¿Qué es el vórtice polar en el Sol?

Está haciendo algo muy raro, y los científicos no tienen ni idea de por qué.

Desde la Tierra, el Sol parece una bola continua de calor, pero su actividad varía enormemente durante un periodo de 11 años llamado «ciclo solar«. El ciclo comienza en el mínimo solar, cuando las manchas solares y las erupciones son raras, y se acelera hasta el máximo solar. Es entonces cuando se vuelve realmente interesante.

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El máximo solar, como su nombre indica, es cuando el Sol está en su punto más activo, y también cuando su polaridad cambia. En diciembre de 2019, el sol alcanzó su mínimo solar y se ha estado acercando constantemente a su máximo (probablemente en algún momento de 2024). Ahora, un extraño «torbellino polar» nunca antes visto ofrece el último ejemplo del viaje del Sol hacia su máxima actividad.

Un vídeo captado por el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (y tuiteado por la meteoróloga espacial Tamitha Skov) muestra una prominencia septentrional, una densa nube de gas expulsada a la corona, a 55 grados de latitud que culmina en lo que Skov describe como un «vórtice polar» en el polo norte. Aunque las eyecciones o prominencias de este tipo son habituales cuando el Sol se acerca al máximo solar, el efecto posterior de un vórtice polar es muy poco común; de hecho, los científicos nunca lo habían visto antes.

En declaraciones a Space.com, Scott McIntosh, físico solar del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Colorado, afirma que nunca ha visto un vórtice como éste y que siempre ocurre algo extraño en el paralelo de 55 grados en cada ciclo solar. McIntosh ha realizado trabajos previos perfeccionando el ciclo solar e intentando dejar de basar los cálculos en el aumento y disminución de las manchas solares.

«Es muy curioso», explica McIntosh a Space.com. «Hay una gran pregunta ‘por qué’ a su alrededor. ¿Por qué sólo se mueve hacia el polo una vez y luego desaparece para volver, mágicamente, tres o cuatro años después exactamente en la misma región?».

Este «vórtice» o «torbellino» sólo nos muestra lo poco que sabemos sobre la gigantesca dinamo electromagnética que hace posible toda la vida. Parte de la razón por la que estamos limitados en nuestra comprensión solar es que los científicos sólo tienen una buena dirección en la que mirar al Sol: el plano eclíptico.

Esto significa que los científicos tienen que enviar costosos orbitadores con diferentes inclinaciones alrededor del Sol para analizar sus polos. La misión conjunta Ulysses de la NASA y la ESA en la década de 1990 ofreció una mirada poco común a los polos del Sol, que inicialmente ayudó a descubrir que el campo magnético de nuestra estrella se volteaba cada 11 años.

El 10 de febrero de 2020 (un momento especialmente oportuno para abandonar el planeta) la ESA envió el Solar Orbiter en un viaje de 9 años para alcanzar su trayectoria de 33 grados de inclinación alrededor del sol en un intento de responder a algunas de estas preguntas persistentes. Sin embargo, es poco probable que una misión de este tipo responda al misterio de este inexplicable vórtice, afirma McIntosh.

A pesar de que es lo más brillante del cielo, aún quedan muchas preguntas por responder sobre la gran bola de calor que llamamos Sol.

Imagen de portada: Ekapol. GETTY IMAGES.

FUENTE RESPONSABLE: Esquire. Vía: Popular Mechanics. Por Darren Orf. 13 de febrero 2023.

Sociedad/Sol/Vórtice Polar/Ciencia/Sistema Solar/Investigación.

El gigantesco cometa de seis kilometros cuyo origen desconocemos y que pronto “acariciara” el sol.

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No sabemos de dónde viene y a duras penas sabemos cómo terminará sus días el cometa 96P/Machholz 1. La hipótesis sobre su origen es que procede del espacio interestelar. Sobre cómo terminará sus días quizá lo sepamos en unos días tras su mayor acercamiento al Sol. Lo que sí sabemos es su gran tamaño: tiene seis kilómetros de diámetro.

Procedencia desconocida. Hay varios factores que hacen atípico este cometa. Su gran tamaño es el primero. Frente a otros cuerpos semejantes, cuyo diámetro se puede medir en decenas de metros, 96P/Machholz 1 tiene un diámetro de unos seis kilómetros.

