fenómeno del Nuevo Periodismo, en el que compartiría filas con los Truman Capote, Hunter S. Thompson, Tom Wolfe y compañía. Buenos tiempos para el periodismo… 

Portada del libro

Los ejércitos de la noche está precisamente inspirada en la Marcha sobre el Pentágono de 1967, cuando una pintoresca variedad de tribus urbanas enarboló margaritas y guitarras contra la guerra de Vietnam en las mismas narices de los políticos de Washington. Mailer, juguetón, siempre ácido e incisivo, prestó especial atención a los grupos de la vieja y la nueva izquierda que se disputaban el liderazgo de la progresía… y en el que él mismo militaba hasta el punto de ser detenido por su implicación en las protestas. 

En otras cuestiones, su comportamiento no se ajustaba al perfil ahora considerado canónico por el progresismo. 

Mujeriego incorregible, se casó seis veces, y en 1960 tuvo el poco empático gesto de apuñalar a su segunda esposa con un cortaplumas durante una fiesta. Quizá le sirviera de excusa la afición al alcohol y las broncas, porque el feminismo no le dio la espalda (imaginamos que su segunda esposa tampoco se la volvió a dar), hasta el punto de que su gran amiga Gloria Steinem, activista feminista de reconocido prestigio, lo convenció para presentarse a alcalde de Nueva York. Por el Partido Demócrata, obviamente. 

Sus propuestas eran bastante radicales y salpicadas de algo así como un trumpismo con talento literario. Dejó, por ejemplo, esta perla: «La diferencia entre los otros candidatos y yo es que yo no soy bueno y puedo probarlo». Quedó cuarto de cinco candidatos. 

Norman Mailer (1967) | Wikimedia Commons

A partir de entonces, aunque siguió dando la lata con su peculiar activismo político, se centró en su carrera literaria (con algunos escarceos con el cine), hasta convertirse en la gloria indiscutible de las letras estadounidenses que era hasta hace poco. A principios del año pasado, Michael Wolff reveló en The Ankler la «cancelación de Norman Mailer por Random House»

Al parecer, la editorial abortó la publicación de un libro sobre los ensayos políticos de Mailer porque a uno de sus empleados le repelió uno de ellos titulado «The White Negro». 

Polémico ya en su momento, critica a un «negro blanco» por su conformismo y apela a vivir como los negros «de verdad», es decir, siguiendo la estela de los beatniks… como él. Tipos rebeldes. Los malotes que les gustaba a los progresistas de aquella época. Aunque apuñalaran a alguna esposa.

En su momento, algunos intelectuales negros le afearon que se apropiara de los tópicos del afroamericano impulsivo, guiado por la violencia y el sexo. 

Pero a la progresía de la época, esa que tan brillantemente describió Tom Wolfe en La Izquierda Exquisita & Mau-mauando al parachoques le molaba aquella especie de Hemingway «de los nuestros». 

Hoy la cosa ya no está tan clara. Wolff asegura que la feminista Roxane Gay también contribuyó a la cancelación de Random House. La misma Gay lo ha negado, pero Wolff cita fuentes de la editorial y, sobre todo, explica que el nombre de la feminista podría haber sido usado, sin su consentimiento, como argumento para la cancelación. 

La cuestión es que se ha utilizado el feminismo como ariete contra un autor muerto hace 16 años. El fondo va más allá de tener razón o no. Diogo Noivo emparejó en estas páginas a Mailer con Cervantes para reflexionar sobre el fondo del asunto: el juego, perverso, entre literalidad y cancelación.   

La otra gran cancelación del año apunta a Pablo Picasso. Con matices. Por supuesto, nadie lo va a borrar de la historia, por mucho que lo intenten, pero sí hay en curso una campaña para disminuir el tamaño de su mito. El gran hito al respecto en los últimos tiempos ha sido el podcast «Vénus s’épilait-elle la chatte?», de la francesa Julie Beauzac, que afronta el arte desde una perspectiva agresivamente feminista. 

Cuando pasó de las 250.000 escuchas y deslumbró en el Paris Podcast Festival, los medios comenzaron a fijarse en su deconstrucción de Picasso.

No era la primera vez que el pintor malagueño recibía los ataques de la intelectualidad francesa. En 2017, por ejemplo, Sophie Chauveau se despachaba a gusto en su libro Picasso: la mirada del minotauro. 

Pero el éxito creciente del movimiento MeToo y la cercanía del 50 aniversario de la muerte de Picasso han precipitado las cosas. Un reportaje de AFP, replicado por buena parte de la prensa francesa, recogía el pasado abril el sentir de Cecile Debray, nada menos que directora del Museo Picasso de París: «Es evidente que el #MeToo empañó al artista». Algunas citas atribuidas a Picasso, recuerdan en el reportaje, harían arder Twitter si las dijera hoy. El ejemplo es demoledor: «Para mí sólo hay dos clases de mujeres: diosas y felpudos».

El museo de París decidió contemporizar con las enemigas del artista que da nombre a su institución y, entre otras iniciativas, invitaron a exponer sus trabajos a artistas críticas como Orlan, creadora de Las lloronas están enfadadas, una respuesta bastante explícita al retrato La llorona, de Picasso. 

La pinacoteca equivalente en Barcelona hizo algo parecido con unos talleres y charlas con historiadores del arte y sociólogos para desentrañar la presunta miga misógina de Picasso.

Imagen de portada: Pablo Picasso/ Cannes, Francia (1961) | KEYSTONE Pictures USA / Zuma Press / Europa Press.

FUENTE RESPONSABLE: The Objective. Por Ángel Peña. 31 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Pintura/Picasso/Mailer/Violencia de género/Historia.

Investigan si Picasso ridiculizó a Hitler en una pintura.

