Bárbara Rey Actis: «El pico de la felicidad se alcanza a los 70 años»-

La experta en longevidad dice: «La intergeneracionalidad es la mejor herramienta contra el edadismo»

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Bárbara Rey Actis (@barbarareyactis) es toda una experta en longevidad. 

Es fundadora de Longevity Initiatives, un proyecto enfocado en la investigación, generación de contenidos y consultoría sobre la longevidad y sus retos y oportunidades, para aportar ideas y soluciones que ayuden a las personas a tener una vida plena con sentido. 

Bárbara Rey acaba de publicar ‘Una longevidad con sentido’, un libro que trata de romper con los prejuicios asociados a la vejez y que nos da las claves para vivir muchos años de la mejor manera posible.

PREGUNTA: ¿Cómo se logra una longevidad con sentido? ¿Una vida larga, plena y con sentido? (salud, patrimonio y relaciones)

RESPUESTA: La vida larga la tenemos garantizada gracias a la cantidad de años de vida extra que la medicina, la tecnología y los avances nos han logrado dar a los seres humanos. Esa parte, más o menos, la tenemos garantizada. El tema de darle el sentido a la vida es algo en lo que tenemos que trabajar. Tomando conciencia de esta vida mucho más larga (presumiblemente con mejor salud, mayor nivel de actividad y de integración), tenemos que encontrar un propósito, algo que a nosotros nos dé sentido y que también podamos proporcionar una retribución a los demás. Y eso es lo que va a dar sentido a una vida larga.

P. : Divide el libro por capítulos en salud, patrimonio y relaciones. ¿Qué importancia tienen cada uno de estos aspectos en esa longevidad consentido?

R. : Realmente cuando se habla de longevidad, la mayor parte de la gente se centra directamente en la parte de la salud. De hecho, mucha gente piensa que yo hago longevidad sólo dedicada a salud. Es verdad que la salud es lo primero, es un gran patrimonio que tenemos que cuidar. 

Pero además de tener en cuenta el cuidado de la salud, que es lo que nos va a permitir estar activos, conectados, presentes y productivos, tenemos que tener en cuenta el tema del patrimonio, porque vivir más años implica mayor necesidad de dinero para poder financiar esta larga vida. 

Y aunque también vamos a tener la mayor parte de nuestra vida con salud, va a haber algunos años, sobre todo al final, en los que, lamentablemente, tendremos algún tipo de dependencia, de enfermedad crónica o algún tipo de debilidad por lo que vamos a necesitar contar con mayor cantidad de dinero.

Y la tercera parte, que para mí al final es la más importante y la que le termina de dar sentido a la vida, son las relaciones. En primer lugar, reinterpretar la relación con el tiempo, porque siempre digo que vivimos más que nunca, pero somos pobres de tiempo y tenemos que encontrar este espacio para ser conscientes de lo que implica vivir una vida de 100 años. Y la relación con nosotros mismos, porque con quien más vamos a estar en esta larga vida va a ser con nosotros mismos. 

Una labor y una tarea de autoconocimiento muy profundo es lo que nos va a permitir poder relacionarnos y conectar mejor con los demás, con el entorno, con la familia, con los amigos, con los compañeros de trabajo… para el final de todo, la mayor relación que podemos tener es conseguir nuestro ikigai, cumplir con nuestro propio propósito y con lo que a nosotros nos hace feliz. Pero de nuevo, devolviendo algo a la sociedad y dejando una huella, un legado. 

P. : ¿Las personas somos conscientes de la necesidad de planificar nuestra longevidad? ¿Por qué es tan importante?

R. : No. Mi experiencia me dice que la mayor parte de la gente ni siquiera es consciente de cuántos años va a poder vivir. Aquí en España tenemos una de las esperanzas de vida más largas del mundo, hoy por hoy está alrededor de los 83-84 años. 

Además, sabemos que las mujeres vamos a vivir de media siete años más que los hombres. Pero, cuando le preguntas a alguien cuánto cree que va a vivir, muy poca gente dice más de 80 años. 

Además, la esperanza de vida va creciendo, por cada 10 años que vivimos, la esperanza de vida se incrementa en dos años, es decir que si hoy está en 80 y pico, dentro de unas décadas va a estar mucho más alta, y la gente no está concienciada. No tiene la conciencia de lo que yo llamo: “practicar la gratificación diferida”.

Tenemos que entrenar esta “gratificación diferida”, que es hacer pequeños esfuerzos, pequeños sacrificios, pequeñas contenciones hoy, para que repercutan positivamente en nuestro yo futuro, sobre todo en términos de salud y en términos de patrimonio, que es el ahorro, el estudio, cultivar el capital humano, es tener inversiones, no confiarlo todo al Gobierno de cara a la jubilación… Esto es lo que más cuesta trabajar. 

P.: ¿Cree que a la sociedad le falta formación en este sentido?

R.: Sí, porque la longevidad es un fenómeno actual, social y transversal. Es muy actual porque la esperanza de vida se han visto incrementada en términos exponenciales en muy poco tiempo, no nos ha dado capacidad de reacción y evidentemente hay que hacer una labor educativa. 

Hay que movilizar conciencias para pasar a la acción. Y esta es un poco mi labor, dar a conocer a la gente lo que implica vivir casi 100 y las herramientas que tenemos a nuestro alcance para poder disfrutar esta vida.

P. : ¿Instituciones públicas y empresas están actuando a la altura de la revolución de la longevidad? En el libro habla de la lentitud en la capacidad de adaptación de las mismas… ¿Qué deberían hacer y no hacen?

R. : Esto es un poco como lo que siempre se dice de que la ley va por detrás de la realidad. Esto nos ha pillado a todos un poco por sorpresa. Sería injusta si dijera que no se está haciendo nada, porque sí que se están haciendo cosas a nivel gobierno y a nivel empresa, pero a fecha de hoy, creo que es más lo que se habla de que lo que se hace. 

Hay que marcar una agenda y hay que empezar a implementar políticas verdaderas, pero que, sobre todo, incluyan a las personas mayores a la hora de determinar cuáles son esas acciones y no se piense por ellos. Aquí creo que es donde más trabajo hay por hacer. Se termina siempre pensando por el mayor, pensando lo que creemos que es lo mejor, lo que hay que hacer, en lugar de ir al sénior y preguntarle qué es lo que necesita.

P. : En el libro hace referencia constante a la necesidad de un cambio de mentalidad: ¿a qué te refieres?

R. : Si bien la longevidad, como decíamos antes, es un fenómeno social, parte desde las personas. Mi propuesta es que las personas tengan un abordaje hacia la longevidad muy personal, muy desde el yo, muy positivo (pensar que vamos a disfrutar de una buena vida durante más tiempo) y proactivo, es decir, de nuevo la gratificación diferida, ir pensando, planificando, organizando y, sobre todo, ir descubriendo esas herramientas que están a nuestro alcance y que nos van a permitir disfrutar de una mejor vida. 

Este es el cambio de mentalidad que hoy por hoy y sobre todo en España, que tenemos una contención social y gubernamental muy grande en términos de salud y de jubilación. Siempre pensamos que el gobierno se va a ocupar de nosotros en términos de pensiones y de salud, y esto no siempre va a poder ser así. 

P. : Y en ese cambio de mentalidad también tiene mucho que ver cómo la sociedad ve al mayor, ¿verdad? En el libro desmonta muchísimos estereotipos y demuestra con rigor científico que los mayores pueden seguir aprendiendo, ser creativos, emprender … y me encanta la frase: “Nunca es tarde para convertirse en quien realmente se quiera ser”. ¿Cuáles son las falsas concepciones sobre la vejez que consideras más relevantes?

R. : La primera de todas es pensar que la vejez empieza a determinada edad. Por lo general se relaciona los 65 años, que es cuando la mayor parte de la gente pasa a estar jubilado, con el inicio de la vejez, cuando cada vez más se está disociando la edad cronológica de la edad biológica. 

Hoy por hoy, podemos ver personas de 70 años, 80 y 90 que biológicamente pueden estar mejor que una persona de 30. 

Hay que romper con el tema cronológico y no decir que a los 65 nos convertimos en viejos, porque si lo miramos en perspectiva, si viviéramos en Estados Unidos, en Silicon Valley, a los 40 años seríamos viejos porque ya no podríamos estar activos en sus empresas. La edad es algo relativo. 