Pero es la composición del cometa lo que más sorprende a los astrónomos. 

Según sus estimaciones, este cuerpo celeste tiene menos del 1,5% de los niveles de cianógeno (un compuesto orgánico de carbono y nitrógeno presente en algunos cometas). Sus niveles de carbono son también más bajos de lo que suele ser habitual en los cometas “típicos” de nuestro entorno.

Se cree que el cometa pudo haber estado rondando el espacio interestelar hasta toparse con el influjo gravitatorio de Júpiter, que lo habría colocado en su órbita actual. 

También se considera que podría tener su procedencia en alguna región exterior de nuestro propio sistema solar o que la ausencia de cianógeno se debe simplemente a repetidas y cercanas interacciones con el Sol.

Un paso que nos abrirá los ojos. Es probable que estos días logremos aprender algo nuevo de este cometa. Su nuevo paso por el interior del sistema solar está generando gran atención entre los astrónomos. “96P es un cometa muy atípico, tanto en composición como en comportamiento, por lo que nunca sabemos qué podremos ver” explicaba Karl Battams, astrofísico del Naval Research Lab estadounidense, en declaraciones a spaceweather.com.

“De acuerdo con esto, estamos desarrollando un programa especial de observación junto a SOHO [Solar and Heliospheric Observatory] para maximizar el retorno científico, de forma que el flujo normal de datos públicos de [su] corografía será ralentizado durante unos días (a seis imágenes a la hora). 

Con suerte podremos conseguir una ciencia hermosa de esto y compartirla con todo el mundo en cuanto podamos”, concluía Battams.

Los cometas son cuerpos formados por cúmulos de hielo y roca. Cuando se acercan al Sol pierden consistencia al derretirse el hielo. 

La incidencia del Sol hace que algunas partículas de polvo y gas salgan disparadas del núcleo del cometa, creando la cola. Esta interacción es la que facilita a los astrónomos analizar con cierta precisión la composición del cometa.

A clip from today’s LASCO C3 data that I’ve processed manually. Working on something nicer (with an added surprise 🤫), but that can wait until 96P exits the field of view and I can write something up about it.

Again, these are those long (90s) exposure orange filtered images. pic.twitter.com/xg3eAUeyQbKarl Battams (@SungrazerComets) February 1, 2023 I spy with my little eye… a comet!

Comet 96P Machholz can be seen in the upper left in these images from this week with the help of two of NASA’s Sun-watching spacecraft.

Learn more about how NASA’s spots comets by watching the Sun: https://t.co/M7ZcDTmgtB pic.twitter.com/OGyaJcxTRY

— NASA Sun & Space (@NASASun) February 1, 2023

Un destino incierto. Si 96P/Machholz 1 fuera un cometa normal, los astrónomos considerarían que tiene sus días contados. 

Su órbita lo está llevando más cerca que nunca del Sol, a una distancia que un cometa de tamaño medio no sobreviviría.

Este cometa, con sus seis kilómetros de diámetro y una composición desconocida parece en cualquier caso capaz de sobrevivir. No en vano, 96P/Machholz 1 ya ha hecho pasos cercanos al Sol. 

Aun así es imposible saber con total exactitud cómo este paso por nuestra estrella incidirá en el cometa y su comportamiento.

Las Delta Acuáridas. El nombre 96P/Machholz quizás resulte familiar a algunos por un evento relacionado: las Delta Acuáridas. El complejo 96P/Machholz se refiere a un número de fenómenos celestes relacionados con el cometa en cuestión, y que incluye la lluvia de estrellas estival que precede a las Perseidas.

El nombre del cometa se debe a su descubridor, Donald Machholz, un astrónomo aficionado que descubrió nada menos que 12 cometas entre la década del 70 y la de 2010. El avistamiento de este cometa lo realizó en 1986 gracias a unos binoculares caseros que creó el mismo, aunque no fue hasta el 2005 que supimos que era tan solo una parte de un complejo número de fenómenos. 96P/Machholz 1 realiza sus visitas cada cinco años y medio aproximadamente y sus órbitas tienen perihelios de alrededor de 0,12 unidades astronómicas, es decir menos de una octava parte de la nuestra distancia media al Sol.