Se trata de una obra que no está firmada y caricaturiza al líder del nazismo.  Fue presentada durante una conferencia internacional en el Castillo de los Condes Brancaleoni, en Italia. 

Un probable retrato del genocida Adolf Hitler, donde una serpiente hace de bigote y sobre los labios maquillados se posa una pipa, fue presentado en Italia como una pintura del artista Pablo Picasso en homenaje a su amigo el artista alemán de origen suizo Paul Klee, aunque todavía la autentificación está en proceso de investigación.

La pintura se titula «El ojo de la serpiente», no está firmada y -según los análisis- dataría entre 1935 y 1937.

Se trata de una caricatura, casi monstruosa, ridiculizada, de Hitler, en la que se lo ve con objetos y elementos prohibidos por el régimen nazi, tales como el maquillaje o la pipa, ya que el dictador alemán era un verdadero oponente del tabaco.

El hallazgo fue presentado durante una conferencia internacional en el Castillo de los Condes Brancaleoni, en Italia, en el marco de un encuentro sobre memoria, arte y nazismo, informó el diario La Repubblica.

Lo que se estimó es que la obra sería atribuible a Picasso, de acuerdo con el estudio de ciertos elementos, como el que identificó el calígrafo forense Stefano Fortunati luego de analizar la palabra «schweigen» (en su traducción al español, «cállate»).

Es que, para Fortunati, la «s» coincide con el estilo de escritura del pintor.

Asimismo, la obra se la considera un homenaje de Picasso a su amigo Klee dado que la pintura presenta características estéticas de ambos artistas, y en este sentido se trataría de una obra híbrida. Los artistas eran amigos y se encontraron al menos en dos ocasiones.

En 1914, el artista de origen suizo hizo una obra para rendir un homenaje a Picasso y se cree que el pintor malagueño quiso retribuir el gesto con este cuadro, que en la actualidad pertenece a una colección privada de una familia italiana cuyo antepasado trabajaba en una estación de trenes, donde se cree que pudo ser encontrada.

La obra puede situarse entre 1935 y 1937.

Según los primeros estudios que se han realizado sobre los pigmentos en la universidad de Ascoli Piceno (centro de Italia), la obra que se tituló «El ojo de la serpiente» -debido a la serpiente cascabel que marca el contorno del rostro del dictador- se puede situar entre 1935 y 1937.

«Obviamente no existen tales suposiciones en este momento que nos lleven a atribuir la obra con certeza a Picasso, ciertamente la pintura y su estudio tendrán que ser investigados más a fondo», explicó la experta en arte internacional Annalisa Di Maria, entre las especialistas al frente de este hallazgo. Si se comprueba la autoría de la obra significará un descubrimiento excepcional «ejemplo de la gran oposición y la lucha de Picasso contra Hitler».

Para la especialista, según lo citado por el diario La Vanguardia, «la obra merece ser conocida, estudiada nuevamente y vista por otros expertos para apreciar su importancia. Sin duda representa una de las obras más importantes del siglo XX como crítica al nazismo.

Un testimonio de disidencia, portador de la verdad de aquellos horrores cometidos por uno de los dictadores más sanguinarios de la historia. «Sólo un genio y un maestro del expresionismo con un profundo sentido de la ironía punzante podría haber creado tal pintura», planteó Di Maria.

Imagen de portada: Pablo Picasso y otra manifestación en contra del totalitarismo.

FUENTE RESPONSABLE: Télam.

Sociedad y Cultura/Pablo Picasso/Adolf Hitler/Artes plásticas/Nazismo

 

 

Picasso y el valor agregado de un codazo.

El episodio se remonta a nueve años atrás pero vale la pena recordarlo. Involucra a “La rêve” (El sueño), una obra maravillosa del genial malagueño Pablo Picasso (1881-1973), y a uno de los coleccionistas top de sus obras.

El cuadro data de 1932, la época (a mi criterio) más brillante de Pablo Picasso, en la que coinciden la influencia de las odaliscas de su amigo Henri Matisse (1869-1954) y el apasionado enamoramiento con Marie Therese Walter, a quien había conocido en enero del 1927 (ella de 17 años y él de 48) y con quien mantiene una relación hasta 1936.

La Walter, su modelo, aparece en un sinnúmero de sus obras tanto escultóricas como pictóricas de este período. En ellas Picasso simplifica, deduce las formas a volúmenes esféricos, enciende su paleta y convoca continuamente al encanto de la sensualidad carnal.

“EL SUEÑO”, ÓLEO SOBRE LIENZO DE 130 X 98 CMS.

El museo Picasso de París, conformado en el Hotel Salé, con las obras de la dación (el pago del impuesto a la herencia) tiene como tesoro otra obra parangonable titulada “La lectura” y hay una tercera en la Tate Gallery de Londres, “Desnudo en un sillón rojo” no menos admirable, del mismo año.

“LA LECTURA”, ÓLEO SOBRE LIENZO DE 130 X 97 CMS. 1932 MUSEO PICASSO, PARÍS

“DESNUDO EN UN SILLÓN ROJO”, ÓLEO SOBRE LIENZO DE 130 X 97 CMS. 1932. TATE GALLERY, LONDRES

Volviendo a “El Sueño”, la obra de nuestra historia, queda entonces establecido que estamos ante una pieza de museo de grueso calibre. Había pertenecido a la famosa colección Ganz, y fue vendida en noviembre 1997 en Christie’s Nueva York por 48.400.000 dólares. El comprador se mantuvo en el anonimato. En 2001 Steve Wynn, magnate de los casinos de Las Vegas y gran coleccionista, la adquiere. La tuvo por varios años colgada en el restaurant “Picasso” del Bellagio hasta que decide venderla a su amigo Steve Cohen en la suma de 139 millones de dólares, cifra récord en ese tiempo. Cohen hizo inspeccionar la obra y el trato se dio por cerrado.