En segundo lugar, está el mito de que la vejez está asociada sí o sí a la enfermedad y se cree que todas las personas mayores están enfermas. Sabemos que hay mucha gente de 60, 70, 80 e incluso 90 años que goza de muy buena salud, tanto física como mental y que no está atada a una edad.

Lo tercero es pensar que son pasivos, porque asociamos la jubilación con la pasividad y a creer que ya no generan, que son dependientes, … 

Y una persona solo por el hecho de salir del mercado de trabajo no implica que sea pasiva. Sigue teniendo muchas actividades, pagando sus impuestos, consumiendo…, muchos siguen invirtiendo, fundando empresas o asesorándolas. 

Y eso de que una persona a partir de los 65 años se sienta en el banco de la plaza a dar de comer a las palomas está radicalmente excluido. 

Y, para mí, la peor es pensar que toda la gente mayor es igual. Esa tendencia a la ‘bolsa de gatos’, a que si tienes 65 años ya vas a la ‘bolsa de gatos’, a pensar que todos mayores son iguales. 

Y si los miramos demográficamente y cuantitativamente, la mayor cantidad de personas hoy por hoy tienen más de 50 y es el colectivo más heterogéneo del mundo. No podemos pensar que son todos iguales.

También siempre se dice que las personas mayores son cascarrabias y tienen mal humor, cuando de hecho, está comprobado que el pico de la felicidad se alcanza a los 70 años. La gente de 70 años tiende a ser bastante más feliz que los jóvenes de 20 y de 30. 

Y por último, el tema de la tecnología. También pensamos que la gente mayor por el hecho de serlo no maneja la tecnología, cuando está comprobado que está más vinculado a un tema de educación que de edad, como demuestra que los baby boomers, que ahora están envejeciendo, se manejan perfectamente con la tecnología.

P. : ¿Por qué es tan importante romper las “creencias limitantes”? 

R. : Porque eso es lo que nos va a permitir disfrutar de una larga vida. Tenemos que quitarnos estos sesgos, estas falsas creencias, para poder mirar a los mayores de hoy con otros ojos, pero también para poder proyectar nuestra propia vejez de otra manera, esto es lo más importante.

P. : ¿Qué se puede hacer para romper con estos estereotipos y con el edadismo arraigado en nuestra sociedad?

R. : Esta es una de las principales lacras. Yo en lo que creo y estoy convencida es en el fomento y en la práctica de la intergeneracionalidad. No creo, ni a nivel negativo ni a nivel positivo, que a la gente mayor haya que aislarla. 

Es decir, no creo que haya que encerrarlos en una residencia ni tampoco venderles la edad dorada de Estados Unidos, que estaban todos super felices, jugando al golf y al bingo todo el día. Aislar a la gente mayor de la sociedad fomenta el edadismo. 

Cuanto más integrados estén en el mundo laboral, a través del talento sénior, de contar con ellos como mentores, como asesores, como inversores…, mejor y poder tener relación con gente mayor más allá de la propia familia, para muchas personas su parámetro de gente mayor es solamente sus abuelos, porque no tienen oportunidad de interactuar con más personas mayores… La intergeneracionalidad es la mejor herramienta para romper con el edadismo.

P. : ¿Cuáles son las claves para una longevidad saludable?

R. : Esto también es romper con un gran mito, porque mucha gente se escuda, o a veces nos justificamos, o decimos, que tenemos una mala genética.

Actualmente, hay estudios que nos dicen que el 70% de las enfermedades, o del estado de salud que seamos capaces de tener, depende de nuestro estilo de vida, no de la genética. 

Hay estudios incluso que llegan al 80%, pero bueno, nos quedamos en el 70. Entonces, si el 70% no es achacable a la genética, eso quiere decir que está en nuestras manos. 

Mi propuesta, y la principal herramienta para tener una vida saludable, es el autocuidado. Es practicar un estilo de vida con pequeños gestos, con pequeños actos, que promuevan cuidar nuestra alimentación, nuestro movimiento a lo largo del día, un buen descanso, la salud mental…

El autocuidado es la herramienta más potente para una vida saludable y para poder retrasar o evitar lo más posible que desarrollemos enfermedades crónicas. 

P. : En el libro habla de dos horizontes relacionados con los avances científicos relacionados con la longevidad. El cercano y el lejano… ¿Se lo puede explicar a nuestros lectores?

R. : Oír que la esperanza de vida en España está en 85 años, que presumiblemente los que ahora tenemos 40 o 50 podamos alcanzar una vida de 100 años y que el límite natural de vida del ser humano está en 120 genera un poco de inquietud en la gente. 

Y existen muchos científicos y muchas empresas que se están empeñando en intentar llegar a esto. 

En un horizonte cercano, de aquí a 5-10 años, se va a trabajar mucho en la prevención del surgimiento y de la evolución de enfermedades, sobre todo crónicas, en el retraso de la aparición, para que la mayor parte en nuestra vida sea saludable, pero también en la reversión de la edad biológica. 

Hay un científico, David Sinclair, que dice que “cuanto más vivamos, más vamos a vivir”. 

Porque a lo que a lo que se está apuntando es alcanzar lo que se llama “velocidad de escape”, que quiere decir que los avances tecnológicos van a ir por delante del paso del tiempo natural. Entonces, cada año que vivamos igual, ganamos uno o un año y medio más.

Y el horizonte lejano es alcanzar lo que se llama “hiper longevidad”, que algunos lo ponen en términos de inmortalidad, que es llegar a 150 o 200 años. 

Lo que se está trabajando ahora es en el Internet of bodies (Internet de los cuerpos), igual que está el Internet of things (Internet de las cosas), donde vamos a estar totalmente monitorizados en casa, con herramientas a nuestro alcance, para poder identificar cualquier alteración de manera muy temprana. 

Todo lo que es retraso y reversión va a estar en nuestras manos en cinco o diez años.

Imagen de portada: Barbara Rey

FUENTE RESPONSABLE: 65ymas.com Por Ana Bedia. 11 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Longevidad/Salud/Patrimonio/Relaciones/ Autopreservarse/Cuidados personales.

Cerebro: 9 cosas que dañan tu memoria todos los días.

Es muy importante saber qué daña la memoria y el cerebro, más aún después de la mediana edad. Acá te informamos los malos hábitos que deberías evitar para disminuir el riesgo.

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Hay varios factores que pueden afectar negativamente nuestra memoria y nuestro cerebro en general. Algunos malos hábitos pueden pasar desapercibidos, y por eso es importante conocerlos.

Malos hábitos que están afectando tu memoria

1. Mala alimentación

Cada vez es más evidente la relación entre el cerebro, intestino y memoria. Los expertos sugieren que llevar una dieta que no sea equilibrada y que sea rica en alimentos malos para el cerebro, puede acelerar el deterioro cognitivo. Por el contrario, «estudios existentes apuntan a la idea de que podemos reducir la posibilidad de demencia al evitar los alimentos que comprometen a nuestras bacterias intestinales y debilitan nuestra memoria», dice Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de Harvard.

Los alimentos malos para la memoria son: azúcares añadidos, alimentos ultraprocesados, comida rápida, grasas trans, demasiada sal, carbohidratos de alta carga glucémica, nitratos (salchichas, por ejemplo). Una dieta mediterránea es la mejor opción. Esta incluye: verduras de hojas verdes, huevos, aguacate, pescado azul, yogurt, frutos secos, té, carne roja y frutas como los arándanos.

2. Sedentarismo

No hacer actividad física ha demostrado tener serias consecuencias en el cerebro. De hecho, algunos estudios sugirieron que el sedentarismo podría acelerar el deterioro de la memoria, asociado a la edad, y aumentar el riesgo de demencia y Alzheimer. Se plantea que un 13 % de los casos de Alzheimer a nivel mundial podría atribuirse al sedentarismo.

La Organización Mundial de la Salud indica que la actividad física mejora las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio.

3. Soledad

La soledad también se ha relacionado con mayor riesgo de Alzheimer. Y es que, diversos estudios han encontrado correlaciones entre una mayor soledad y una disminución de la memoria y una función cognitiva más deficiente en general.

