Masacre de Tulsa: qué ocurrió en la oculta matanza del «Wall Street negro», uno de los peores crímenes racistas en la historia de EE.UU.

Durante el estallido de violencia se lanzaron explosivos desde el aire contra los residentes del llamado Wall Street negro.

Fue una de las peores masacres contra la comunidad negra en Estados Unidos, pero es prácticamente desconocida.

«Estoy aquí para buscar justicia», dijo Viola Fletcher la semana pasada ante el Congreso de Estados Unidos.

«Estoy aquí para pedirle a mi país que reconozca lo que sucedió en Tulsa en 1921».

Fletcher, de 107 años, es la sobreviviente más longeva de la masacre de Tulsa, Oklahoma, uno de los episodios más trágicos en la historia de la ciudad.

Viola Fletcher, de 107 años, sobreviviente de la masacre de Tulsa, compareció el 19 de mayo ante un comité del Congreso de EE.UU. para demandar justicia.

Ocurrió en 1921 y dejó un rastro de muerte y destrucción en un próspero barrio de población negra conocido como el «Wall Street negro».

Cómo se produjo la masacre

Todo empezó con el rumor de que un joven negro había atacado a una chica blanca en un hotel del centro de Tulsa.

Era la mañana del 30 de mayo de 1921 y Dick Rowland coincidió en un elevador con una mujer llamada Sarah Page. Los detalles de lo que pasó entonces varían según la fuente.

Entre la comunidad blanca de la ciudad empezaron a circular relatos del incidente que se fueron exagerando a medida que se compartieron con más personas.

La policía de Tulsa arrestó a Rowland al día siguiente y abrió una investigación.

Un incendiario reportaje en la edición del 31 de mayo del periódico Tulsa Tribune fue el acicate para que estallara un enfrentamiento entre blancos y negros cerca del tribunal donde el alguacil y sus hombres habían bloqueado el último piso para proteger a Rowland de un posible linchamiento.

Hubo disparos y los afroestadounidenses, que eran minoría, comenzaron a replegarse hacia el distrito de Greenwood, conocido como el «Wall Street negro» por la abundancia de negocios y su prosperidad económica.

Imagen aérea del Wall Street negro en Tulsa, Oklahoma, en 1921

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

El distrito de Greenwood, en Tulsa, se conocía como el Wall Street negro por su prosperidad económica.

Temprano en la mañana del 1 de junio, Greenwood fue saqueado y quemado por alborotadores blancos.

El entonces gobernador de Oklahoma, James Robertson, declaró la ley marcial y desplegó la Guardia Nacional.

Un día después del estallido racial, la violencia cesó.

Durante los disturbios, 35 cuadras quedaron en ruinas, lo que significó la destrucción de más de 1.200 casas.

Más de 800 personas tuvieron que ser atendidas por lesiones y en un principio se dijo que hubo 39 muertos, pero los historiadores calculan que murieron al menos 300 personas.

Más de 6.000 personas -la mayoría afroestadounidenses- fueron detenidas en el centro de convenciones y algunas permanecieron allí hasta ocho días.

Edificios ardiendo en Tulsa, Oklahoma, en 1921

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

Los disturbios dejaron más de 1.200 casas en ruinas.

BBC

El Wall Street negro

A principios del siglo XX, el distrito de Greenwood era una floreciente comunidad con salas de cine, restaurantes, tiendas y un estudio de fotografía.

Era un vecindario autosuficiente y boyante, separado del resto de la ciudad por las vías del ferrocarril.

El apelativo de Black Wall Street («Wall Street negro») pone de manifiesto su bonanza económica, que hizo que el barrio fuera considerado uno de los mejores del país para la comunidad negra.

Ese boom fue dilapidado en dos días de fuego y violencia.

BBC

Tensiones previas

La masacre racial de Tulsa no se produjo como un hecho aislado e inesperado.

Para comprender lo que pasó hay que entender que dos años antes, cuando los militares estadounidenses regresaron de la Primera Guerra Mundial, muchos soldados negros fueron linchados con sus uniformes puestos.

De hecho, el verano boreal de 1919 se conoce en EE.UU. como el «Verano Rojo» por la cantidad de linchamientos y otros crímenes que se cometieron en distintas ciudades del país contra la población afroestadounidense.

Mujer afroestadounidense en un vehículo en Tulsa Oklahoma, en 1921

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

Al igual que en muchas otras ciudades de EE.UU, en aquella época, en Tulsa había una rigurosa segregación racial a principios del siglo XX.

