7 poemas de Andrea López Kosak.

Andrea López Kosak es una poeta nacida en Bahía Blanca, Argentina, en octubre de 1976. Publicó varios libros de poemas, algunos de ellos son Bailar sola (Editorial de la Universidad de La Plata, 2005), Le dan hueso (Editorial Cinosargo, 2012), Indor (El ojo del mármol, 2015), Mula blanca (Caleta Olivia, 2018), El jardín de las licencias (Prueba de Galera, 2021), y Animales de.costumbres (Pre-textos, libro ganador del premio internacional de.poesía Juan Rejano en 2021).

***

El campo fue el mito

fundacional de la familia.

No había cielo

para los muertos,

sino la llanura donde balaban corderos

antes del sacrificio.

Un paraíso

que construyó mi madre

cuando su madre carneaba animales

que no tenían nombre,

no como esa cerda

paridora, que amamantó a los gatos

y por haber aprendido

a obedecer, sobrevivió.

***

El amor de

el amor por

el amor a

¿Cuántas omisiones

pueden acompañar

la palabra que ejercito

sentada bajo los pinos

de agosto, entre cascaritas

que podrían haber sido

pájaros?

***

Un cuerpo de cincuenta y cinco kilos

tarda una hora y media en quemarse.

Un leño de quebracho, dos días.

Parece que las autoridades

de cierta ciudad planean

calentar ambientes con los muertos.

Antes de llegar a casa corro el colectivo.

La señora de atrás

dice que lla debe de haber nacido

con el frío,

y no se lo sacó más.

Sólo cuando me agito

mi corazón existe.

***

Te como cruda

decía mi madre,

que en cada animal veía

su posibilidad de ser

carne, cuerpo abierto con huesos

que ya no sostienen, como

mariposa con las alas quemadas.

Yo dejaba que me comieran

sus palabras

me deglutiera la lengua que es

mi herencia, así

me hice finita, de cara

a un pánico típico.

***

Manejo hacia Walmart

en día de descuento.

En la banquina los teros

gritan lejos del nido

para despistar.

Los depredadores

tienen tiempo, los fascina

la velocidad de los autos,

reconocen

la aridez que los hizo pacientes.

La necesidad

tiene cara de hereje,

decía mi padre. Lo pienso

ahora que Dios

es una programación mental:

carteles que parecen

colgados del cielo publicitan

libertad, y sobre la ropa vieja

de un espantapájaros

los caranchos se adueñan del horizonte.

***

Un perro

saca de la basura un hueso, huele

algo que una vez sangró.

Hace bien,

el perro, en no dudar,

llevarlo como un don,

un presente:

ya quisiera yo

una naturaleza inmune.

***

Trescientos diez vientres.

Cien receptoras preñadas.

Veinticinco padres de plantel.

Oferta excepcional

de genética productiva.

Puros: sin gen

salvaje o ancestral.

Quince nulíparas de alta calidad.

Veintiocho usadas paridas.

Treinta hijos al pie, segunda parición.

Pago contado con descuento.

Machos: cinco cuotas.

Hembras: flete gratis.

Setenta puros controlados.

Cien controladas puras.

Hijas de Crédito, padre

del Gran Campeón.

Doscientas inseminadas con Efectivo.

Ciento ochenta días libres.

Diez cuotas sin interés.

Productor de Buenas Hembras.

Pigmento total.

Facilidad de parto.

Hijos que logran los precios máximos.

Reproductores

con información confiable.

Remate de embriones y envíos

de semen a todo el país.

Imagen de portada: Andrea López Kosak (Foto: Emilio Orbe)

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor. Arturo Pérez-Reverte. 1 de marzo 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

8 poemas de Marta Sanz.