La Fundación Pasqual Maragall, dedicada a la investigación científica del Alzheimer, indica: «Relacionarse con otras personas nos ayuda a mantener las conexiones neuronales activas y resulta clave para nuestro bienestar».

4. Estrés

El estrés o una salud emocional inestable son factores de riesgo para la pérdida de memoria. Lo dicen los expertos de Clínica Mayo: «El estrés, la ansiedad o la depresión pueden causar olvidos, confusión, dificultad para concentrarse y otros problemas que interrumpen las actividades diarias».

5. Tabaquismo

Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Genómica Traslacional de Arizona sobre 70.000 personas determinó que fumar daña el aprendizaje verbal y la memoria de manera significativa, sobre todo en las mujeres (quienes también son más propensas al Alzheimer).

Además, sabemos que fumar también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, hipertensión arterial, enfermedad coronaria, derrame cerebral, úlcera gastrointestinal, y otras enfermedades.

6. Diabetes, hipertensión, colesterol

De acuerdo con expertos, no controlar los factores de riesgo cardiovascular, la diabetes, hipertensión, colesterol o la obesidad, pueden afectar la memoria. Un estudio publicado en la revista Neurology, indica que «las personas con diabetes tipo 2 tienen problemas de regulación del flujo sanguíneo.

Nuestros resultados sugieren que la diabetes y el azúcar en la sangre imponen un efecto negativo crónico en las habilidades cognitivas y de toma de decisiones».

7. No retar la mente

Nuestro cerebro es complejo, de ahí que los expertos recomienden que es preciso mantenerse siempre aprendiendo algo diferente, esto para mantener la buena salud mental a medida que las personas envejecen. Para evitar el Alzheimer, la Fundación Pasqual Maragall dice: «Ofrecer retos a la mente ayuda a mantener nuestra reserva cognitiva, aprender nuevas habilidades, hacer crucigramas, leer, apuntarse a talleres o curso».

8. No dormir lo suficiente

Además de sentir que no descansamos nada, el deterioro de la memoria es una de las consecuencias de dormir poco. Investigadores del Laboratorio de Neurociencia Funcional de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) mostraron que reducir a la mitad el tiempo de sueño nocturno (sólo 4 horas) afecta la formación de nuevas memorias al día siguiente. Por el contrario, dormir bien (de 7 a 8 horas) puede ayudar a recuperar los recuerdos más débiles.

9. Alcoholismo

Innumerables investigaciones han sugerido que el alcohol tiene efectos negativos en el cerebro, por ejemplo, reduce el volumen cerebral. También afecta la memoria. Esto es lo que advierte la experta de Harvard sobre el alcohol y la memoria: «Si bien beber puede hacer que se relajen en el momento, lo pagan a la mañana siguiente, cuando se despiertan nerviosos con niebla mental».

La niebla mental comprende problemas de desorientación, confusión y dificultad para concentrarse.

Imagen de portada: Ilustración gentileza de Ámbito.

FUENTE RESPONSABLE: Ámbito. Argentina. 20 de julio 2022

Sociedad/Salud/Salud Mental/Memoria/Prevención

Cómo afecta el calor a nuestras neuronas.

El verano tiene muchos beneficios para nuestro organismo. También para nuestro cerebro.

A más horas de sol, mayor producción de serotonina, lo que afecta positivamente a nuestro estado de ánimo.

La luz solar estimula la producción de la conocida como «vitamina del sol», la vitamina D, que tiene múltiples beneficios para la salud.

Pero no todo son alegrías: hay un límite de calor a partir del cual nuestro cerebro no funciona correctamente: los 40℃.

Los seres humanos somos homeotermos.

Es decir, gracias a nuestro hipotálamo -la región del cerebro que regula la temperatura- somos capaces de mantener una temperatura constante de unos 37 ℃, independientemente de la temperatura ambiental.

Pero cuando nuestro cuerpo alcanza temperaturas por encima de los 40 ℃, el hipotálamo deja de funcionar correctamente y no controla nuestro sistema natural de enfriamiento, la transpiración (el sudor).

Es entonces cuando podemos sufrir un golpe de calor.

Temperatura en Sevilla

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

La atención, el equilibrio o el sueño

En esta situación, el sistema nervioso es especialmente vulnerable.

Como el hipotálamo tiene que trabajar en exceso para mantener una temperatura corporal adecuada, deja en un segundo plano otras funciones vitales como la atención, que se ve ralentizada.

Algo similar pasa con el sistema de comunicación cerebral.

Los impulsos nerviosos tardan más en propagarse y por tanto nuestra capacidad de respuesta es mucho más lenta.

Estamos, por tanto, más cansados y apáticos.

Todo esto afecta a nuestro estado de ánimo, causando irritabilidad y confusión.

Con el calor las proteínas se desnaturalizan -pierden su estructura, se derriten- lo cual afecta y mucho a las neuronas.

Sueño

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Todo este proceso, además, desencadena una respuesta inflamatoria que modifica la homeostasis (equilibrio) del tejido nervioso.

La razón es que las altas temperaturas afectan a la barrera hematoencefálica que protege a nuestro sistema nervioso central, alterando ese equilibrio.

En concreto, hay un tipo específico de neuronas especialmente sensible al daño: las células de Purkinje.

Estas neuronas se encuentran en el cerebelo, y son responsables de la función motora.

De ahí que uno de los síntomas característicos de un golpe de calor sea la debilidad motora con afectación grave de la coordinación y el equilibrio.

Las altas temperaturas también hacen que descansemos peor.

Otra de las funciones del hipotálamo es regular los ciclos de sueño y vigilia.

Gráfico muestra el riesgos de no dormir bien

Para ello, se guía por la información que le llega del exterior como la cantidad de luz o la temperatura, que indican al cerebro cuándo debe inducirse el sueño.

Las altas temperaturas confunden al hipotálamo, y se produce una hiperexcitación del cerebro, por lo que nos cuesta más conciliar el sueño.

No olvidemos que nuestro sistema nervioso aprovecha las horas de sueño para realizar funciones de mantenimiento necesarias para su correcto funcionamiento.

Es lo que llamamos «un sueño reparador».

Otro de los problemas asociados a las altas temperaturas es la deshidratación.

Al fresco

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Cuando está por encima del 2% del peso corporal puede conducir a alteraciones graves como pérdida de memoria a corto plazo, somnolencia o fatiga muscular.

Además, favorece que las toxinas no se eliminen correctamente y se acumulen en nuestro organismo.

¿Se congela el cerebro con bebidas frías?

Si llegados a este punto usted está pensando que una posible solución al calor sería tomar una bebida bien fría, ¡cuidado! porque a nuestro cerebro no le gustan nada los cambios bruscos de temperatura.

Al beberla, puede sufrir una cefalea por crió estímulo o, dicho de otra manera, una sensación fuerte de dolor de cabeza al tomar algo frío.

Se nos congela el cerebro. La respuesta a este efecto es sencilla.

Bebida fría

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Estamos confundiendo al sistema circulatorio, el cual a su vez vuelve loco al cerebro.

Y el cerebro responde con un toque de atención en forma de dolor.

Ya hemos visto que nuestro organismo es capaz de regular nuestra temperatura corporal.

Cuando hace frío nuestros vasos sanguíneos periféricos se contraen (se encogen).

Es lo que llamamos vasoconstricción.

Así la sangre circula lejos de la piel y se puede mantener mejor el calor corporal.

Cuando hace calor, los vasos periféricos se dilatan (se expanden).

Esto es la vasodilatación.

Tomando el sol

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Así, al expandirse y estar más cerca de la piel se favorece la transferencia de calor fuera del cuerpo.

¡Sudamos! y así controlamos nuestra temperatura corporal.

En verano los capilares tienden a estar dilatados para expulsar el calor del cuerpo.

Pero si de repente tomamos algo frío, los vasos sanguíneos pasan rápidamente de su dilatación normal para eliminar calor, a la contracción por el frío de lo que estamos tomando.

El resultado final es que el sistema circulatorio no sabe cómo actuar con tanto trajín de calor y frío.

Estos cambios en el flujo sanguíneo son detectados por los receptores del dolor que hay en el paladar y la garganta, que comunican con el cerebro a través del nervio trigémino, que envía información sensorial de lo que ocurre en la cabeza.