«La masacre de Tulsa surge de ese contexto», le explica a BBC Mundo Ben Keppel, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Oklahoma.

«Hay bastantes pruebas de que el barrio era un próspero centro económico, lo que aporta un elemento de envidia.

«La presencia de ese Wall Street en tiempos de una rigurosa segregación racial trastornaba a los supremacistas blancos, que no podían permitir ese ejemplo de igualdad y por eso sentían que lo tenían que quemar», señala Keppel.

«Además, justo después de la guerra, la economía en EE.UU. cayó en una profunda recesión que afectó a la industria petrolera. Hay un racismo preexistente que está soterrado y que sale a la superficie cuando hay problemas económicos.

«Hay que entender lo que pasaba para luchar contra ello, contra la creencia en la supremacía de los blancos», apunta el historiador.

Una tragedia escondida

Sin embargo, por mucho tiempo no fue posible entender lo que pasaba porque simplemente no se sabía.

El propio Keppel no oyó hablar de la masacre racial de Tulsa hasta que llegó como profesor a la Universidad de Oklahoma y un estudiante lo mencionó en clase. Era 1994. No lo había estudiado ni en la escuela ni en el instituto ni durante su formación universitaria.

Varias personas subidas en una camioneta en Tulsa, Oklahoma, en 1921

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

La masacre racial de Tulsa permaneció oculta durante décadas.

Esa situación ha cambiado. Los trágicos incidentes ya forman parte del currículo escolar, aunque gran parte de los estadounidenses siguen sin conocer los detalles.

Desde su puesto como coordinadora de programas en el centro cultural de Greenwood, Michelle Brown intenta mantener vivo el recuerdo y recopila testimonios de los pocos sobrevivientes que siguen con vida.

«Después de la masacre tanto los negros como los blancos escondieron lo que pasó bajo la alfombra, tenían que salir adelante», le cuenta Brown a la periodista de la BBC Jane O’Brien.

«Hablar de ello era revivirlo y era demasiado doloroso. Hubo madres que no volvieron a saber de sus hijos, esposas que perdieron a sus maridos, niños que se quedaron sin padres… nunca supieron nada de ellos».

Alrededor de 300 muertos fueron enterrados en fosas comunes y los cuerpos nunca se encontraron.

Tampoco nadie pagó por lo sucedido.

«En los años 90 se emprendieron acciones legales para intentar obtener justicia para los sobrevivientes, pero técnicamente los delitos habían prescrito y no se hizo nada», indica el profesor Keppel.

Mapa de localización de Oklahoma

Las autoridades de Tulsa pusieron en marcha en 2019 un proyecto para localizar las fosas mediante un radar de penetración subterránea y posteriormente identificar a las víctimas.

«Tenemos que hablar de esto como comunidad porque la ciudad está sufriendo, la ciudad está dividida porque no hemos lidiado con esta parte de la historia, tenemos que hacerlo si queremos seguir adelante como una Tulsa unida, tiene que haber una discusión que lleve a la reparación y la reconciliación», subraya Brown.

Difícil reparación

La cuestión de la reparación es delicada. Las vías del tren todavía separan Greenwood del resto de la ciudad.

Más allá de algunos puntos históricos, casi no hay pruebas de ese «Wall Street negro» en Tulsa.

«Aquí vivía mi familia en 1921, ahora es una calle sin salida», relata Therese Aduni.

Su abuelo fabricaba relojes, su padre nació pocos meses después de la masacre.

«Acaban de aceptar la palabra masacre, por años lo llamaron disturbios, así las compañías de seguros no tenían que pagar daños a los propietarios de casas o de negocios que lo perdieron todo», le explica Aduni a la BBC.

Destrozos en Tulsa, Oklahoma, en 1921

FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS

Durante mucho tiempo se habló de disturbios en lugar de masacre para que las compañías de seguro no tuvieran que pagar daños.

«La gente quiere darle un cierre a esto, oímos sobre las reparaciones a los japoneses, a los sobrevivientes del Holocausto, ¿por qué nosotros no?», plantea.

Para Aduni, la reparación tiene que llegar en forma de desarrollo económico, algo que -denuncia- se le ha negado sistemáticamente a la comunidad.

«¡No tenemos un supermercado! Necesitamos un supermercado, una zapatería, una lavandería… queremos todos los negocios que teníamos antes, queremos que los restauren, eso sería reparación para mí».

Las autoridades de la ciudad dicen que están trabajando en abordar la desigualdad racial y que ha habido cierto progreso.