Ese fin de semana Wynn recibió a unos amigos que venían de visita desde New York. Se hospedaron en su hotel y mientras cenaban el viernes a la noche, él les comentó de la venta. Las mujeres expresaron su interés en verla. Subieron a su oficina, donde estaba. En la pared a su izquierda había varias obras incluyendo un Matisse, un Renoir y “Le Rêve”. Wynn comenzó a contar la historia de la procedencia del Picasso. Mientras hablaba estaba de espaldas a la pintura. Wynn sufre una enfermedad del ojo que disminuye su visión periférica y por ello, su interacción con objetos cercanos. Sin darse cuenta dio uno o dos pasos atrás mientras hablaba e hizo un gesto con su mano derecha y su codo derecho golpeó la pintura, perforándola.

Al día siguiente Wynn habló con su marchant y le contó lo que había pasado. Más tarde esa semana la mujer de Wynn llevo la obra a New York en su jet privado. Se encontraron con Cohen en la galería de Acquavella y decidieron que el arreglo estaba cancelado hasta que el perjuicio pudiera ser establecido. “El sueño” fue perfectamente restaurado, pero también en un sueño la mujer del coleccionista leyó todo el episodio como una señal del destino y le pidió que no la vendiera.

Así fue. Hasta que en marzo de 2013, en una operación privada celebrada en Nueva York, Steve Wynn, magnate de Las Vegas, vendió finalmente a Steven A. Cohen, el cuadro ‘Le Rêve’ (El Sueño), de Pablo Picasso, por 155 millones de dólares en el precio más alto pagado hasta entonces por una obra del pintor español. El codazo, entonces, sumó 16 millones….

El récord no duró tanto: dos años después Christie’s vendió en Nueva York “Les femmes d’Alger”, un óleo de 114 x 146 centímetros de 1955 en algo más de 179 millones. Se dijo que el comprador fue el jeque de Qatar, Al Zani, ex primer ministro y canciller. Para cerrar apunto que la obra había pertenecido (como “El Sueño) a la colección Ganz.

“LAS MUJERES DE ALGERÍA” (D’APRES DELACROIX) VERSIÓN 0, ÓLEO SOBRE LIENZO DE 114 X 146 CMS.

Imagen de portada: “EL SUEÑO”, ÓLEO SOBRE LIENZO DE 130 X 98 CMS.

FUENTE RESPONSABLE: mdz on line. Argentina. Por Carlos María Pinasco; consultor de Arte. Junio 2022.

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Un nuevo tesoro de la hija de Picasso ve la luz en París.

Maya Ruiz-Picasso, la segunda de los cuatro hijos del pintor, se desprende de algunas de las piezas más sentimentales de su colección particular.

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Maya Ruiz-Picasso, la segunda de los cuatro hijos de Pablo Picasso, se ha desprendido de algunas de las piezas más sentimentales de su colección particular, nueve obras que ahora ayudan a comprender los períodos menos conocidos de la obra del artista malagueño.

El lote se ha integrado en la colección del Museo Picasso de París, cuya fundación se basa en el mismo principio que ahora ha permitido la entrada de nueve obras: una donación con la que la heredera ha cubierto el pago del impuesto de donaciones.

En 1973, la ley del escritor y entonces ministro de la Cultura André Malraux, creada a la medida para la descomunal sucesión de Picasso, permitió a Francia hacerse con 228 cuadros, 158 esculturas, 1.495 dibujos, 33 cuadernos, 1.704 estampas, 85 cerámicas y 77 obras ajenas.

Aquello solventó la carencia de obras de Picasso que había en las colecciones francesas y permitió a la familia cubrir el impuesto al que se hubieran tenido que enfrentar, en lo que era ya un legado plagado de conflictos entre las cuatro familias que había formado el artista.

Las ocho obras de Picasso que ha donado Maya -la mayoría pinturas- junto a una escultura oceánica de la colección personal del malagueño se exponen desde este sábado y hasta el próximo 31 de diciembre en una doble muestra que revela el lado más íntimo del artista.

«Mi madre tenía la intuición de que algunas de las obras que había tenido la suerte de heredar podían encontrar su hueco en el museo y así ha elegido las obras a las que tenía un cariño particular, como el retrato de su abuelo o su cuaderno de dibujos», cuenta a EFE Diana Widmaier-Picasso, una de las comisarias de la exposición y nieta de Picasso.

Además del plano sentimental, la hija del pintor ha hecho su selección en vista de las carencias actuales del museo: la que es la primera donación de la familia en 30 años ha intentado suplir la ausencia de obras del último período del artista, que en su momento eran menos valoradas por la crítica.

Del realismo al expresionismo.

La primera de las dos exhibiciones arranca con un realista retrato de José Ruiz y Blasco, padre del artista, que pintó con 14 años y donde destaca la temprana maestría de Picasso.

Cada una de las nueve incorporaciones protagoniza una sala, rodeada de otras obras de la colección permanente del museo con las que guardan relación.

Entre ellas el cariñoso retrato de la abuela de Maya Ruiz-Picasso, otro de los grandes tesoros de esta donación, así como una imagen cubista de la pequeña Maya con una piruleta y «El bobo», que ejemplifica el regreso a las raíces españolas del pintor en los años 30.

Enternece también ver el cuaderno de infancia de Maya Ruiz-Picasso en el que su padre le enseñaba a pintar, haciendo ilustraciones que luego la pequeña puntuaba como si fuera su profesora.