Una porción del trigémino se extiende por la parte media de la cara y la frente, por eso el cerebro interpreta que hay un problema y se produce esa sensación de dolor punzante.

Es lo que llamamos un «dolor referido»: se produce en el paladar o la garganta pero lo notas en el cerebro.

Pero que no cunda el pánico.

Playa

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Realmente el cerebro no siente dolor, es solo una sensación que se pasa enseguida.

Para evitarlo, hay que comer o beber despacio para acostumbrar al paladar a ese cambio de temperatura.

Aunque todo el mundo tiene un nervio trigémino, no todo el mundo experimenta esa congelación cerebral.

Es posible que los nervios de algunas personas sean más sensibles que los de otras.

De hecho, quienes experimentan congelación cerebral también pueden ser más propensos a sufrir migrañas.

En conclusión, protege tu cerebro del calor, pero cuidado con el método que empleas.

Aunque una bebida fría o un helado bien merecen unos segundos de dolor.

*José A. Morales García es profesor e investigador científico en Neurociencia de la Universidad Complutense de Madrid.

La versión original de este artículo fue publicada en la web de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid.

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FUENTE RESPONSABLE: The Conversation. Por José A. Morales García. 17 de julio 2022.

Sociedad/Calor extremo/Salud/Consecuencias/Prevención

«Ni se dan cuenta que les pasó algo»:qué es el infarto cerebral «silencioso»,cómo afecta la memoria y cómo prevenirlo.

Cuando una persona sufre un infarto cerebral -por una hemorragia, obstrucción o compresión de un vaso sanguíneo- las células que quedan desprovistas de oxígeno pueden morir.

Dependiendo de la región cerebral afectada, la persona puede perder el habla, algún movimiento y sensibilidad del cuerpo, o tener dificultades para recordar. Esos son los efectos dramáticos de lo que también se conoce como derrame cerebral.

Pero hay otro tipo de accidente cerebrovascular cuyos efectos son menos evidentes y más difíciles de diagnosticar, pues no muestran síntomas inmediatos.

Se le conoce como infarto lacunar o «silencioso», porque afecta regiones más pequeñas y menos funcionales del cerebro, que no se manifiestan igual que un ataque cerebral sintomático, pero que con el tiempo se pueden acumular y tener un impacto significativo a largo plazo en la memoria del paciente.

Según un estudio publicado en 2012 por la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, los infartos cerebrales silenciosos son más comunes que los infartos con síntomas. Los investigadores estiman que más de un tercio de las personas mayores de 70 años ha sufrido un infarto silencioso.

¿Qué sucede en un derrame cerebral?

Derrame es una manera general de referirse a un afección en el cerebro cuando no le llega suficiente oxígeno, ya sea por una hemorragia o una obstrucción. La terminología específica es infarto, ya sea hemorrágico o isquémico.

«Isquemia significa que no le está llegando suficiente oxígeno y el tejido cerebral muere», explicó a BBC Mundo Cristina Koppel, neuróloga del Hospital King’s College, Londres.

Imagen de resonancia magnética (IRM) del cerebro

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En un infarto cerebral típico se bloquean los vasos sanguíneos y las células mueren.

La gran mayoría son infartos típicos, cuando un émbolo o coágulo que se ha desplazado por las arterias obstruye los vasos sanguíneos e interrumpe el flujo sanguíneo.

«Hay que imaginarse el sistema de circulación en la cabeza como un árbol que tiene un tronco -una gran arteria- que se divide en ramas cada vez más pequeñas y tan diminutas que ni siquiera tenemos nombres para esos vasos sanguíneos», dice la doctora Koppel.

«El coágulo, que se puede haber formado en el corazón o en las arterias carótidas (arterias principales del cuello), se desplaza por ese sistema que se vuelve cada vez más estrecho, hasta que ya no puede pasar, bloqueando los vasos sanguíneos que alimentan partes del cerebro.

Sin esa irrigación de sangre rica en oxígeno, las células de esa región dejan de funcionar y pueden morir, generando una combinación de síntomas que pueden ir desde debilidad en parte de la cara, dificultades al hablar o caminar, y problemas de visión.

En Reino Unido, los médicos aconsejan tener presente la sigla FAST, que en inglés se refiere a cuatro palabras: cara, brazo, habla y hora. O sea, si un lado de la cara la tiene caída, el brazo está débil o tembloroso, se tiene dificultad con el habla… es hora de llamar la ambulancia.

«Si el paciente llega al hospital en un espacio de unas 4 horas y media, después de un escaneo para asegurar que no es un infarto hemorrágico, se le puede administrar un fármaco antitrombótico para disolver el coágulo y desbloquear la arteria», señala la neuróloga.

Todas estas habilidades perdidas durante un infarto típico reflejan las funciones que estaban controladas por la región afectada en el cerebro.

Hombre con parálisis de un lado de la cara

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Parálisis de un lado de la cara es uno de los síntomas de un infarto isquémico.

«Ni se dan cuenta que les pasó algo»

Pero hay un tipo de infarto cerebral que no se manifiesta de esta manera tan evidente, por que «no ocurre en la periferia, sino dentro del cerebro y afecta las regiones más profundas».

Se le llama infarto lacunar o silencioso, en cuyo caso, la interrupción de flujo sanguíneo destruye células en regiones del cerebro que no controlan funciones vitales, regiones «silenciosas».

El daño es tan pequeño que no generan síntomas obvios y sólo se pueden observar con una imagen por resonancia magnética (IRM) o una tomografía computarizada (escaneo TC).

«Se ven como un pequeño puntito», indica la doctora Koppel. «Muchas veces, cuando les preguntamos, los pacientes ni se dieron cuenta de que les pasó algo».

«Es porque ese infarto profundo no dio síntomas o fueron tan leves que el paciente ni va al hospital», agrega.

Un doctor y una doctora preparan a una paciente para una IRM.

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Un infarto cerebral silencioso sólo se puede confirmar con una imagen por resonancia magnética (IRM) o una tomografía computarizada (escaneo TC).

Aunque podrían haber sufrido alguna sutil deficiencia cognitiva temporal, la mayoría de las víctimas de este tipo de infarto silencioso no saben que lo sufrieron.

No obstante, por más pequeña que sea la lesión, «hay células muertas ahí, que afectan el cableado o las conexiones del cerebro».

Si se acumulan muchos de estos infarto, el escenario más común es que se afecten ciertas funciones del cerebro, lentitud cognitiva, torpeza al andar, falta de memoria y, como consecuencia la demencia vascular.

Problemas de memoria.

Aunque los efectos no sean inmediatamente obvios, un infarto cerebral silencioso puede interrumpir el flujo de sangre necesario para la memoria.

En un estudio publicado en la revista especializada Neurology, los investigadores estudiaron a 650 personas sin historial de demencia, buscando evidencia de interrupción del abastecimiento sanguíneo en los cerebros de los participantes a través de IRM.

En más de 170 de los participantes se encontraron pequeñas regiones de tejido muerto por falta de irrigación sanguínea al cerebro, aunque sólo 66 de ellos reportaron haber tenido síntomas de un infarto cerebral.

Todos los pacientes que habían sufrido estos infartos tenían dificultades con la memoria y procesos cognitivos. Estos problemas se dieron independientemente de otras formas de pérdida de memoria asociada con la edad.

Los investigadores concluyeron que a medida que se acumulan los daños causados por estos infartos silenciosos, es más difícil que el cerebro funcione normalmente.

Una flecha roja señala un pequeño daño cerebral en una imagen de resonancia magnética (IRM)

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Los daños de un infarto silencioso son pequeños, pero su acumulación tiene serias consecuencias para la memoria.

Debido a que las mujeres viven más, ellas son más vulnerables a sufrir infartos cerebrales. Los médicos recomiendan que se sometan a exámenes para evaluar los factores de riesgo de enfermedad cerebrovascular.

Prevención

La demencia vascular no se puede revertir. Como no es posible para todos hacer una IRM o escaneo TC, hay cosas que se pueden hacer para reducir los factores de riesgo.

El principal factor, dice la neuróloga Cristina Koppel, es la hipertensión «y es lo primero, segundo y tercero que controlamos».

También se monitorea el colesterol, la diabetes, y se aconseja reducir el consumo de sal y no fumar.