Imagen de portada: Cometa Neowise. Eduardo Arcos

FUENTE RESPONSABLE: Xataka. Por Pablo Martínez-Juarez. 3 de febrero 2023.

Sociedad/Astronomía/Espacio/Cometa/Sol/Sistema solar.

Solo necesitamos un pequeño cambio para que la Tierra sea más habitable. El problema: depende de Júpiter.

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Aunque han pasado 500 años desde que Nicolás Copernico lanzara un gancho directo a la mecánica celeste clásica; aunque han pasado un poco más de 150 desde que Darwin nos pusiera en nuestro sitio (evolutivamente hablando) y unos 100 desde que Einstein nos explicara que ni siquiera la materia y el tiempo eran lo que pensábamos que era; aunque hace 90 que Lemaître vislumbrara la idea del ‘Big Bang’ en el fondo de una ecuación astronómica casi nada ha cambiado. Sabemos mucho sobre el universo, sí; pero nos seguimos creyendo el ombligo del universo.

Eso, aunque no lo parezca, tiene implicaciones para la ciencia y la tecnología actuales.

Una suposición equivocada. Por ejemplo, durante décadas hemos pensado que la Tierra era el paradigma de la habitabilidad. Pensábamos que éramos un milagro, que si un solo factor de los miles de millones que sostienen la vida en nuestro planeta cambiara, todo se derrumbaría como un «castillo de naipes». Sin embargo, ahora un grupo de investigadores de la Universidad de California Riverside han descubierto que no es así. Bastaría un «pequeño cambio» para que la habitabilidad de la Tierra fuera mucho mejor.

El «pequeño cambio» en cuestión. Como podéis ver, he usado dos veces las comillas al hablar de ese «pequeño cambio». Ya van tres. Y el motivo es que, si bien a escala cosmológica es una cambio casi intrascendente, estamos hablando de que Júpiter modifique su órbita.

Para entender bien cómo funcionan las interacciones de los planetas en el contexto del sistema solar, Pam Vervoort y su equipo desarrollaron modelos muy minuciosas de nuestro vecindario local para poder modificar pequeños detalles y ver qué pasaba. Y lo que pasaba, en contra de lo que todo el mundo pensaba, es que si el gigante gaseoso modificara un poco su órbita y empujara la nuestra, no empeoraría la habitabilidad de la Tierra: se mejoraría.

Es decir, si la órbita de la Tierra se hiciera un poco más excéntrica por el influjo de Júpiter, muchas partes de la superficie del planeta que ahora están bajo cero se calentarían, aumentarían su temperatura y entraría en el rango habitable. Siberia se convertiría en el nuevo Caribe (o algo en esta línea).

E. Schwieterman et al.

¿Y para qué sirve todo esto? Esa es quizás la pregunta más interesante. Es decir, ¿por qué hay gente que se dedica a ver qué pasaría si la órbita de un planeta enorme cambiara un poquito? ¿Qué hace gente de la Universidad de California buscando formas de volver más cálida la superficie de la Tierra? La respuesta es: «para nada que tenga que ver directamente con la Tierra». Como hemos explicado muchas veces, la forma en la que los científicos entendían la habitabilidad dejaba mucho que desear.

Durante años, lo que los medios llamaban “nueva tierra” no era más que una «ratonera tóxica incompatible con la vida compleja«. Los científicos de Riverside tratan de mejorar la manera en que entendemos esto y, sobre todo, tratan de entender el influjo que el sistema planetario entero provoca en la capacidad de un planeta para sostener biologías interesantes. Es decir, este estudio no nos va a resolver la vida, pero si que puede ayudarnos a encontrar alguna ahí fuera.

Imagen de portada: Gentileza de Xataka.

FUENTE RESPONSABLE: Xataka. Por Javier Giménez. 19 de septiembre 2022.

Sistema Solar/Planeta Tierra/Exoplaneta/Júpiter/Ciencia.

 

Las impresionantes imágenes que muestran los colores reales de Júpiter.