Marta Sanz es una narradora, poeta y ensayista nacida en  Madrid en 1967. Es doctora en Filología. Entre sus novelas señalamos: El frío, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico de RNE en 2001), Susana y los viejos (finalista del premio Nadal 2006), La lección de anatomía, la trilogía del detective Arturo Zarco —Black, black, black, Un buen detective no se casa jamás y pequeñas mujeres rojas, premio Tenerife Noir 2020— , Daniela Astor y la caja negra (premios Tigre Juan, Cálamo-Otra mirada y Estado Crítico), Amor fou, Farándula (premio Herralde, 2016), Clavícula y Parte de mí. Ha participado con relatos en volúmenes colectivos y obtenido el premio Vargas Llosa-NH; Retablo son dos relatos ilustrados por Fernando Vicente. Su poesía completa está recogida bajo el título Corpórea (La Bella Varsovia, 2022), el poemario Vintage fue Premio de la Crítica de Madrid. Destacan sus ensayos No tan incendiario, Monstruas y centauras, que recibe el premio CEGAL 2018, y Enciclopedia Secreta. Es editora del Libro de la mujer fatal y Tsunami, volumen colectivo de textos feministas. Colabora con El País, la cadena SER y es docente en la Escuela de escritores.

***

No quiero la palabra precisa.

Es pobre y es pequeña.

Quiero una palabra

llena de flecos.

Una lámpara con chupones morados.

Una excrecencia.

Gota que rezuma del canalón.

La estalactita rota.

El polvo de trabajar los brillantes.

Un hielo deshecho.

Y deshaciéndose.

La saliva que le escapa, por la comisura,

a la bella que duerme en el bosque.

La ganga del mineral.

El hilo que sobra detrás del cañamazo.

No quiero la palabra precisa,

sino una llena de flecos,

una lámpara y vuelta a empezar,

un laberinto,

la flor,

una palabra

que ni yo misma entienda

y solo pueda poseer

cuando los otros,

los de buena voluntad,

me la traduzcan.

***

Nosotras también tenemos derecho a la vida.

Las perras que mienten.

Y las que llevan bozal.

Las niñas perpetuas

que son

viejas prematuras.

Bette Davis lleva un vestido de encaje,

calcetines cortos,

huele a chicle

y un lazo le recoge los tirabuzones.

Tiene ochocientos setenta y nueve años,

y canta una canción

con inflexiones vocales

de estrella juvenil.

No necesita doblaje.

Tenemos derecho a la vida.

También nosotras.

Las tejedoras tristes.

Las retrospectivas.

Las mujeres mimadas

que desatienden a los hijos.

Las lolitas caprichosas

que chupan el palo del polo de mango.

Nosotras también tenemos derecho a vivir.

Aunque todos los días

miremos al frente

y nos lancemos,

rudas e indomables,

sin consideración por la que limpia,

escaleras abajo,

hacia el vacío.

***

Hubo una vez

un hombre con gafas de sol

barbilampiño

que me escribía cartas y postales.

Ahora sé

que si le hubiese devuelto

las palabras que

quizá

él presentía,

hoy

yo tendría un tiznajo en la frente,

un hijo

y, casi con toda seguridad,

estaría muerta.

***

Yo tuve mil amores

y quinientos racimos de uvas.

Un lobo blanco

me comió los coágulos del vientre.

De no haberlo hecho,

por las rayas de mis palmas

líquidos de embalsamadores

le habrían paralizado

poco a poco

piel, osamenta y colmillo.

Cristo de Medinaceli

sonríe

sobre el mueble fúnebre

de la televisión.

(Menos mal

que me dejó bien muerta

con un golpe insecticida).

Yo tuve mil amores

y quinientos racimos de uvas.

***

Lo peor que podíamos contemplar lo vemos nada más salir

[del aeropuerto de Manila.

Una niña, sucia y semidesnuda, nos pide dinero.

Según nuestros cálculos de observador bien nutrido

—cada occidental, cuando va de viaje, guarda en la cartera

[un pediatra, un economista, un telepredicador y un

[gastrónomo…—,

la niña no puede tener más de cuatro años.

Aunque quizá ya haya cumplido nueve o diez y no beba

[leche o fume a escondidas.

Si la magia y la poesía nos ayudan a digerir la escena,

tal vez

la niña no sea más que una viejecita disfrazada de baby doll,

en Manila City,

antes de colarse en el jeepney que la conducirá a un burdel o

[a un pudridero

para pintarse las uñas y esperar al turista

—cada occidental, cuando va de viaje, guarda en la cartera

[un pederasta, un patriota, un hipocondríaco y un

[ministro de Dios o del Interior…—;

si la magia y la poesía nos ayudan,

tal vez la niña sea una octogenaria que ha pasado por mil

[estiramientos y operaciones,

y se ha quemado las palmas de las manos para que nadie la

[identifique

como reconocido miembro del hampa mendicante de

[Manila.