Debate más profundo

Keppel observa con satisfacción el creciente número de documentales, libros y reportajes sobre lo que sucedió en Tulsa hace casi 100 años.

«Espero que a medida que se acerca el centenario no solo se supere la amnesia institucional sino que cambie la forma como los estadounidenses se ven a sí mismos como sociedad», sostiene.

Protesta liderada por el movimiento Black Lives Matter

FUENTE DE LA IMAGEN – PA

Las protestas contra la brutalidad policial y la discriminación racial se han extendido por distintas ciudades de EE.UU. y otros países.

«Estamos inmersos en un debate en el que una vez que has reconocido que eso ocurrió y que fue grave, la pregunta es qué hacemos, cuáles son las implicaciones para nuestras instituciones públicas.

«En todas partes del país hay historias que se han mantenido ocultas y que deben ser expuestas y discutidas. Debemos plantearnos qué pasa ahora en Tulsa y otras ciudades, qué necesitamos aprender», expone.

Keppel reflexiona sobre el actual debate sobre el racismo en EE.UU.

«Lo que pasa ahora lleva tiempo fraguando. En los últimos 10 años, o cinco o uno, este mal comportamiento policial se ha dado en repetidas ocasiones por todo el país y la gente está harta.

«Hay pocos momentos en la historia en los que las circunstancias se unen con las emociones y catalizan una conversación más grande. Espero que este sea uno de esos momentos», concluye.

* Este artículo se publicó originalmente en junio de 2020 y fue actualizado a propósito del 100º aniversario de la masacre.

Imagen de portada: Gentileza de BBC News Mundo

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo por Beatriz Diez (@bbc_diez)*

La masacre de Tulsa/El Wall Street negro/Racismo/

Brutalidad policial/Impunidad/Sociedad/Derechos Civiles

«Es muy hermosa e inteligente… pero es india».

Dorothy Bonarjee era india de nacimiento, inglesa de educación, francesa por matrimonio y galesa de corazón.

Por decirlo de otro modo, era la eterna extranjera, a veces por casualidad y otras veces por elección.

Y su mayor logro —en 1914 ganó, siendo apenas una adolescente, uno de los premios culturales más prestigiosos de Gales— es notable también por eso mismo.

En la India, Dorothy Bonarjee y su familia eran diferentes, por clase, cultura y religión. Eran brahmanes bengalíes de casta alta, pero Dorothy pasó su infancia viviendo una vida sencilla en la hacienda familiar a cientos de kilómetros de Bengala, en Rampur, cerca de la frontera de la India con Nepal.

También eran cristianos: su abuelo fue sacerdote en Calcuta tras ser convertido por el célebre misionero escocés Alexander Duff.

La vida de Dorothy cambió por completo en 1904, cuando —junto con sus hermanos, Bertie y Neil— fue enviada a Londres para su escolarización. Sólo tenía 10 años.

Sus padres, quienes habían pasado en su día por Gran Bretaña, querían que sus hijos formaran parte, como ellos, de la «Inglaterra retornada» que cada vez más dirigía la India en nombre de la potencia imperial.

Dorothy con sus hermanos Neil y Bertie en 1904.

FUENTE DE LA IMAGEN – SHEELA BONARJEE

Dorothy con sus hermanos Neil y Bertie en 1904.

Entre la élite india, esta experiencia británica tenía «un cierto valor esnob, como ser un noble en Gran Bretaña», señaló uno de los miembros del clan Banerjee.

Se conserva una fotografía de los tres jóvenes Banerjee aproximadamente de cuando llegaron a Londres.

Dorothy aparece recatada con un vestido blanco y una cinta negra en el pelo. Bertie, su hermano mayor, lleva traje y corbata. Es una declaración de cuán ingleses se habían vuelto, aunque el mundo que los rodeaba siempre los vería como indios.

El padre de Dorothy era abogado y terrateniente. Ella estaba probablemente más unida a su madre, que era una firme defensora de la educación de las niñas.

Mujer y extranjera

Tanto la hija como la madre fueron activas defensoras en Gran Bretaña del voto para las mujeres. Y gracias a su madre, Dorothy tuvo un privilegio poco común en Gran Bretaña o en la India hace un siglo: iba a recibir una educación tan buena como la de sus hermanos.

«En la época de la Primera Guerra Mundial, había unos mil estudiantes indios en las universidades británicas», sostiene la doctora Sumita Mukherjee, de la Universidad de Bristol, que ha escrito un libro sobre los indios «retornados de Inglaterra». «Entre 50 y 70 eran mujeres».