Completan la donación «La venus del gas», una pequeña estatuilla inspirada del arte del Paleolítico, realizada en 1945, un cuaderno de dibujos de 1962, un retrato de hombre de 1971 y «Estudio para una intérprete de mandolina», de 1932.

Nacida en 1935 de su relación con Marie-Thérèse Walter, Maya vivió poco tiempo con su padre y la gran parte de sus recuerdos de infancia se remontan a la Segunda Guerra Mundial, primero al inicio de una crisis existencial para Picasso y más adelante cuando éste pasó años prácticamente escondido para evitar a los nazis.

Sin embargo, la segunda hija del artista, catorce años más joven que su primer hijo, Paulo, y doce y catorce años mayor que Claude y Paloma, los hijos de Picasso con la pintora Françoise Gilot, fue la más dibujada de los vástagos del genio cubista.

«Hay doce retratos dibujados entre 1938 y 1939, además de dibujos de una ternura conmovedora y un trazo tan clásico que incluso los especialistas se sorprenden de que hayan sido pintados por Picasso», dice Widmaier-Picasso, que recuerda que su madre fue bautizada en homenaje a la hermana fallecida del artista, por lo que su nacimiento fue vivido como una suerte de resurrección.

La ahora anciana, que se ha ausentado de la presentación de la exposición por su frágil estado de salud, tan solo pasó con su padre fines de semana y más adelante vacaciones en el sur, cuando Picasso ya vivía con su nueva familia y ella hacía de niñera a Claude y Paloma.

El museo y el Gobierno francés, que se implicó personalmente para ejecutar esta donación, no han precisado el valor monetario de estas obras y la familia prefiere no dar cifras de las piezas que siguen en su posesión.

Cuando Picasso murió se contaron 50.000 objetos entre cuadros, documentos, archivos, fotografías, esculturas o cuadernos. La lista de obras por donar puede ser aún muy larga.

Imagen de portada: Museo Picasso de París. SHUTTERSTOCK

FUENTE RESPONSABLE: Levante. Valencia. España. Abril 2022

París, Francia/Donaciones/Esculturas/Arte/Pablo Picasso

Especialistas del arte ponen en relieve el machismo de Picasso.

El debate por el comportamiento del pintor con sus mujeres.

El movimiento feminista ha puesto en revisión la figura del artista plástico más importante del siglo XX: Pablo Picasso. En Francia se acumulan críticas por el trato que pintor español tuvo hacia sus parejas. Así como hubo una actividad en el Museo Picasso de Barcelona en 2021, en la que se habló sobre la falta de perspectiva de género de ese espacio cultural respecto de la misoginia del artista, la licenciada en Arte Julie Beauza armó un podcast con más de 250 mil descargas y la periodista Sophie Chauveau le dedicó el libro Picasso: la mirada del minotauro

En ese trabajo denuncia «el control irresistible y devastador del artista sobre todos aquellos que lo amaban». Chauveau, describió a Picasso como un «genio» y al mismo tiempo un hombre «violento» y «destructor».

El artista nacido en Málaga en 1881 y fallecido en Francia en 1973 estuvo en pareja con ocho mujeres a lo largo de su vida. Dos de ellas, Marie-Thérese Walter y Jacqueline Roque se suicidaron, años después de la muerte del pintor.

La nueva directora del Museo Picasso de París, Cécile Debray, manifestó que «#MeToo ha astillado al artista y este podcast lo demuestra», al considerar que «el ataque es si se quiere más violento porque Picasso es la figura más célebre y popular del arte moderno. Un ídolo al que hay que abatir».

Rechazos en Barcelona

En 2021, en el Museo Picasso de Barcelona, un grupo de estudiantes encabezadas por la artista y profesora de la Escuela Massana y Centro de Arte y Diseño, María Llopis, denunció al artista con una leyenda estampada en sus remeras: «Picasso maltratador». A partir de entonces se inició en esa institución un camino de revisión de la figura del pintor malagueño, a través de un taller titulado «Bajar la libido al minotauro: confrontamos la masculinidad picassiana», y se prepara un simposio internacional sobre el tema para el mes próximo.

«Esta reflexión sobre Picasso, y la mirada feminista o femenina sobre su obra es un debate eminentemente actual, que no hay que esquivar y que no se debe caricaturizar», explicó el director de ese museo de Barcelona, Emmanuel Guion.

Durante esa intervención y a través de una cuenta de Instagram, que fue troleada y luego bloqueada, las activistas españolas denunciaron que la mayoría de las parejas de Picasso «eran artistas cuyas carreras se vieron truncadas al conocer al pintor». «Picasso interpretó el papel de Barba azul fagocitando la potencia creativa de cada una de ellas”, expusieron.

Un ejemplo de esto es la francesa Dora Maar, “exitosa fotógrafa surrealista cuya carrera se interrumpió al empezar su relación con Picasso. La historia la recuerda como musa del pintor”, recordó Llopis. «En muchas ocasiones, Picasso dejaba a Dora Maar inconsciente en el suelo después de golpearla”, menciona Arianna Stassinopoulos en el libro «Picasso: creador y destructor» .

Según los expertos, la obra del pintor revela que las mujeres impulsaron las transiciones artísticas de Picasso, e influyeron en él para buscar nuevos rumbos que a su vez marcaron la historia del arte contemporáneo.

Los amores del pintor

El primer matrimonio de Picasso fue con la bilarina rusa Olga Jojlova, madre de su hijo Paulo. Se casaron en 1918. Antes, él había estado en pareja con la modelo y artista Fernande Olivier y con Eva Gouel.