Pedimos que la poesía nos ayude,

pero la niña es una niña de Manila

que da golpecitos en el cristal de nuestro taxi y nosotros la

[vemos como frágil criatura

de huesecillos de ave y ojos de cordero.

Recibo en mi móvil un mensaje perentorio de Amnistía

[Internacional que borro

casi tan vertiginosamente como ruego que la poesía me

[ayude —cada occidental, cuando va de viaje, guarda en

[la cartera un sommelier, un meteorólogo, un futbolista y

[un bardo—

para no ver a la niña puta niña puta niña mendicante del

[hampa de los pobres de Manila City,

que lleva en los brazos a un bebé guapísimo de redonda,

[gorda cabeza.

Una costra de mucosidad gris le cubre el turgente pellejo.

El bebé le cuelga a la niña de la cintura y parece que va a

[caérsele.

Tememos oír el sonido de un odre que se estampa contra

[la calle embarrada

porque cada occidental, cuando viaja, esconde en la cartera

[un diapasón

para identificar el la puro entre cualquier otra nota y

[también guarda un ingeniero de caminos, canales y

[puertos.

Alguien que mide y compara, sin pararse a pensar por qué

[unos hombres tienen las piernas más largas que otros

o por qué en Manila las niñas te miran con humo

mientras golpean con sus nudillos de ave el cristal de la

[ventanilla del taxi.

Lo peor que podíamos contemplar lo vemos nada más salir

[del aeropuerto de Manila.

***

Voy a comerme a mis hijos.

Mientras los transporto, muerden.

Por la rama del árbol.

Voy a comerme a mis hijos

mientras los pulo y aseo

con mi lija de lengua.

Huelen a purín y a orina.

A anuncio de colonia y comedia musical.

Voy a comerme a mis hijos

mientras los pulo y aseo.

Mientras los amamanto,

voy a comerme a mis hijos.

La raíz de la limpieza

bebe

de la desaparición.

***

Años, desgarramientos, placer,

el hueco que nos dejan los ausentes animales,

la fuerza en el trabajo —amasamos panes, pulsamos la

[tecla—

nos dibujan el cuerpo y el cuerpo.

También una tinta voluntaria escribe

lo que debe ser escrito.

Todo es una hermosura de la que no nos vamos a

[arrepentir.

***

Me concentro centro,

pestaña alfiler en blanco de ojo,

inversa en mi funda crisálida,

hacia toda la luz

y el interno rumor de mis torrentes púrpura.

Umbilical pistilo

tintinea

y pienso tan voladoramente

que salgo de mí misma

y retorno

al cuerpo casa,

al nido del que ya

no querré escaparme.

Pierdo la cabeza

en filosofía aguja

que me borda el repliegue

y lo suelta después,

punto por punto,

con tijerita dedo,

punto por punto,

liberada

por el ápice lengua,

yo sin mis manos,

para que,

por fin,

mane el jugo de azúcar

de mi frutilla del bosque,

invisible,

entre el enjambre

de mil alas de mosca.

Entonces entiendo

la cuadratura círculo:

no quiero perder a mi animal.

Que no se vaya.

Imagen de portada: Marta Sanz (Foto: Alberto Carrasco)

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 22 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

6 poemas de Clara Muschietti.

Clara Muschietti es una poeta nacida en Buenos Aires en 1978. Es fotógrafa y poeta. Publicó los libros La campeona de nado (ganador de la convocatoria de la editorial iROJO, 2007), Karateka (El fin de la noche, 2010), Podría llevar cierto tiempo (Bajo la luna, 2015), No sé qué creíste (ediciones aguadulce, Puerto Rico, 2016), Karateca/La canción que cantás (Ediciones Nebliplateada, 2020), Podría llevar cierto tiempo (Caleta Olivia 2020), La vida normal (seleccionado en la convocatoria de narrativa de Ediciones Overol, Chile 2021) y This could  take some time (Eulalia Books, EE UU 2022). Desde 2009 dicta talleres de poesía. El Fondo Nacional de las Artes le otorgó una beca a la creación en el área de Letras en 2013. En 2015 el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias le otorgó un subsidio a la creación para la primera edición de Podría llevar cierto tiempo. En 2021 el Fondo Nacional de las Artes le otorga por segunda vez una beca para la escritura del libro de poesía La paciente.