En 1912, Dorothy Bonarjee se unió a este selecto grupo. La familia habría esperado que Dorothy fuera a la Universidad de Londres, pero, según la tradición familiar, Londres le parecía «demasiado esnob» y optó por el University College de Gales, en la ciudad costera de Aberystwyth, de mayoría galesa.

«¡Dónde diablos está eso!», exclamó su padre, al parecer. Pero Dorothy se salió con la suya. Y su hermano Bertie también se matriculó allí, en parte para hacer de carabina de su hermana.

La decisión de Dorothy puede haber estado determinada por la reputación progresista de la universidad. «Un principio fundacional del Colegio Universitario de Aberystwyth era que todas las creencias religiosas y arraigos culturales eran bienvenidos», dice Susan Davies, archivista e historiadora de la actual Universidad de Aberystwyth.

Estudiantes

FUENTE DE LA IMAGEN – UNIVERSITY OF ABERYSTWYTH

Estudiantes del University College de Gales. Dorothy aparece sentada, la segunda por la derecha.

Y la facultad, la más antigua de los tres que formaban la Universidad de Gales en aquella época, también tenía un impresionante historial en lo que a igualdad de género se refiere.

Cuando Dorothy llegó allí, casi la mitad de los estudiantes eran mujeres, una proporción mucho mayor que en la mayoría de las universidades británicas de la época.

En el momento de su graduación en 1916 —cuando muchos de los hombres estaban luchando en Flandes y Francia— las mujeres eran una clara mayoría.

Dorothy era, claramente, una estudiante popular que desempeñaba un papel destacado en la sociedad literaria y de debate, y ayudaba a editar la revista de la facultad.

Premiada en Gales

Su gran momento llegó en febrero de 1914 en el Eisteddfod anual del lugar, un certamen y una celebración de la cultura galesa en la que escritores y músicos competían por premios.

Aunque no era tan prestigioso como el Eisteddfod nacional, era un acontecimiento cultural importante en el corazón de habla galesa del país.

Los participantes en el concurso principal, de poesía en el estilo tradicional galés, tenían la oportunidad de ganar una imponente silla de roble tallada a mano.

Todos los poemas se presentaron con seudónimos. Un periódico galés, el Cambria Daily Leader, se hizo eco del evento en su portada:

«El primer premio fue otorgado a ‘Shita’, por una oda escrita en inglés, y descrita como un excelente y altamente dramático tratamiento del tema […]. La señorita Bonarjee recibió una estruendosa ovación cuando se levantó y se reveló como «Shita» […]. La ceremonia se desarrolló en medio de un gran entusiasmo».

Students at the University College of Wales

FUENTE DE LA IMAGEN – UNIVERSITY OF ABERYSTWYTH

Dorothy Bonarjee (con camisa de rayas) fue la primera estudiante extranjera y la primera mujer que triunfó en el Eisteddfod universitario.

Los padres de Dorothy estuvieron presentes para ver el éxito de su hija de 19 años. Persuadieron a su padre para que se dirigiera a la multitud, agradeciéndoles el modo en que habían «recibido a una competidora exitosa de una raza y un país diferentes».

Si la India hubiera dado a luz a una poeta, declaró, Gales la había educado y le había dado la oportunidad de desarrollar sus instintos poéticos.

Dorothy Bonarjee fue la primera estudiante extranjera y la primera mujer que triunfó en el Eisteddfod universitario. Fue un logro histórico: la primera mujer que ganó el Eisteddfod nacional fue en 2001.

Alentada por su éxito, colaboró con poemas en revistas como The Welsh Outlook, una revista mensual que reflejaba y fomenta el nacionalismo cultural galés. Incluso después de dejar Gales, siguió publicando allí.

«Le encantaba el galés», afirma su sobrina Sheela Bonarjee. «No sabía hablar galés, así que siempre fue una advenediza en ese sentido. Pero la aceptaron».

Desengaños racistas

Sin embargo, Dorothy también sufrió desengaños en Aberystwyth.

Sheela Bonarjee aún conserva el maltrecho cuaderno negro en el que su tía recopilaba sus versos. Junto a uno de los poemas, Dorothy apuntó una nota: «Escrito a los 22 años, cuando un estudiante galés, tras tres años de noviazgo secreto, me abandonó porque sus padres dijeron: ‘Es muy hermosa e inteligente, pero es india».