«Se debe empezar un tratamiento con aspirina u otro anticoagulante como clopidogrel, que es un agente antiplaquetario que inhibe la formación de coágulos», señala Koppel.

A eso se le añaden recomendaciones para adoptar una dieta sana, hacer ejercicio rutinariamente y asistir disciplinadamente a los chequeos médicos.

«Con la edad hay que prestarle mayor atención», advierte la neuróloga. «A todos nos va a pasar en un grado u otro», señala.

Una pareja mayor caminando por un barrio suburbano

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Hay maneras de reducir el riesgo de infartos «silenciosos», como caminar a buen ritmo unos 30 minutos, cinco días a la semana.

Qué puedes hacer para evitar la pérdida de la memoria por infarto silencioso.

  • Controlar la hipertensión con chequeos regulares y tomar los fármacos que la reduzcan.
  • Limitar el consumo de sal a menos de 6 gramos al día.
  • Mantener bajos los niveles de colesterol LDL.
  • No fumar.
  • Controlar el peso y mantener el índice de masa corporal entre 19 y 25.
  • Consumir por lo menos 200 gramos de fruta y 300 gramos de vegetales al día.
  • Hacer deporte o caminar a buen ritmo durante 30 minutos, cinco días a la semana.

Imagen de portada: GETTY IMAGES. Las mujeres son más vulnerables a sufrir infartos cerebrales -porque viven más- con consecuencias para la memoria y procesos cognitivos.

FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo.

Sociedad/Medicina/Salud

Descubren nuevos beneficios del ejercicio para la memoria y el envejecimiento.

Investigadores destacan la importancia de la memoria muscular y el ejercicio físico para retrasar el envejecimiento del organismo.

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Un nuevo trabajo de investigación llevado a cabo por la Universidad de Arkansas, en Estados Unidos, determina que el ejercicio es ideal para prevenir el deterioro de la memoria y retrasar los efectos del envejecimiento; incluso si este ejercicio se adopta en las etapas más maduras de la vida.

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Hasta el momento los beneficios del ejercicio físico están bien argumentados, como el incremento de la fuerza de huesos y músculos, aumento de la resistencia, mejora de la movilidad, y riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas, y otro tipo de patologías.

En concreto, este trabajo se ha publicado en la revista científica ‘Aging Cell‘. Así, los resultados informan que además el deporte puede ayudar a mantenernos más joven.

Deporte, memoria y envejecimiento

Hay que tener en cuenta que el estudio que nos atañe fue realizado en ratones que se acercaban al final de su vida. Así, se les facilitó una rueda de ejercicio con peso para observar como influía esta actividad en el envejecimiento y cómo puede afectar en la memoria.

Ejercicio para la memoria y retrasar el envejecimiento

Ejercicio para la memoria y retrasar el envejecimiento

Y es que los ratones corren en la rueda de forma voluntaria, por lo que no necesitan ningún tipo de coacción para correr.

En este sentido, los ratones mayores corren entre seis y ocho kilómetros al día, especialmente a rachas. Por su parte, los ratones más jóvenes pueden correr entre 10 y 12 kilómetros diarios.

Aunque no existe una relación de semejanza directa con la mayoría de ruinas que realizan las personas, los investigadores comparan la actividad de los ratones con «un soldado que lleva una pesada mochila muchos kilómetros».

En definitiva, los investigadores observaron que después de dos meses de carrera progresiva con rueda lastrada, los ratones mostraban una edad epigenética de ratones ocho semanas más jóvenes que aquellos ratones sedentarios con la misma edad, unos 24 meses.

La ciencia detrás del proceso

Según los investigadores, la ciencia que hay detrás de este proceso depende especialmente de un proceso biológico conocido como metilación de ADN.

En este sentido, la memoria muscular describe la metilación como «como un proceso en el que grupos de átomos, llamados grupos metilo, se adhieren al exterior de los genes como minúsculos percebes, haciendo que los genes sean más o menos propensos a activarse y producir determinadas proteínas». Así, lo recoge Kevin Murach, principal autor del estudio, en un reciente artículo publicado en ‘The New York Times‘.

Seguidamente, el profesor Murach detalla que «los cambios en la metilación del ADN a lo largo de la vida tienden a producirse de forma algo sistemática, hasta el punto de que se puede observar el ADN de alguien a partir de una determinada muestra de tejido y predecir con bastante exactitud su edad cronológica».

Así, este trabajo de investigación fortalece los argumentos a favor del ejercicio físico para retrasar el envejecimiento del organismo; además de ofrecer beneficios para la memoria. Si bien, los investigadores afirman que aún queda mucho por aprender al respecto.

Concretamente, los expertos señalan que la conexión entre metilación y envejecimiento está clara; pero la conexión entre metilación y la función muscular aún es menos conocida.

Imagen de portada: Gentileza de Todo Disca

FUENTE RESPONSABLE: Todo Disca por Alejandro Perdigones. Enero 2022

Sociedad y Cultura/Salud/Estilo de vida/Prevención/Bienestar

Enfermedad de Alzheimer: la deficiencia de vitamina que se encuentra en el 70% de los pacientes: señales para detectar.

SALUD MENTAL

 

Las tasas de enfermedad de Alzheimer están resultando difíciles de controlar, pero hay muchas herramientas a nuestra disposición para reducir el riesgo. Ciertos nutrientes son clave para proteger el cerebro.

El Alzheimer,  la causa más común de demencia, es una condición devastadora caracterizada por la pérdida gradual de la memoria y las funciones cognitivas.

Hay múltiples patologías en juego con la demencia, pero una característica general es la pérdida de conexiones sinápticas en el cerebro. Algunos estudios han advertido que una deficiencia de vitaminas podría alimentar estos mecanismos.

Uno, en particular, es «muy común» en todo el mundo, según Healthline.

Los casos de demencia se triplicarán a mediados de siglo, intensificando las llamadas para mejorar los tratamientos y las medidas preventivas antes del aumento esperado.

Algunos alimentos se consideran antídotos para la preservación de las funciones cognitivas. Es decir, alimentos ricos en omega-3 y flavonoides.

Otros nutrientes, como la vitamina D, a menudo se pasan por alto por sus beneficios para la salud del cerebro.

La vitamina D es bien conocida por su papel en el metabolismo óseo y sus efectos protectores contra enfermedades respiratorias.

Una deficiencia generalmente causa estreñimiento, debilidad y falta de apetito, entre otros síntomas. 

Se obtiene principalmente a través de la exposición al sol, ya que se produce en la piel a través de la acción de la luz solar.

En las zonas geográficas donde la luz solar directa es escasa, es importante obtener el nutriente de pescados grasos, aves e hígado, y huevos cuando sea posible.

En un estudio publicado en la revista Neurology, resultó que la falta de la llamada «vitamina del sol» estaba presente en un número significativo de casos.

Para su estudio, los investigadores analizaron muestras de sangre de 1.658 personas para determinar los niveles de vitamina D reflejados por la dieta, la exposición al sol y los suplementos.

Todos los participantes del estudio tenían alrededor de 65 años y ninguno tenía demencia al comienzo de la investigación.

Después del período de seguimiento de seis años, un total de 171 participantes habían desarrollado demencia y 102 tenían la enfermedad de Alzheimer.

Los hallazgos revelaron que los odiosos con niveles bajos de vitamina D tenían un 53 por ciento más de riesgo de desarrollar demencia.

Aquellos con una deficiencia más grave tenían un 125 por ciento más de riesgo de desarrollar demencia en comparación con los participantes con niveles normales de vitamina D.

En términos de riesgo de enfermedad de Alzheimer, las personas con niveles más bajos de vitamina D tenían casi un 70 por ciento más de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Aquellos con una deficiencia severa, por otro lado, tenían un 120 por ciento más de probabilidades de desarrollar demencia.

Los resultados se mantuvieron constantes después de ajustar por otros factores predisponentes conocidos.

El estudio, David Llewellyn, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter en Inglaterra, dijo: «Esperábamos encontrar una asociación entre los niveles bajos de vitamina D y el riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer, pero las resistencias fueron sorprendentes. La asociación fue dos veces más fuerte de lo que anticipamos.

Si deseas profundizar sobre esta entrada; por favor cliquea donde se encuentra escrito en “negrita”.