***

1

Ese caballo fracturado en el medio del campo, rodeado de otros caballos que perciben la imposibilidad de movimiento, pero no pueden hacer nada.

2

Un árbol que de tan grande no permite ver que hay detrás. Una imaginación demasiado poderosa.

3

Alguien que me consuele todo el tiempo, por lo que pasó, por lo que pudo pasar y por lo que va a pasar. Que me sostenga, lo más literalmente posible.

4

Un animal doméstico muy enojado me mostró los dientes, no le había hecho nada. Menos mal que no tengo cuatro años y sé, dentro de todo, separar las cosas.

5

El último paseo familiar, con la familia ya quebrada, una mancha enorme, en todo lo que implique algo de cariño.

6

Un puente que separa  lo mejor de la vida de lo peor. Cruzarlo sin sentir nada. Una anestesia generalizada en cada vena.

7

El caballo ya no puede arrastrarse, está tranquilo, los otros caballos no comen y fingen dormir.

8

Una madre a veces, una madre a veces, una madre a veces.

9

La casa en obra. El baño y la cocina sin artefactos, sin pisos. Dos agujeros grises. Hay personas que no nacimos para ver el proceso de las cosas.

10

La nostalgia puede ser eso que no sabías que necesitabas. También el monstruo del lago Ness.

11

Un cajón que no se abre es un cajón que no se abre. El resto corre por mi cuenta.

12

Van a tirar la casa abajo Van a tirar la casa abajo Van a tirar la casa abajo. Nosotros quedamos.

13

Adonde estaba la casa va a haber un edificio con muchos departamentos chiquitos. Mucha gente que no va a tener nada que ver entre sí. Como una familia disfuncional.

14

Cuando algo importante se cae, se vuelve a caer todo lo importante que se cayó en el pasado.

***

En el día que de golpe se nubla

hay traición, no podés confiar en nada,

te hacés un té y aunque no creés, pedís por un milagro

a un santo desconocido que alguien

te nombró en una cena de trabajo.

El domingo viste a tu madre, hablaba

en una lengua rara, movía los brazos

y llorar era la única defensa personal permitida.

Comer en familia puede ser un viaje

hacia las formas más primarias.

Aceptaste el plato, el reproche, el postre, el beso,

te abrazaste a tu hermano como si fuera

la última cantimplora en el desierto.

Terminaste el día a oscuras

en la falda tenías una revista dominical

habías leído tu horóscopo, antes

habías preguntado en voz muy baja

si ibas a ser feliz

o no.

***

Pensé en no salir nunca más del mar, pero los otros desde afuera me hacían demasiados gestos.

***

¿Cómo hiciste esa mañana

para flotar en la pileta

con los rayos? Todos corrían

y yo trataba de entender,

¿cómo hice antes para resistir

qué tenía, poderes,

o era estar y no preguntarse,

y seguir la corriente?

¿Y ahora? El clima no mejora, las condiciones no mejoran,

los enfermos no mejoran, ¿vos pensás que yo

podría repetir esas frases que dicen

que todo pasa y no hay mal que por bien

no venga?

No lo creo, ¿viste lo que hice

con mi cara, qué cosa para lograr

ese gesto tan antiguo?

¿Qué era lo que sostenía

la respiración, qué cosas nos mantenían

en pie con el pelo limpio?

***

La canción que cantás ya es tuya. Se te pegó a vos,

se me pegó a mí. Movimos la cabeza durante todo el verano.

Si tuvimos un sueño, no lo recuerdo. Si pedimos deseos,

no se cumplieron, pero creímos entender

para qué vinimos al mundo. Caminamos descalzos,

fuimos puro ritmo. Nuestras caras quedaron

registradas por extraños. Una familia

al lado de la otra. La canción que cantás

ya no es de nadie.