Note left by Dorothy Bonarjee with her poems

«La destruyó. Estaba angustiada», dice Sheela, recordando las confidencias que su tía le hizo sobre aquel romance fallido. «Hay un poema suyo [llamado ‘Renuncia’] que muestra la pérdida de ese novio».

Dorothy se había acostumbrado a ser la extraña, pero se puede pagar un precio doloroso por ser diferente.

Su hermano menor, Neil, estudió más tarde en la Universidad de Oxford, y allí se topó con un muro de prejuicios.

«Los indios en general, hay que decirlo, junto con otras razas de color, no eran populares en la universidad», escribió.

Los compañeros ingleses tenían algo que yo no tenía; es decir, un imperio. Ellos lo poseían, mientras que yo sólo pertenecía a él».

Dorothy no se dejó intimidar. Desde Aberystwyth, ella y Bertie volvieron a Londres, donde ambos cursaron una segunda carrera.

Una vez más, fue una pionera: la primera mujer estudiante del University College de Londres que se licenció en Derecho.

La familia esperaba entonces que los jóvenes regresaran a hacer su vida y su carrera en la India. Sus hermanos subieron obedientemente al barco. Dorothy se rebeló.

Matrimonio con un pintor francés

Estaba atrapada entre diferentes culturas y valores sociales. Era de espíritu libre y estaba comprometida con la igualdad de la mujer; no era alguien que consentiría fácilmente un matrimonio concertado por su familia en la India. Así que se fugó con un artista francés, Paul Surtel.

Retrato de Dorothy Bonarjee pintado por su marido, Paul Surtel

Retrato de Dorothy Bonarjee pintado por su marido, Paul Surtel

Su padre estaba furioso; su madre parece que fue más comprensiva. La pareja se casó en 1921 y se estableció en el sur de Francia. Mientras Surtel adquirió notoriedad como pintor, su esposa se retiró de la vida pública.

Tuvieron dos hijos, uno de los cuales murió en la infancia, pero a mediados de la década de 1930 el matrimonio estaba acabado. «Nada es más desgastante moralmente», comentó Dorothy, «que un marido débil».

Dorothy Bonarjee with her son, Denis

FUENTE DE LA IMAGEN – SHEELA BONARJEE

Dorothy Bonarjee con su hijo, Denis, que murió en la infancia.

FUENTE DE LA IMAGEN – SHEELA BONARJEE

Dorothy Bonarjee con su hijo, Denis, que murió en la infancia.

Su familia le rogó que regresara a la India. De nuevo, ella se negó, decisión que, al parecer, lamentó más tarde. Su padre le compró un pequeño viñedo en Gonferon, en la Provenza, para que le sirviera de hogar y de medio de vida. El dinero era escaso. No era la vida fácil que ella esperaba. Nunca se volvió a casar.

Sheela Bonarjee siguió los pasos de su tía desde la India hasta Londres en los años 50, y realizó varias visitas al sur de Francia. Recuerda a su «tía Dorf» como elegante, segura de sí misma y poco convencional. En algunos aspectos era muy francesa, recuerda Sheela.

«Tomaba vino con todas las comidas, lo que para mí, como india, era muy extraño y a veces me preguntaba por qué tenía tanto sueño todo el día». Pero hablaba francés con un acento muy marcado.

Dorothy con sus hermanos Neil y Bertie en 1904.

FUENTE DE LA IMAGEN – SHEELA BONARJEE

Dorothy con sus hermanos Neil y Bertie en 1904.

Dorothy Bonarjee in a sari

FUENTE DE LA IMAGEN – SHEELA BONARJEE

Ahora tiene la distinción de figurar en el «Diccionario biográfico de Gales», la única persona de origen indio entre casi 5.000 entradas. Está escrito por Beth Jenkins, de la Universidad de Essex.

«Dorothy abrazó sin duda la cultura nacional galesa», sostiene, «y contribuyó significativamente a ella durante su estancia en Aberystwyth».

Vivió hasta casi los 90 años. Pero no volvió a pisar la India.

Sin embargo, su lado indio siguió siendo importante. En fechas señaladas y festivas, deleitaba a sus vecinos franceses vistiéndose con un sari.

Pero en muchos aspectos era más francesa, más inglesa, quizás incluso más galesa, que india. Y en todas partes, siempre fue extranjera.

Imagen: Gentileza de BBC News Mundo

FUENTE RESPONSABLE; Redacción BBC News Mundo

Sociedad y Cultura/India/Reino Unido/Gales/Racismo