Continuó: “Se necesitan ensayos clínicos […] para establecer si comer alimentos como pescado azul o tomar suplementos de vitamina D puede retrasar o incluso prevenir la aparición de la enfermedad de Alzheimer y la demencia.

“Debemos ser cautelosos en esta etapa inicial y nuestros […] resultados no demuestran que los niveles bajos de vitamina D causen demencia.

Dicho esto, nuestros hallazgos son muy alentadores, e incluso si un pequeño número de personas pudiera beneficiarse, esto podría tener enormes implicaciones para la salud pública dada la naturaleza devastadora y costosa de la demencia”.

Su papel en la salud neurológica sigue siendo un misterio, pero algunas investigaciones sugieren que el nutriente puede activar y desactivar enzimas en el cerebro y el líquido cefalorraquídeo que participan en la síntesis de neurotransmisores y el crecimiento nervioso.

Imagen de portada: Gentileza de Redacción Terra

FUENTE RESPONSABLE: Redacción Terra

Salud Mental/Sociedad/Alzheimer/Demencia/Falta de Vitamina D/Prevención.

Demencia: la ‘dificultad’ en medio de la noche que puede indicar el inicio de la demencia. Parte 2/2.

Demencia: se ha demostrado que la dieta MIND agudiza las habilidades de pensamiento, ¿Qué incluye?

El riesgo de Demencia podría minimizarse siguiendo la dieta MIND. De hecho, se ha demostrado que adherirse a un régimen alimenticio específico agudiza las mentes de los adultos mayores.

Los investigadores rastrearon registros detallados de alimentación de los adultos mayores, durante un período de 4,5 años, y registraron quiénes desarrollaron demencia . 

Aquellos cuyas dietas se parecían más a la dieta MIND tenían cerebros tan agudos como las personas que eran 7.5 años más jóvenes. Los expertos de la Clínica Mayo dicen que la dieta MIND «va en grande con los alimentos naturales de origen vegetal». Además, existe un límite claro para las carnes rojas, las grasas saturadas y los dulces.

Los estudios de observación muestran que la dieta MIND puede reducir el riesgo de la enfermedad de Alzheimer hasta en un 53 por ciento, así como retardar el deterioro cognitivo y mejorar la memoria verbal.

En que consiste la dieta MIND

En primer lugar, la dieta MIND implica tres porciones de cereales integrales al día.

Los ejemplos de granos integrales incluyen pan integral, avena, arroz integral y bulgur.

En segundo lugar, las verduras de hoja verde deben consumirse seis veces por semana. Ejemplos incluyen:

  • Col rizada o achicoria
  • Hojas de berza
  • Espinacas
  • Repollo
  • Berro
  • Lechuga romana.

Las bayas deben consumirse dos veces por semana y las legumbres, como porotos negros, porotos rojos y garbanzos, deben consumirse tres veces por semana.

Para los no vegetarianos, las aves de corral se deben comer dos veces por semana, el pescado una vez a la semana y cualquier carne roja menos de cuatro veces por semana.

La dieta MIND también incluye:

  • Otras verduras al menos una vez al día
  • Nueces al menos cinco veces a la semana
  • Comida frita o rápida menos de una vez a la semana.
  • Principalmente aceite de oliva para cocinar
  • Menos de una cucharada de mantequilla o margarina al día
  • Menos de una porción de queso a la semana
  • Menos de cinco pasteles o dulces a la semana.
  • Los expertos de la Clínica Mayo dijeron: «No es necesario tener una dieta perfecta para beneficiarse.

«Mientras que los adultos del estudio que siguieron la dieta más de cerca (una puntuación promedio de 9,6 puntos sobre 15) vieron la mayor caída en su riesgo de Alzheimer, los que obtuvieron una puntuación en el medio (7,5 puntos) aún redujeron su riesgo en más de un tercio.»

La Dra. Brunilda Nazario verificó que la dieta MIND es una «dieta saludable para el cerebro».

Es un híbrido de DASH (Enfoques dietéticos para detener la hipertensión) y la dieta mediterránea.

La dieta MIND está «repleta de varios nutrientes dietéticos» como vitamina E, ácido fólico, ácidos grasos omega-3, carotenoides y flavonoides.

Una manera fácil de recordar cómo seguir la dieta MIND es dividirla de la siguiente manera.

Todos los días

Tres porciones de cereales integrales

Frutas

Verduras

Semanalmente

Una o dos porciones de frijoles, pollo y pescado.

Bocadillos diarios

Nueces

Bayas

El Dr. Nazario confirmó que la dieta MIND «ha mostrado resultados prometedores para la salud general del cerebro».

Los nutricionistas o dietistas privados podrían elaborar un plan de alimentación MIND para usted.

Alternativamente, puede planificar sus propias comidas guiándose por el tema general de la dieta de alimentación saludable.

Si le preocupa que ya esté mostrando signos de demencia, programe una cita con su médico lo antes posible.

Demencia: medicación común de venta libre es relacionada con un aumento del riesgo del 44 %

El riesgo de demencia podría aumentar en un enorme 44 por ciento si toma ciertos medicamentos de venta libre.

«Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) son un medicamento que ayuda a reducir el reflujo ácido», dijo el Dr. Glenville.

«Ahora se cree que aumentan el riesgo de desarrollar demencia en un 44 por ciento porque aumentan el nivel de beta-amiloide en el cerebro». Los expertos de la Asociación de Alzheimer describieron el beta-amiloide como una «proteína cerebral microscópica».

La hipótesis del amiloide es que el compuesto pegajoso se acumula en el cerebro de los pacientes con demencia, interrumpiendo la comunicación entre las células cerebrales.

Finalmente, se dice que una sobreabundancia de beta-amiloide mata las células cerebrales.

La organización benéfica elaboró: «El beta-amiloide es un pequeño trozo de una proteína más grande llamada proteína precursora amiloide».

Cuando la proteína precursora de amiloide se corta en beta-amiloide, las piezas pegajosas forman pequeños grupos llamados oligómeros.

Luego, las cadenas de grupos se denominan fibrillas y las «esteras» de fibrillas se denominan láminas beta, y la etapa final se conoce como placas.

La Sociedad de Alzheimer agregó: «Según la hipótesis del amiloide, estas etapas de agregación beta-amiloide interrumpen la comunicación de célula a célula y activan las células inmunes.

«Estas células inmunitarias desencadenan la inflamación. En última instancia, las células cerebrales se destruyen».

El Dr. Glenville advirtió que hay «varios» otros medicamentos de venta libre que podrían tener un impacto en la forma en que funciona el cerebro.

Los anticolinérgicos, que se encuentran en los tratamientos para los resfriados, la gripe, la acidez estomacal y los problemas del sueño, «bloquean la acetilcolina química que su cuerpo necesita para transmitir impulsos eléctricos entre las células nerviosas».

El Dr. Glenville dijo: «Investigaciones recientes muestran que las personas que toman estos medicamentos tienen un volumen cerebral reducido (conocido como encogimiento cerebral) y su desempeño fue peor en las pruebas de memoria».

Entonces, ¿cuál es el consejo del Dr. Glenville? «Trate de usar solo medicamentos de venta libre a menos que realmente los necesite», dijo.

«Y si está tomando un medicamento recetado, pregúntele a su médico si hay otras alternativas».

Como nutricionista, la Dra. Glenville comparte lo que cree que también son factores de riesgo para desarrollar demencia.

«Es extremadamente importante que coma bien, ya que su mente y su cuerpo están muy conectados», dijo.

«Sabemos por la investigación que comer una dieta mediterránea conduce a una menor pérdida de memoria y problemas de concentración».

La dieta mediterránea

El NHS comparte cinco sencillos pasos para llevar una dieta más mediterránea:

  • Consumir muchos alimentos con almidón, como pan y pasta.
  • Comer muchas frutas y verduras.
  • Incluir pescado en su dieta
  • Comer menos carne
  • Elegir productos elaborados a partir de aceites vegetales y vegetales, como el aceite de oliva.

Por lo tanto, comer una dieta poco saludable podría aumentar el riesgo de que una persona padezca una enfermedad cerebral.

Otros factores de riesgo pueden incluir un estilo de vida sedentario, falta de sueño, estrés y deficiencia de vitamina D.