Después de separarse de Olga, el artista entabló relación con Marie-Thérese Walther. Fruto de esa unión nació Maya Wildmaier-Picasso. Entre 1936 y 1946 su pareja fue la artista plástica Dora Maar. Terminó su relación ella para juntarse con la pintora y crítica Françoise Gilot (que en noviembre de 2021 cumplió 100 años y es su única expareja viva), con quien tuvo a Claude y Paloma. 

Gilot fue acosada en la calle por Jojlova y dejó un devastador testimonio del pintor en Vida con Picasso, un libro de 1964 que fue best-seller y cuya publicacion quiso frenar el pintor. 

Para entonces, Picasso estaba casado con Jacqueline Roque. Ella lo acompañó hasta su muerte (en 1973) y se suicidó en 1986. 

Las mujeres que pintaba

Un nieto de Picasso expreso que su abuelo «no dio prácticamente ninguna entrevista y con seguridad ninguna sobre su vida personal». Olivier Picasso sostuvo que «es a través de las obras que podemos trazar su itinerario afectivo (con), obras más violentas, otras más tiernas».

En este sentido, resulta paradigmático el hecho de que Picasso pintara en 1907 un retrato de la coleccionista y escritora Gertrude Stein, quien lo impulsó cuando era un artista de 19 años y desconocido en París. Stein era lesbiana, y su retrato fue un auténtico parto artístico para Picasso.

Pero otros expertos, como el artista y biógrafo Gilles Plazy, sostienen que ese retrato fue simplemente una lucha interna, exclusivamente artística, de Picasso. El pintor no lograba pintar el rostro de Stein porque sentía que debía cambiar de rumbo, en sus obras. Después de ese cuadro, Picasso pintó una de sus obras más famosas, Las señoritas de Aviñón, un retrato de un grupo de prostitutas que dio paso al cubismo.

El profesor estadounidense Robert Lubar, de la Universidad de Nueva York, que participó en cursos del Museo Picasso de Barcelona, elabora una tesis que señala que Picasso no lograba pintar a un personaje demasiado fuerte para él, antítesis de la mujer como objeto de contemplación artística, o de posesión sexual.

Esa lucha de Picasso «revela la ansiosa confrontación del artista (…) con la cuestión de la diferencia sexual» explica Lubar en un ensayo de 1995, considerado uno de los gérmenes de  la actual revisión histórica de Picasso.

NOTA: Sin tratar de justificar el contenido de la nota; recordemos el tiempo y su contexto en vida de Picasso. Este flagelo en la actualidad se encuentra agravado.

Imagen de portada: Gentileza de Página 12 – Pablo Picasso (1881-1973), el más importante pintor del siglo pasado. 

FUENTE RESPONSABLE: Página 12 – Cultura

Sociedad/Pablo Picasso/Críticas/Machismo

Se vuelve a exhibir una pintura de Picasso que habían querido sacar de contrabando de España.

La historia del cuadro «Busto de mujer joven»

El cuadro Busto de mujer joven, del pintor español Pablo Picasso, volvió a ser exhibido desde este jueves como parte de la colección permanente del museo Reina Sofía de Madrid. Pasaron siete años, durante los cuales la pintura no se pudo ver a raíz de un proceso judicial.

El cuadro había sido incautado a un exbanquero que quiso sacarlo de forma ilegal de España, y desde 2015 estuvo en los almacenes del museo, que funcionaron como depósito judicial. 

Jaime Botín intentó sacar la obra de Picasso de España en barco, sin los permisos exigidos por la ley.

Ahora cuelga en el segundo piso del Reina Sofía. Se trata, según expertos, de «una tela única en España” que se volverá una de las piezas más importantes de la exposición que el museo prepara para 2023. 

Fue pintada en 1906 tras los meses de verano que Picasso (1881-1973) pasó en la localidad catalana de Gósol, donde vivió una crisis conceptual, estética y formal fundamental que le permitió emprender la revolución cubista.

Esta pintura y otras parecidas cobran relevancia como precedente de la icónica tela Las señoritas de Aviñón (1907), pieza central del protocubismo con la que Picasso abandonó su etapa rosa y ensayó un nuevo lenguaje: «primitivo y antiacadémico, deliberadamente inacabado, esquemático, de contornos delineados y formas sólidas y monumentales”, explicaron voceros del museo.

Un intento por sacarlo de España

El empresario Botín, expresidente de Bankinter, compró el cuadro en 1977 en la Galería Marlborough de Londres y en 2012 quiso subastarlo en la casa Christie´s de esa ciudad, para lo que necesitaba un permiso del ministerio de Cultura de España que nunca obtuvo por tratarse de una obra de interés artístico e histórico de más de cien años de antigüedad.

Botín intentó entonces sacar el cuadro por mar vía Córcega, pero fue interceptado en julio de 2015 en la isla por la Guardia Civil y el servicio de aduanas francés. Según la acusación, el banquero se preparaba para llevar el cuadro a Suiza y finalmente venderlo.

El exbanquero pagó como pena 91,7 millones de euros pero eludió los tres años de prisión de la sentencia por el contrabando de este Picasso valuado en más de 26 millones de euros, debido a su mal estado de salud esgrimido por la defensa y a su edad, 85 años.

Imagen de portada: Gentileza de Página 12 (Momento en que vuelven a exponer el famoso cuadro de Picasso)

FUENTE RESPONSABLE: Página 12. Cultura

Sociedad y Cultura/Arte/Pintura/Pablo Picasso/Contrabando/Jaime Botín.

 

 

 

Ella encontró la agenda perdida de la musa de Picasso: «A Dora Maar la torturó el pintor».

ENTREVISTA A BRIGITTE BENKEMOUN

La francesa Brigitte Benkemoun compró una agenda en eBay que incluía los teléfonos de Breton y Lacan entre otros y que resultó ser de la pintora.