***

El paso se interrumpe

un camión descarga lácteos en un mercadito

los hombres hacen fuerza

el chino del mercado da instrucciones

yo pienso en la cadena,

en la cadena alimentaria de las cosas,

lo mejor que puede pasar

es que se vendan todas las leches.

En qué franja del mundo estoy

en la que hace qué

en la que cree en qué

en la que jamás piensa en qué

qué soy exactamente

qué virtudes tengo

en qué franja de la bondad entro.

En el medio de la calle hay un auto dado vuelta

lo custodia una mujer policía

ya no hay personas

no hay accidentados

queda un auto dado vuelta

un auto que ya no sirve tanto

me preocupo por la vida de las personas que iban adentro

cuántos eran

si había niños, una mujer embarazada

un anciano

o alguien feliz.

No tengo idea de mi coeficiente mental

cuánto es, que número tiene

en qué franja estoy

tengo una enfermedad crónica

me pregunto cuánta gente habrá

en la franja de los enfermos crónicos.

Mi vecina está recién operada de la garganta

tiene un hilito de voz

ella está en esa franja

su hija está en la franja de los niños con problemas de peso

yo estuve en la franja de los niños fóbicos

de las nenas a las que le comieron la lengua los ratones.

En qué franja cabe mi felicidad de hoy

en qué segmento va.

No sé nadar

estoy en una franja que no me queda bien

a mí dejame en el agua que no me voy a morir

estoy en esa franja.

Nadie sabe en qué franja horaria está mi hermana

ese continente no está en esta franja

mi hermana está en la franja de las mujeres altas

yo estoy en la franja de las bajas

hay una franja que nos unirá siempre

la franja de los hijos de Mónica y Ulises.

Se bifurcan las franjas de la identidad

tanto

que dan ganas de correr

hacia la preexistencia.

En el bebé diminuto que vi en el subte

iba la gracia

la vida

frágil

nueva

en la madre del bebé diminuto que vi en el subte

iba el miedo a lo inmanejable.

La franja de los recién nacidos

es la franja efímera.

Estoy en la franja de las que a veces

duermen mal de noche.

Imagen de portada: Clara Muschietti

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 22 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

7 poemas de Jorge Ortega

Jorge Ortega es un poeta nacido en Mexicali, México, en 1972. Doctor en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado más de una veintena de libros de poesía y ensayo en México, Argentina, España, Estados Unidos, Canadá e Italia. Su trabajo poético ha sido traducido al inglés, chino, alemán, portugués, francés e italiano, y forma parte de múltiples compilaciones de poesía mexicana contemporánea. Igualmente ha colaborado con poemas, reseñas y textos de crítica sobre poesía en diversos medios culturales de Hispanoamérica, tales como Buenos Aires Poetry, Letras Libres, Nexos, Periódico de Poesía, Quimera y Revista de Occidente. Asimismo, ha participado en festivales de poesía y congresos de literatura en variadas ciudades de América, Europa y Asia, y se ha desempeñado como profesor visitante en universidades de California. Entre otros reconocimientos, ha obtenido el Premio Estatal de Literatura de Baja California en 2000 y 2004 en los géneros de poesía y ensayo, respectivamente; el Premio Nacional de Poesía Tijuana en 2001; el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines en 2010; y, recientemente, mereció el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2022 en la categoría de poesía con la obra Hotel del Universo. Su publicación más actual es la antología poética bilingüe español-italiano “Luz bajo las piedras”, que apareció el verano de 2020 en Roma, Italia. En octubre de 2022 se cumplieron 30 años de la publicación de su primer libro, titulado Crepitaciones de junio, cuya evocación conmemora ahora tres décadas de labor escritural ininterrumpida. Ingresó en 2007 al Sistema Nacional de Creadores de Arte de México.

***

Justificante de ausencia

He olvidado cómo empezar a escribir.

He olvidado cómo empezar un poema.

Un paso al frente, dos. Una frase,

dos líneas.

Vuelvo aquí luego de mucho tiempo,

semanas, meses,

limbos

de la desmemoria

relegados aun más

por la farsa del mundo.

Lo que sucede afuera representa la roca

en la boca de la cueva.

Todo pronunciamento es irrisorio

junto a la realidad que nos excede.

Pero brota de un grano de mostaza

el árbol cuya rumorosa sombra

mitiga la sequía.