El astrónomo aficionado Björn Jónsson ha procesado los datos enviados por la sonda Juno, creando una fotografía que muestra cómo vería el ojo humano al gigante gaseoso de cerca.

Muchas imágenes del espacio muestran vistosos colores que pertenecen a diferentes filtros que intentan resaltar algunas características determinadas de la instantánea. Sin embargo, pueden estar lejos de lo que los humanos veríamos si pudiésemos ponernos frente al protagonista de la imagen. Ahora, un astrónomo aficionado ha procesado los datos captados por la sonda Juno, de la NASA, para crear una instantánea revelando lo que nuestros ojos observarían de poder encarar a Júpiter, el gigante gaseoso de nuestro Sistema Solar.

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Juno tomó la imagen el pasado 5 de julio durante su 43º sobrevuelo cercano de Júpiter utilizando su instrumento JunoCam. La nave espacial estaba a una distancia de 5.300 kilómetros de la parte superior de las nubes del gigante gaseoso cuando se tomó la imagen, volando a 209.000 kilómetros por hora.

Björn Jónsson, ingeniero de software y aficionado a la astronomía, procesó los datos enviados por Juno para crear dos imágenes. La imagen del lado izquierdo muestra la vista como le parecería a un observador humano en la posición de Juno. En la imagen de la derecha, Jónsson mejoró digitalmente la saturación y el contraste del color, lo que permitió resaltar la intrincada estructura de la atmósfera del planeta.

Las diferencias de color en la imagen mejorada reflejan variaciones en la composición química de diferentes partes de la atmósfera de Júpiter y revelan la naturaleza tridimensional de las poderosas tormentas que se arremolinan en las nubes del planeta. Las brillantes nubes emergentes en la atmósfera superior también son visibles. La imagen captura una región a una latitud de unos 50 grados norte.

Juno, lanzada en 2011, ha estado explorando el gigante gaseoso desde 2016. Girando alrededor del planeta en una órbita altamente elíptica, la sonda completa una vuelta cada 43 días, haciendo inmersiones regulares cerca de las nubes giratorias del planeta. En su punto más cercano, Juno se sumerge a unos 5.000 kilómetros por encima de las nubes del gigante gaseoso.

Originalmente programada para retirarse en 2021, Juno continuará su trabajo hasta al menos 2025. Las imágenes de JunoCam están abiertas para que los científicos ciudadanos exploren, procesen y ayuden a clasificarlas.

Imagen de portada: A la izquierda, la imagen de cómo vería el ojo humano a Júpiter; a la derecha, la misma imagen pero con la turbulenta atmósfera resaltada NASA/JPL-CALTECH/SWRI/ MSSS/BJÖRN JÓNSSON

FUENTE RESPONSABLE: ABC Ciencia. España. 2 de septiembre 2022

Sociedad y Cultura/NASA/Espacio exterior/Sistema solar/Astronomía/Júpiter.

 

 

El material sólido más antiguo en la Tierra es más antiguo que el Sistema Solar.

El material sólido más antiguo de la Tierra acaba de ser identificado, y es anterior al Sistema Solar en sí por al menos unos cientos de millones de años. Este estudio se publicó en PNAS.

Esto es acorde a una nueva investigación, los diminutos granos microscópicos de polvo microscópico se forjaron en una estrella distante en algún lugar entre 5 y 7 mil millones de años. En comparación, nuestro Sol tiene solo 4,600 millones de años.

Este material sólido fue transportados a la Tierra en un meteorito.

«Este es uno de los estudios más interesantes en los que he trabajado», dijo el cosmo químico Philipp Heck, del Field Museum of Natural History y de la Universidad de Chicago.

«Estos son los materiales sólidos más antiguos jamás encontrados, y nos cuentan cómo se formaron las estrellas en nuestra galaxia». Si bien en realidad no es raro que los meteoritos contengan granos de material que son anteriores al Sistema Solar, se les llama «granos presolares».

Estos son raros y difíciles de identificar porque los fragmentos de material son muy pequeños y están profundamente incrustados. Un meteorito que se sabe que contiene granos presolares es el meteorito Murchison. Este es un gran trozo de roca espacial de más de 100 kilogramos que explotó en el cielo sobre Murchison, Australia. Esto sucedió en septiembre de 1969, dispersando sus fragmentos por todo el lugar.