«Sabemos desde hace muchos años que la vitamina D es importante para la salud ósea y en la prevención de la osteoporosis», dijo el Dr. Glenville.

«Sin embargo, solo en los últimos años nos hemos dado cuenta de la importancia de este nutriente para la salud general, en particular para la salud del cerebro».

La Dra. Marilyn Glenville PhD es una autora galardonada y la nutricionista líder en el Reino Unido.

Imagen de portada: Gentileza de Terra

FUENTE RESPONSABLE: Terra. Diciembre 2021

Sociedad/Salud Mental/Demencia/Dieta Mind/Alzheimer/ 

Síntomas/ Prevención/

Demencia: la ‘dificultad’ en medio de la noche que puede indicar el inicio de la demencia. Parte 1/2

A medida que se ponga más y más atención en la demencia y más personas comiencen a discutirla día a día, más conciencia habrá de sus síntomas y de lo que debe buscar. Según Dementia UK, hay un síntoma que puede ocurrir en medio de la noche y que podría indicar que un ser querido tiene la afección.

Se prevé que la demencia se vuelva más frecuente en las próximas décadas a medida que las poblaciones envejezcan. Detectar las señales de advertencia lo antes posible alivia la tensión ejercida sobre las familias y los sistemas de salud. Según Dementia UK, «la dificultad para comprender el tiempo y el lugar» es una señal reveladora. Por ejemplo, una persona puede levantarse en medio de la noche e ir a trabajar, a pesar de estar jubilada. 

Algunos signos de capacidad cognitiva son más obvios, como una pérdida inexplicable de interés en las cosas que la persona solía disfrutar.

Estos no son los únicos signos de demencia. 

Los síntomas más conocidos se relacionan con la memoria. El aumento del olvido, perderse en lugares que deberían ser familiares y la dificultad para retener información fresca son signos de que su cerebro no está sano.

También puede notar cambios en la personalidad de su familiar o amigo. Pueden cambiar en cuestión de meses o desarrollar cambios repentinos de humor, ansiedad y depresión. 

Sin embargo, lo que es importante recordar es que no existe un grupo fijo de síntomas. La demencia puede tomar muchas formas, que incluyen:

  • Enfermedad de Alzheimer
  • Demencia vascular
  • Demencia frontotemporal
  • Demencia con cuerpos de Lewy
  • Demencia mixta
  • Daño cerebral relacionado con el alcohol
  • Atrofia cortical posterior
  • Enfermedad de Huntington
  • Demencia de Parkinson.

Las formas específicas de demencia tienen síntomas más distintos que pueden ayudar a identificarlos. Por ejemplo, no es la pérdida de memoria sino los cambios de humor lo que primero se asocia con la demencia con cuerpos de Lewy.

Los cambios también pueden tomar la forma de hábitos alimenticios perversos, como comer objetos no comestibles.

¿Estás en riesgo?

Al igual que con los síntomas, no existe una causa única para todos los tipos de demencia y no existe un conocimiento científico completo que facilite el desarrollo de tratamientos preventivos. 

Sin embargo, hay cosas que todos podemos hacer para reducir nuestro riesgo. 

La organización benéfica, Race Against Dementia, ha descrito doce factores de riesgo que pueden ayudar a reducir la probabilidad de desarrollarla en la mitad o más tarde de la vida.

Dicen que si todos estos se mitigan en todo el mundo, podrían reducir los casos futuros de demencia en un 40 por ciento.

El primer y único factor de la vida temprana es la educación. Según Race Against Dementia, «se ha demostrado que una educación superior y más duradera mejora el rendimiento cognitivo».

En la mediana edad, la pérdida de audición, la hipertensión (presión arterial alta), la obesidad y la ingesta elevada de alcohol se citan como factores que podemos mitigar. 

Lo importante es que estas partes de nuestro comportamiento son, en su mayor parte, fáciles de modificar. Por ejemplo, Race Against Dementia recomienda limitar la ingesta de alcohol a no más de 21 unidades por semana.

El factor final de la mediana edad es el traumatismo craneoencefálico; este factor ha sido destacado más recientemente por el caso del exjugador de rugby de Inglaterra y ganador de la Copa del Mundo de Rugby 2003, Steve Thompson.

La famosa prostituta, junto con otros siete jugadores con demencia, está haciendo campaña para que el deporte sea más seguro y haga más para proteger a sus jugadores y prevenir el desarrollo de CTE (encefalopatía traumática crónica), una enfermedad neurodegenerativa que puede conducir a la demencia.

Más adelante en la vida, los factores de riesgo incluyen el tabaquismo y la inactividad física. 

Además, Race Against Dementia recomienda que vivir en un área con altos niveles de contaminación del aire, como las grandes ciudades, o un área en la que esté socialmente aislado, aumentará su riesgo. 

A pesar de estos factores de riesgo, el mensaje positivo que hay que transmitir es que todos estos son factores que, en su mayor parte, están bajo su control y, incluso si está en la mediana edad, todavía tiene tiempo para cambiar y adaptarse.

¿Cómo prevenir la demencia?: Comida diaria que reduce ‘fuertemente’ el riesgo de deterioro.

La amenaza de la demencia se cierne como una sombra oscura sobre los países con más avances y recursos, donde las personas viven más tiempo que nunca. Afortunadamente, la investigación continúa sugiriendo que el deterioro del cerebro puede frustrarse, si no prevenirse. 

La demencia se refiere a un conjunto de síntomas asociados con el deterioro del cerebro.

La causa más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer, un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y las habilidades de pensamiento.

Se considera comúnmente como un resultado inevitable del proceso de envejecimiento, pero este es un concepto erróneo popular. De hecho, al tomar medidas antes, puede minimizar el deterioro cognitivo en la edad adulta.

La investigación continúa iluminando nuestra comprensión del vínculo entre la dieta y un riesgo reducido de enfermedad de Alzheimer.

Uno de los hallazgos más prometedores se publicó recientemente en el Journal of Alzheimer’s Disease.

Los investigadores examinaron el papel que juegan las decisiones dietéticas en la inteligencia fluida (FI).

FI se refiere a los procesos básicos involucrados en la resolución de problemas abstractos sin conocimiento previo.

Una mayor disminución de FI relacionada con la edad aumenta el riesgo de enfermedad de Alzheimer, y estudios recientes sugieren que ciertos regímenes dietéticos pueden influir en las tasas de disminución.

Sin embargo, no está claro cómo el consumo de alimentos a largo plazo afecta la FI entre los adultos con o sin antecedentes familiares de Alzheimer.

Para llenar los vacíos, los investigadores del estudio publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease examinaron cómo la dieta total se asocia con la cognición a largo plazo entre las poblaciones de mediana a avanzada edad en riesgo y sin riesgo de Alzheimer.

Entre 1.787 participantes adultos del Biobanco del Reino Unido de mediana a avanzada edad, se modelaron y mapearon trayectorias de IF de 10 años en decisiones dietéticas basadas en la ingesta autoinformada de 49 alimentos integrales de un Cuestionario de frecuencia alimentaria.

UK Biobank es una base de datos biomédica a gran escala y un recurso de investigación, que contiene información genética y de salud en profundidad de medio millón de participantes del Reino Unido.

Después de realizar su análisis, los investigadores encontraron que la ingesta diaria de queso predijo «fuertemente» mejores puntajes de trayectoria de FI a lo largo del tiempo.

Sorprendentemente, el alcohol de cualquier tipo a diario también pareció beneficioso y «el vino tinto a veces también era protector», escribieron.

Además, consumir cordero semanalmente se asoció con mejores resultados.

«Entre los grupos de riesgo, la sal agregada se correlacionó con una disminución del rendimiento», agregaron los investigadores.

En sus observaciones finales, los investigadores dijeron: «La modificación de los planes de alimentación puede ayudar a minimizar el deterioro cognitivo.

«Observamos que la sal agregada puede aumentar el riesgo de las personas en riesgo, pero no observamos interacciones similares entre la FH [antecedentes familiares de Alzheimer] y las personas con Alzheimer.

«Las observaciones sugieren además de maneras dependientes del estado de riesgo que agregar queso y vino tinto a la dieta diariamente, y cordero semanalmente, también puede mejorar los resultados cognitivos a largo plazo».