***

La vía del éter

El mundo cabe intacto en el silencio.

Lo prueba una mañana de domingo

en que por vez primera, después de no sé cuánto,

todo es lo que es

sin hacer ruido.

Las llamadas a misa, los camiones,

las maniobras de albañilería

—seguetas, mazos, cumbias—

y los repartidores de Uber Eats

cohabitan a la sombra de un incierto receso.

Plenitud de la inmovilidad.

Baja la marea del pandemónium,

sube la marea de la ataraxia

ahogando los clamores.

La intensidad conjura en los tejidos, una revolución

prospera al interior de una bellota,

el bagazo se pudre en la basura

en cámara lenta

para ofrecer a nadie

la esencia de su abono.

La cuarentena blinda los cristales, acoraza los patios

cerrándose al efluvio de la vida.

Pero en el tegumento de la cosas

bullen ya los átomos

de una nueva era.

***

Cuenta regresiva

El tiempo es una forma de medir la vejez.

Nos vamos consumiendo ya desde que nacemos.

El corazón resguarda su clepsidra de sangre.

La piel es una brújula del cuerpo que declina.

El geranio del parto orienta las edades.

Dormita en la semilla el mosto del ocaso.

El camino de ida es el mismo de vuelta.

El camino de vuelta comienza en el principio.

La plenitud precede a la putrefacción.

La tumba es la placenta de los sueños futuros.

En lo que pestañeas surge y claudica un reino.

Una arruga, una cana, toma una eternidad.

Adentro de la fruta madura la inmundicia.

El vientre es la raíz del árbol de la muerte.

***

Barranca de la carnicería

Sólo los muertos saben

lo que ha pasado allí.

Sólo a ellos

les ha sido otorgado

conocer la verdad, interpretarla

desde el primer hachazo

o el tiro de gracia

con ojos sorprendidos.

Nadie se percató de lo ocurrido.

Un taxista a deshoras, un trailero,

un peón desbalagado.

La soledad fue el único testigo.

Si hablaran los arbustos

del cerro de la nada

serían también borrados por el fuego.

***

Ancho de banda

Bajo el pulso del viento las ramas enjoyadas de hojas color verde lima se mueven y crujen.

El río del tráfico suena a lo lejos como una cascada efervescente.

Una pareja camina por el parque compartiendo el ascua de oro de un cigarrillo.

El ojo pasmado de la luna se asoma a nosotros desde fuera del cosmos.

La calle vacía cobra vida con un gato veloz que cambia de acera.

Un grupo de ciclistas pasa levitando como un tropel de gacelas.

La impávida lechuza sorprende al oficinista en su regreso a casa.

Una corredora trota en ropa fosforescente y deja tras de sí un rastro de luz.

El aire intenta hablar pero se adelantan los grillos.

La marea de la oxigenación trabaja confiada a la continuidad.

El frío recubre con su diadema de escarcha las luminarias del alumbrado público.

Los faros de los autos son los cálidos fanales de un hogar rodante.

El clamor de las canchas culmina en torno al sol de un balón detenido.

Esta porción de mundo es un jardín encantado que encubre la entrada a otro mundo.

Flota en el ambiente un enjambre de señuelos cuyo origen y destino ignoramos.

El diorama de las apariencias reserva un irresistible llamado.

El barrio se apaga dientes para afuera: fachadas vemos, ritos no sabemos.

La noche ha terminado de impregnar con su tinta el papiro del cielo.

Cae el telón. La oscuridad acoge el universo de todas las combinaciones.

***

Jardín central

El follaje es más vasto

que el árbol del que brota.

Abajo, desde el suelo,

la sombra los acoge por igual

como el tibio regazo

de una madre amorosa.

Los frutos que han caído hasta podrirse

marcan los días sin eco,

invaden el olvido,

pautan la soledad

de las preguntas huérfanas.

Un mozo en bicicleta se detiene

al rondar por ahí. Prendido de una rama,

atolondrado ya por el mazo del so

hurga en el cenote de una pausa

un metro de frescura.

La sombra contiene al mundo

y en su pozo de agua oscurecida

reverdece el futuro.

***

Abraxas

Palabras de este mundo

para hechos de otro mundo.