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A veces es una suerte tener maridos despistados, o eso debió de pensar Brigitte Benkemoun cuando en 2016 su marido perdió su agenda recargable de Hermès, hecha con un cuero rojo que ya no se fabricaba. Una búsqueda en eBay, ‘marroquinería vintage’, 70 euros enviados a una anticuaria del suroeste de Francia y en junio volvía a tener un modelo más o menos parecido. Aunque Benkemoun no estaba convencida, el material era idéntico, pero tenía una pátina distinta, era más liso, más suave, le daba vueltas… Y hurgando, encontró en uno de los bolsillos interiores un pequeño repertorio de nombres, que alguien había olvidado ahí: En la B, Breton, Brassaï, en la C, Cocteau, en la L, Lacan… El calendario de la última página permitía datar su fecha: 1951. ¿Pero a quién pertenecía la agenda? Su búsqueda obsesiva, llevada a cabo con la tenacidad de un detective privado, se convirtió en un libro: ‘En busca de Dora Maar‘, que el 3 de febrero publica en España la editorial Taurus, y que retrata la vida de esta pintora, fotógrafa y poeta francesa, musa y amante de Pablo Picasso. De repente, aquel repertorio grisáceo de 6×9 centímetros se había convertido en una puerta al París de la vanguardia artística de principios del siglo XX. Hace unos días, nos encontramos con ella en su casa de la capital francesa y pudimos ver esta fascinante agenda, que es un pedacito de historia intelectual.

Brigitte Benkemoun, en su casa de París.

PREGUNTA. ¿Cómo llegó a adivinar la identidad de su propietario? 

RESPUESTA. Me llevó dos meses descubrir a quién pertenecía. Mi marido compró la agenda en junio de 2016 y yo le mandé un ‘e-mail’ a la vendedora de eBay, pero no sabía nada de su origen. Pasó el verano, no le di más importancia, y en septiembre empecé a hacerme preguntas. En la A aparecía el nombre de un tal Achille, de Ménerbes, un pueblo del sudeste de Francia, cerca de Aviñón. Pero la letra era muy pequeña, así que mirando con una lupa descubrí que no había escrito “Achille” sino “Architecte” [arquitecto]). Tenía que ser alguien que tuviera una casa en esa zona. En el repertorio aparecían el teléfono de un peletero, de un salón de belleza… Empecé a pensar que se trataba de una mujer. Pero también había nombres de pintores, poetas, galeristas… Debía de ser una artista. Y mirando en la Wikipedia veo que solo una mujer artista vivió en Ménerbes: Dora Maar.

P. Ménerbes, Aviñón… Es una zona que usted conoce bien porque creció allí, ¡también es coincidencia! 

R. Tengo la impresión de que la agenda me eligió para que contara esta historia. Y, como dice el escritor Emmanuel Carrère, hay que escribir los libros que solo uno mismo es capaz de escribir. ¡Solo yo podía hacerlo! 

P. En su libro, ‘En busca de Dora Maar’, cada capítulo es un nombre, un personaje de la agenda de la artista, ¿por qué no escribió una biografía al uso? 

R. No leo muchas biografías, soy periodista, lo que sé hacer es investigar y llevar al lector conmigo en la búsqueda. Y quería que la agenda fuera un personaje más. Por eso decidí que la historia no tuviera un orden cronológico, que siguiera el orden alfabético de los protagonistas, porque me llevaban de uno a otro y me permitía darle el contexto histórico en que vivieron.

El libro 'En busca de Dora Maar'.

El libro ‘En busca de Dora Maar’.

P. Su libro nos sumerge en el París de los años treinta. Dora Maar ya empezaba a ser famosa por sus fotografías, muy influidas por los surrealistas, ¿cómo era ella en aquella época? 

R. Yo creo que era una mujer muy ambiciosa, con una imagen de sí misma muy fuerte. Era inteligente, apasionada, culta, comprometida en política. Además, era guapa y seductora, sabía manejar a los hombres. Y quería llegar a lo más alto, codearse con las personas más brillantes. Era muy moderna para su tiempo, tenía un ojo fotográfico…»Podría haber sido una Diane Arbus. Pero conoce a Picasso y se encuentra con alguien más fuerte que ella, que la domina y la manipula a su antojo» 

P. Durante los siete años que estuvo con Picasso (1936-1943), Dora Maar se convirtió, como dice en su libro, en “la amante oficial del artista más importante del siglo”, en su musa, ¿cómo definiría su relación? 

R. Cuando hablé de ella con John Richardson, el gran biógrafo de Picasso, me dijo: “No olvide que era masoquista”. Hay esa anécdota sobre cómo se conocen, en el café des Deux Magots, en Saint-Germain-des-Prés, donde ella lo ve, saca una navaja y empieza a clavársela entre los dedos. La relación con Picasso era sadomasoquista, y es algo fundamental para entender a Dora Maar. A veces, y más cuando eres una mujer, es difícil entender que alguien como ella, que lo tiene todo a su favor, se deje someter de esa forma. Pero hay gente así, que disfruta siendo humillada. 

P. Junto a él, pasó a ser ‘La mujer que llora’, que Picasso retrató en uno de sus cuadros. 

R. Al principio de su relación, Picasso estaba maravillado por su inteligencia, su fuerza, su conversación. Orgulloso de tenerla como pareja. Pero rápidamente se cansa de ella porque la considera una mujer trágica, kafkiana… Le molestaban sus ideas, su forma de opinar de todo, sus celos… Picasso era alguien que martirizaba a cualquiera que se mostrase frágil a su lado, ya fueran hombres o mujeres. Lo único que cuenta para él es la pintura, las personas no le interesan.

La agenda recuperada de Dora Maar con todos sus contactos.

La agenda recuperada de Dora Maar con todos sus contactos.