El Field Museum adquirió 52 kilogramos del meteorito Murchison, y ha pasado mucho tiempo estudiando.

La edad de la Tierra es de 4,543 miles de millones años. Foto: Getty Images

Heck y su equipo decidieron someter los granos a toda la gama de pruebas. Por lo que, utilizaron microscopía electrónica de barrido, espectrometría de masas de iones secundarios y espectrometría de masas de gases nobles. Esto lo hicieron con el objetivo de buscar los efectos de la exposición a la radiación cósmica, que puede penetrar material sólido como meteoritos y dejar su huella en los granos de carburo de silicio.

«Algunos rayos cósmicos interactúan con la materia y forman nuevos elementos. Y cuanto más se exponen, más se forman esos elementos», explicó Heck.

«Comparo esto con poner un balde en una tormenta. Suponiendo que la lluvia sea constante, la cantidad de agua que se acumula en el balde te dice cuánto tiempo estuvo expuesto».

Cuarenta granos presolares de carburo de silicio los revisaron ​​por rastros de los elementos particulares en cuestión – helio-3 y neón-21. Esto reveló las edades de los granos.

Algunos eran bastante viejos, más de 5,500 millones de años, pero la mayoría de ellos eran más jóvenes, entre 4.6 y 4,900 millones de años.

Una imagen del meteorito Murchison.Foto: Basilico Fresco

Esta gran cantidad de granos más jóvenes fue inesperada, revelando una sorpresa sobre la historia de la galaxia de la Vía Láctea.

Esta gran cantidad de granos más jóvenes fue inesperada, revelando una sorpresa sobre la historia de la galaxia de la Vía Láctea.

«Nuestra hipótesis es que la mayoría de esos granos, que tienen entre 4.9 y 4.6 mil millones de años, se formaron en un episodio de formación estelar mejorada», dijo Heck.

«Hubo un tiempo antes del inicio del Sistema Solar cuando se formaron más estrellas de lo normal». Este período de formación estelar habría sido hace unos 7 mil millones de años, según los hallazgos del equipo.

A medida que las estrellas alcanzaron etapas avanzadas de su evolución, los granos se habrían condensado en flujos de salida y volado hacia el espacio, para luego ser absorbidos e incorporados en lo que se convertiría en el meteorito de Murchison.

«Gracias a este material sólido, ahora tenemos evidencia directa de un período de formación estelar mejorada en nuestra galaxia hace 7 mil millones de años con muestras de meteoritos. Este es uno de los hallazgos clave de nuestro estudio».

La NASA ha detectado agua en el asteroide Bennu

Los asteroides tienen formas irregulares. Foto: Getty Images

Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por Science Alert y PNAS.

Imagen de portada: Gentileza de United States Department of Energy.

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español. Enero 2020

Material/Material sólido/Meteorito/Meterioto Murchison/Sistema Solar/Tierra

Diciembre llega con el paso de un cometa, dos lluvias de estrellas y un eclipse solar.

El paso del cometa Leonard, el eclipse total de Sol y más: aquí los fenómenos astronómicos imperdibles en el cielo nocturno de diciembre.

El final de 2021 está a la vuelta de la esquina y las noches de diciembre traerán consigo algunos de los fenómenos astronómicos más esperados del año:

Eclipse total de Sol (4 de diciembre)

Solar eclipse

Foto: Getty Images

2021 cierra con uno de los fenómenos astronómicos más portentosos del cielo nocturno, motivo de angustia en distintas culturas antiguas que atribuían el oscurecimiento súbito de los cielos a una serie de presagios funestos: un eclipse total de Sol.

El eclipse solar del 4 de diciembre provocará una oscuridad total durante 1 minuto y 54 segundos; sin embargo, sólo será visible en la Antártida y las zonas más australes del mundo de África, América y Oceanía. 

El extremo sur de Argentina (especialmente Ushuaia y Puerto Argentino), Chile (Puerto Williams) Nueva Zelanda y Sudáfrica (Ciudad del Cabo) serán las ciudades donde se podrá observar un oscurecimiento casi total del día durante el paso de la Luna entre la Tierra y el Sol.