Alzheimer: síntomas para detectar

Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer progresan lentamente durante varios años.

A veces, estos síntomas se confunden con otras afecciones y pueden atribuirse inicialmente a la vejez.

La velocidad a la que progresan los síntomas es diferente para cada individuo.

En algunos casos, otras afecciones pueden ser responsables de que los síntomas empeoren.

«En las primeras etapas, el síntoma principal de la enfermedad de Alzheimer son lapsos de memoria», explica el NHS.

La Dra. Marilyn Glenville PhD es una autora galardonada y la nutricionista líder en el Reino Unido.

Imagen de portada: Gentileza de Terra

FUENTE RESPONSABLE: Terra. Diciembre 2021

Sociedad/Salud Mental/Demencia/Dieta Mind/Alzheimer/ 

Síntomas/ Prevención/

11 síntomas que advierten que el sistema inmune está debilitado.

Existen diferentes indicaciones que podrían alertar de un sistema inmune debilitado y defensas bajas frente a agentes patógenos.

Cuidar nuestro sistema inmune es esencial en la prevención de enfermedades, ya que este sistema se encarga de defender al organismo frente a virus e infecciones. Y es que existen determinados hábitos de vida que ayudan a reforzar las defensas.

Entre los factores más determinantes para el correcto funcionamiento del sistema inmune destacan una correcta y equilibrada alimentación; así como realizar un ejercicio físico con regularidad. Además, evitar el estrés y descansar de forma adecuada también es altamente beneficioso para las defensas.

Además, también es importante evitar o limitar productos nocivos para el organismo, como el consumo de drogas, alcohol o el tabaquismo. Estos hábitos pueden ser muy perjudiciales para la salud.

Nutrientes claves para el sistema inmunológico

Llevar a cabo una alimentación equilibrada y completa es clave para las defensas. Y es que el sistema inmune requiere de una serie de nutrientes de forma diaria para un correcto funcionamiento, especialmente vitaminas y minerales.

Sistema inmune calabaza

Sistema Inmune

En relación a este aspecto, las personas que siguen una dieta poco saludable o deficiente en determinados nutrientes pueden presentar un mayor riesgo de infecciones, enfermedades o virus debido a las carencias que necesita el sistema inmune.

Con todo ello, estos son los principales nutrientes que necesita el sistema inmune para actuar con fortaleza ante cualquier amenaza externa: Vitaminas (B6, B12, vitamina A, vitamina C, vitamina D y vitamina E) y minerales (Zinc, selenio, cobre, hierro y magnesio).

La vitamina C es un nutriente esencial para el sistema inmunitario. Tanto es así que diferentes estudios científicos han comprobado que esta vitamina ayuda a reducir los síntomas propios del resfriado, principalmente por su capacidad antioxidante.

Además, también destacan nutrientes como la vitamina B12, clave en la formación de glóbulos rojos. O el hierro, un mineral que interviene en la producción de glóbulos blancos. La deficiencia de ambos nutrientes puede causar anemia perniciosa (falta de B12) o anemia ferropénica (falta de hierro), respectivamente

Finalmente, entre este grupo de nutrientes esenciales, es de recibo destacar la importancia de la vitamina D. Algunos expertos, como el doctor Michael F. Holick asegura que contar con unos niveles óptimos de esta vitamina reduce el riesgo de desarrollar múltiples enfermedades.

Síntomas que indican un sistema inmune debilitado

En determinadas ocasiones puede que el sistema inmune no actúa como se espera de él. Si esto ocurre, puede ser porque las defensas se encuentran debilitadas, aunque este aspecto no es tan fácil de detectar.

Si bien, existen determinados síntomas o indicaciones que pueden alertar que el sistema inmune se encuentra debilitado. Así, si experimenta algunas de estas afecciones de salud, es recomendable acudir a un especialista médico:

  1. Ojos secos.
  2. Fiebre recurrente.
  3. Infecciones y/o resfriados recurrentes.
  4. Enfermedades sencillas que duran más de lo normal.
  5. Náuseas.
  6. Vómitos.
  7. Pérdida de pelo.
  8. Manchas en la piel.
  9. Diarreas.
  10. Cansancio constante.
  11. Alergias

Normalmente, un especialista médico puede determinar la situación clínica del paciente mediante la realización de diferentes pruebas de sangre, como la observación de los niveles de vitamina B12, ferritina, hemograma, albúmina, globulina o inmunoglobulinas.

Imagen de portada: Gentileza de Todo Disca

FUENTE RESPONSABLE: Todo Disca. Salud. Por Alejandro Perdigones. Noviembre 2021

Sociedad y Cultura/Salud/Síntomas/Prevención

La falta de vitamina D, causante de un gran número de muertes: Investigación

Diferentes estudios de investigación comprueban que contar con niveles bajos de vitamina D aumenta el riesgo de mortalidad.

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Diferentes estudios científicos internacionales han podido constatar como la falta de vitamina D es la principal causante de un gran número de muertes en todo el mundo, en relación de diversas enfermedades. Y es que la importancia de este nutriente para el organismo es capital.

En los últimos años, los científicos han profundizado en sus investigaciones sobre la importancia de la vitamina D en el cuerpo humano y sus efectos para mejorar la salud. Con todo ello, algunos estudios han concluido que la deficiencia de este nutriente puede causar la muerte.

Concretamente, el último estudio realizado en un plazo de varios años a largo plazo utilizó los datos consolidados de 33 trabajos de investigación previos e independientes del Biobanco de Reino Unido y los datos de seguimiento de EPIC-CVD.

El objetivo principal de este último análisis era comprender la relación causal existente entre los niveles de vitamina D y la mortalidad de personas con niveles bajos de este nutriente.

Un estudio revelador

El estudio en cuestión fue liderado por la Universidad de Cambridge y publicado en la prestigiosa revista ‘The Lancet Diabetes & Endocrinology‘.

Vitamina D

Vitamina

Así, los investigadores analizaron pormenorizadamente los datos de unas 348.406 personas de mediana edad en Europa. Además, a los individuos se les realizó un seguimiento durante aproximadamente unos 9,5 años; los cuales no presentaban al inicio ningún tipo de enfermedad cardiovascular.

Antes de comenzar la investigación, los principales autores de la misma llevaron a cabo análisis de diferentes vitaminas en sangre, incluida la vitamina D -25 (OH) D.

Finalmente, los investigadores comprobaron que de todos los participantes, un total de 33.546 participantes desarrollaron enfermedad coronaria, 18.166 tuvieron un derrame cerebral y un total de 27.885 terminaron falleciendo.

Cómo influye la deficiencia de vitamina D

Teniendo en cuenta los datos concluyentes, los investigadores comprobaron que existía una correlación entre los niveles deficientes de vitamina D y una alta tasa de mortalidad. Esto es así, porque los niveles elevados de esta vitamina ayudaron a reducir el riesgo de muerte en un 30% en tasas generales.

Tras ello, los investigadores asociaron los estudios de causas de muerte con otros 31 trabajos de investigación sobre la vitamina D. Así, consiguieron estos llamativos resultados después de vincular todas las investigaciones anteriores con estos estudios enfocados en los efectos de la vitamina D.

Finalmente, los investigadores afirman que existe una evidencia genética que sugiere una relación causal entre los niveles de vitamina D y la mortalidad de personas con niveles deficientes de este nutriente.

La opinión de los expertos

Este trabajo de investigación coincide con las afirmaciones realizadas por el especialista en vitamina D, el doctor Michael F. Holick, profesor en la Universidad de Boston (Estados Unidos).

Este experto en la materia asegura que contar con niveles elevados de vitamina D reduce el riesgo de desarrollar diferentes enfermedades, incluido varios tipos de cáncer. Igualmente, también reduce el riesgo de mortalidad a causa de las mismas.

Es decir, también coincide en que contar con niveles deficientes de vitamina D aumenta el riesgo de mortalidad por diferentes causas. Si bien, todos estas declaraciones se basan en años de investigación sobre el comportamiento de este nutriente y su importancia en el organismo.

Imagen de portada: Gentileza de Todo Disca

FUENTE RESPONSABLE: Todo Disca. Salud. Por Alejandro Perdigones. Diciembre 2021.

Sociedad y Cultura/Salud/Vitamina D/Prevención