P. Picasso la abandona, ella cae en depresión y se vuelca en la religión. Al final de su vida (murió en París en 1997), la describe como una mujer huraña, gris, que había cortado toda relación con el mundo exterior. 

R. Estaba obsesionada por alejarme de la imagen de ‘vieja loca’ en que se convirtió al final de su vida. No soy indulgente con ella, es cierto que envejeció mal, pero mi punto de vista sobre ella cambia a lo largo del libro. Siento una mayor ternura, está claro que en su interior había sido siempre una mujer frágil, pero pocas mujeres podrían haber soportado lo que vivió ella. Era una mujer torturada por la pena de un amor terrible. Picasso fue cruel con otras mujeres [dos de sus amantes se suicidaron después de su muerte (en 1973)] pero lo que le hizo a Dora Maar no es comparable con lo que sufrieron las otras. 

Para mí, que he crecido cerca de Arlés, donde se celebran corridas de toros, Picasso fue un torero que buscaba doblegar a un toro, Dora Maar. Le clavaron estoques, banderillas… Pero, al final, fue el toro el que sobrevivió al torero, fue indultada. «Picasso era alguien que martirizaba a cualquiera que se mostrase frágil a su lado, ya fueran hombres o mujeres» 

P. En el libro recoge esta frase del pintor francés André Marchand: “Picasso era Lucifer… Conocí a Lucifer”. 

R. Picasso era un macho dominante, un andaluz del siglo XIX. Un hombre peligroso del que era mejor mantenerse alejado. No quiero defenderlo, pero hay que juzgarlo desde ese punto de vista, sin anacronismos. 

P. ‘En busca de Dora Maar’ salió publicado en Francia en 2019, curiosamente el mismo año que el Museo Pompidou de París organizó la mayor exposición retrospectiva de su obra. ¿Cómo explica este repentino interés por ella? 

R. Ha crecido el interés por las mujeres artistas, sobre todo aquellas que fueron olvidadas o aplastadas por figuras masculinas dominantes. Además, a nuestro tiempo le gusta descubrir a las mujeres que se quedaron en la sombra. Dora Maar se benefició de todo esto y la exposición del Pompidou fue una buena revancha de su vida. 

Se la intentó reducir a Picasso, y más tarde a su fotografía. Pero yo quiero que hablemos de ella como una artista con nombre propio del siglo XX. Mi obsesión con este libro era que Maar existiera, antes y después de Picasso. Y lo vemos: después de dejarlo, no paró de pintar durante 50 años, sin éxito, pero sin que le importaran las críticas o la mirada de los demás. 

«Acabó siendo una mujer muy religiosa, homófoba y antisemita: tenía el ‘Mein Kampf’ en la estantería de su casa en París» 

P. Cuenta en el libro que la gente le pregunta a menudo si se lleva bien con ella, ¿le cae bien Dora Maar? 

R. No en todas las épocas de su vida. A veces me da miedo porque acabó siendo una mujer muy religiosa, homófoba y antisemita: tenía el ‘Mein Kampf’ en la estantería de su casa en París. Pero he aprendido a conocerla, a tenerle cariño, porque la vida es mucho más compleja de lo que parece, las personas no son monstruos y no hay nada más difícil que los matices. 

P. Y si pudiera comunicarse con ella, ¿cómo cree que le va ahora? 

R. Yo creo que le va bien. A James Lord (un amigo suyo que también lo fue de Picasso) le decía algo así como que sabía que un día reconocerían su trabajo. ¡Hay que ser muy osada para tener esa mentalidad!

Imagen de portada: Gentileza de El Confidencial

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Entrevista. Por Guillermo Rivas. Enero 2022

Sociedad y Cultura/Pablo Picasso/Historia/Mujeres Influyentes

El secreto detrás de la principal obra de Pablo Picasso.

El gran artista español creó por encargo un enorme mural. Fue un suceso histórico el que lo inspiró para crear una obra única.

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Luis caminaba al mercado. Era un lunes casi como cualquier otro, pero esta vez no iba como un niño. Ya era un adulto de pantalones largos luego de haber cumplido, justo el sábado anterior a ese día, sus 14 años.

Como buen lunes, los vecinos y viajeros de pueblos cercanos se acercaban a Guernica, en los países vascos, a comprar los productos que necesitaban. España vivió épocas complicadas en 1937, casi un año después del comienzo de la Guerra Civil. 

Muchos soldados republicanos se habían refugiado en la ciudad ante el avance de las fuerzas del General Francisco Franco. Luis nunca imaginó que ese 26 de abril, e indirectamente su vida, quedaría retratada en el cuadro más importante de Pablo Picasso.

EL «GUERNICA» MIDE 776,6 CENTÍMETROS DE LARGO POR 349,3 DE ANCHO

“Guernica” es una obra del famoso pintor español, padre y máximo exponente del cubismo, que mide 776,6 centímetros de largo por 349,3 de ancho. Hoy se encuentra en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, de Madrid.

Un encargo sin inspiración

La historia cuenta que a principios del 37, representantes de la Segunda República, solicitaron a Picasso una obra para presentar en la Exposición Internacional de París, en el pabellón español. El pintor produjo una serie de aguafuertes que serían vendidas durante el encuentro para recaudar fondos para la causa republicana.

PABLO PICASSO

Aunque también le encargaron un mural, los problemas familiares que atravesaba Picasso lo llevaron a demorar la obra. 

El gobierno republicano le pagó, el pintor alquiló un taller en el nro. 7 de la rue des Grands-Augustins y comenzó a planificar. 