Te puede interesar: Así será el eclipse solar del 4 de diciembre que oscurecerá el día durante dos minutos

Cometa Leonard (12 de diciembre)

C/2020 F3 (NEOWISE), or Comet NEOWISE, is a retrograde comet with a near-parabolic orbit discovered on March 27, 2020. Taken in Antequera, Málaga. Andalusia. South of Spain.

C/2020 F3 (NEOWISE) desde Andalucía, España. Foto: Getty Images

En una coincidencia única en una vida humana, diciembre de 2021 será testigo del paso del cometa C/2021 A1 (Leonard) a través de los planetas interiores del Sistema Solar, un visitante lejano descubierto en enero de este año cuya órbita se extiende más allá de Neptuno y cuya próxima aproximación a nuestro planeta ocurrirá dentro de 80 mil años.

Aunque Leonard alcanzará el perihelio (el punto de su órbita más cercano al Sol) el 3 de enero de 2022, el mejor momento para observar desde la Tierra serán los primeros doce días de diciembre, justo antes del amanecer hacia el noreste. 

Y aunque todo parece indicar que será visible a simple vista en condiciones ideales, utilizar binoculares permitirá observar más a detalle su coma (una nube de polvo y gas que rodea al núcleo y crece conforme se acercan al Sol) y su larga cola, que se extiende por millones de kilómetros.

El máximo acercamiento de Leonard con nuestro planeta ocurrirá el próximo 12 de diciembre de 2021 a las 07:54 (tiempo del centro de México), cuando el cometa se encuentre a 34.9 millones de kilómetros de la Tierra.

Lluvia de estrellas Gemínidas (13 y 14 de diciembre)

A view of a Meteor Shower and the Milky Way with a mountain top in the foreground. Night sky nature summer landscape. Perseid Meteor Shower observation. Rtanj mountain in Serbia.

Foto: Getty Images

Cada diciembre, la Tierra atraviesa una densa nube de polvo y partículas dejadas a su paso por el asteroide (3200) Phaethon, el que más cerca pasa de nuestro Sol. Cuando los escombros cósmicos del asteroide entran en contacto con la atmósfera se producen las Gemínidas, la lluvia de estrellas más intensa del año y uno de los fenómenos astronómicos más atractivos de 2021.

En 2021, las Gemínidas alcanzarán su pico de actividad máxima las noches del 13 y 14 de diciembre, cuando será posible observar más de 120 meteoros por hora en condiciones ideales. 

Y aunque la Luna creciente alcanzará un 80 % de visibilidad y podría complicar la observación de esta lluvia de estrellas, el mejor momento para disfrutar de los bólidos (que van del azul eléctrico a un amarillo o verde encendido será a partir de las 02:26 (GMT-6), una vez que nuestro satélite natural se oculte por el horizonte y la constelación de Géminis se mantenga en lo más alto de la bóveda celeste.

Lluvia de estrellas Úrsidas (22 de diciembre)

Night scene with starry sky and meteorite trail over forest. Long exposure shoot

Foto: Getty Images

La noche del 22 de diciembre será el mejor momento para observar la última lluvia de estrellas del año, las Úrsidas.

Aunque no se consideran una lluvia de estrellas mayor debido a la baja cantidad de meteoros en su punto de actividad máxima (12 meteoros por hora en cielos ideales), su actividad puede aumentar de forma imprevisible y en condiciones extraordinarias, provocar cientos de meteoros por hora.

Como su nombre lo dice, el radiante de las Úrsidas (el punto en el cielo nocturno donde parecen originarse la mayoría de meteoros) se encuentra en la constelación de la Osa Menor; sin embargo, los meteoros pueden aparecer en cualquier dirección del cielo nocturno.

Si deseas conocer mas sobre este tema, cliquea por favor donde se encuentra escrito en “negrita”. Muchas gracias.

C/2021 Leonard, el cometa que ‘rozará’ la Tierra y podrá verse a simple vista a finales de este año

Imagen de portada: Gentileza de GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español. Por Alejandro López. Diciembre 2021.

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