Existe una discusión sobre el monto abonado y si este incluía la “mano de obra” del artista o si solo se le dio suficiente para abonar costos de pinturas, telas y alquileres. De cualquier manera, el recibo firmado por Picasso sirvió para que, años después, el gobierno español reclamareclamara la obra.

Suenan las campanas

El 26 de abril de 1937, alrededor de las cuatro de la tarde, Luis comenzó a escuchar las campanadas de la iglesia que anunciaban problemas. 

Dos días antes, radios del bando franquista habían anunciado un “golpe contra el que es inútil cualquier resistencia”. Vecinos y visitantes corrieron a los refugios. Por suerte, el alcalde de la ciudad había cerrado el mercado antes del mediodía ante el riesgo de un ataque.

Fuerzas alemanas de la Legión Cóndor e italianas de la Aviación Legionaria, bombardearon Guernica. La ciudad no estaba preparada para defenderse de un ataque aéreo. 

El primer explosivo cayó cerca de puentes y de la estación de trenes. Una hora después, a las seis, el bombardeo se intensificó. Diecinueve Ju-52 alemanes dejaron caer cargas explosivas e incendiarias. 

A las siete de la tarde finalizó el ataque, con el pase de aviones caza que ametrallaron a quienes estaban al descubierto.

GUERNICA DESPUÉS DEL BOMBARDEO. FOTO: CC BY-SA 3.0 DE

La destrucción fue enorme. Pilotos de los últimos bombarderos aseguraron que arrojaron sus explosivos a ciegas, porque los incendios previos imposibilitaban la visión. 

No existen datos exactos de víctimas. El gobierno vasco señaló que fueron más de 1.600, sin embargo investigaciones recientes estiman entre 250 y 300 muertes. El 70% de la ciudad fue destruida. Dos días después, el 28 de abril, las tropas franquistas entraroningresaron en Guernica y tomaron el control, quemando registros oficiales, por lo que es muy difícil que se sepa la magnitud de las muertes con certeza.

De una triste lectura a una gran obra

Ese mismo día, Pablo Picasso desayunaba mientras leía una copia del periódico  L’Humanité y se enteraba del caso. 

El 1 de mayo comenzó a bocetar su obra más famosa. Se considera que la creación, producción y finalización del cuadro están perfectamente documentadas, lo que permite ver todo el proceso por el que pasó el artista.

El 4 de junio de 1937, Picasso culminó su obra. Poco más de un mes después se presentó en la Exposición Internacional. 

Luego viajó por distintas ciudades de Europa, generando que muchas comenzarán a prestar atención a la situación española. Finalmente estuvo en los Estados Unidos, protegida del gobierno de Franco, hasta 1981 cuando fue devuelta a España.

Luis sobrevivió el bombardeo y contó su experiencia durante años en distintas entrevistas. Hoy Guernica tiene 17.000 habitantes y da nombre al cuadro más importante de un movimiento pictórico, que desde el simbolismo nos recuerda las atrocidades de la guerra.  

Imagen de portada: Gentileza de

FUENTE RESPONSABLE: mdz On Line. Por Santiago Hernandorena. Septiembre 2021

Guernica/Picasso/Cruzarte una historia/Guerra Civil Española

 

La inteligencia artificial recrea un desnudo oculto en una pintura de Picasso.

En pleno ‘período azul’, el joven pintor español Pablo Picasso no siempre tenía dinero para adquirir materiales artísticos, por lo que a veces pintaba sobre lienzos existentes. Unos investigadores devolvieron a la vida uno de los cuadros ‘ocultos’ del artista, algo que generó el descontento de sus herederos.

En 2010, un análisis por fluorescencia de rayos X ayudó a localizar el retrato de una mujer desnuda y con las piernas cruzadas escondido debajo del óleo La comida del ciego, considerado una de las obras más importantes del período azul de Picasso. Pero en ese entonces, solo se logró ver los contornos de la pintura.

Los investigadores del proyecto Oxia Palus decidieron recrear el retrato, bautizado como El desnudo solitario en cuclillas, a todo color con la ayuda de una red neuronal.

Para esto, entrenaron la inteligencia artificial con una colección de obras de arte de Picasso, después de lo cual recrearon la pintura y la imprimieron en lienzo sin perder la textura original.

«Es bastante inquietante ver las pinceladas, el color y la forma en que las luces se reflejan en la obra. Es una pieza hermosa», dice uno de los investigadores, George Cann, del University College de Londres.

Curiosamente, el mismo retrato también aparece en el fondo de otra obra maestra del genio de Málaga, La vie (La vida), creada en 1903, y en algunos de sus bocetos.

La vie’ (1903)

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© Foto : Public Domain

El 11 de octubre, los investigadores presentaron al público el óleo resucitado y anunciaron que formará parte de Deep AI, una feria futurista de obras de arte recreadas por la inteligencia artificial. No obstante, horas antes de la exhibición, la Administración Picasso, una organización que gestiona los intereses de los herederos del artista, prohibió exhibir la pintura, acusando a Oxia Palus de violar los derechos del autor.

«Desvelar una obra de Picasso es una cuestión de los derechos del autor y, en particular, de los derechos morales. Es un derecho eterno que pertenece exclusivamente a los herederos del artista. Además, la inteligencia artificial que aprendió a pintar como Picasso, nunca tendrá esa percepción sutil de un artista que expresa su creatividad frente a cada uno de sus lienzos en blanco», expresa la jefa de asuntos legales de la organización, Claudia Andrieu.

Por su parte, los creadores de la copia explican que, de hecho, no se trata de un intento de recrear una pintura actual de Picasso, sino de «una posible reconstrucción de una obra oculta debajo de La comida del ciego (1903)».

Imagen de portada: Gentileza de Sputnik Mundo (Dominio Público)

FUENTE RESPONSABLE. Sputnik  Mundo

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