Arrojas el anzuelo

al estanque del cosmos

y pescas la escafandra

de un náufrago de cielo.

Hundes el papalote

en la manga del viento

y regresa enjoyado

de líquenes y conchas.

Lo que no ha sido o lo que ya fue

emerge del abismo del deseo

y cuaja en el lenguaje.

Los túneles del tiempo,

el sumidero de los hoyos negros

custodian la raíz

del sueño que germina en lo que nombras.

Imagen de portada: Jorge Ortega (Foto: Alejandro Meter)

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte.15 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles

7 poemas de Ángeles Mora

Ángeles Mora es una poeta nacida en Rute, Córdoba, en 1952. Licenciada en Filología Hispánica (Universidad de Granada). Su obra es una continuada reflexión sobre las concretas situaciones cotidianas e históricas de nuestra existencia. Se han destacado también los aspectos feministas de su poesía. Miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada. Tiene diversos reconocimientos, entre otros: Premio Nacional de la Crítica (2015) y Premio Nacional de Poesía (2016) por su libro Ficciones para una autobiografía (Bartleby, 2015), traducido al italiano por Elena Palumbo-Mosca: Finzioni per un’autobiografia (Medinova, 2022). Su más reciente publicación es Soñar con bicicletas (Tusquets, 2022).

Otras publicaciones suyas son: Pensando que el camino iba derecho (1982); La canción del olvido (1985, 2018); La guerra de los treinta años, Premio Rafael Alberti de poesía (1990 y 2005); Contradicciones, pájaros, Premio Internacional de poesía Ciudad de Melilla (Visor, 2001), traducido al italiano por Elena Palumbo-Mosca (Contraddizioni, uccelli, Edizioni dell’Orso, 2005); y Bajo la alfombra, Accésit del Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (Visor, 2008). Su obra se ha recogido o ha formado parte de las siguientes antologías: Antología Poética, ed. de Luis Muñoz (1995); ¿Las mujeres son mágicas?, Prólogo de Miguel Ángel García (2000); La sal sobre la nieve. Antología, ed. de Ioana Gruia (Renacimiento, 2017, 2021); Érase un chico que no tuvo un gato. Antología, Introducción de Mónica Doña, 2018; Canciones inaudibles (“Librisco”, 2018, con dos CDs, Prólogo de Olalla Castro, 2ª ed. 2019); Spiegel der Spione/ Espejo de los espías, Antología bilingüe, traductoras: Geraldine Gutiérrez-Wiebken y Martina Weber (Hochroth, Heidelberg, 2019); Contigo misma (Poemorias), Audiolibro, Fonoteca Española de Poesía, 2020; Poesía da vida, ed. de Luciano Rodríguez, Prólogo de Pilar Pallarés (Juan Caballos, Fundación Huerta de San Antonio, Úbeda, Jaén, 2022).

Parte de su obra ha sido traducida a varios idiomas (italiano, portugués, alemán, inglés, chino, francés. catalán, gallego). Ha participado en numerosos Encuentros Internacionales de Poesía.

También ha colaborado con “Granada Ciudad Unesco” en Proyectos Internacionales como “Multipoetry Cracovia” (2017) y “Poetic Encounters” (2018). Fue invitada a la Tercera Semana Internacional de Poesía de la Ruta de la Seda (Xichang Silk Road), Xichang (China), noviembre, 2018. Presentamos una selección de poemas de su último libro, Soñar con bicicletas (Tusquets Editores, 2022).

***

SOÑAR CON BICICLETAS

Buscar la luz,

no mirar por los rotos

donde el rencor oculta

su negrura infinita.

Yo, que no tuve bicicleta,

soñé con bicicletas

y lloré al despertar.

La huella de aquel sueño,

Me ayudará a cruzar

con esperanza

caminos prohibidos.

***

VIVIR EN TERCERA PERSONA

Ella se acerca

un largo paseo a sus espaldas

y la batalla de lo que aún está por venir

(JOANNE KYGER)

La mañana perdida entre minucias,

y luego, distraída,

sale tarde a la compra.

La luz se le adelanta soñadora

y la tibieza de este invierno

va envolviendo sus pasos.

No lleva prisa,

parece que jugara

a dejarse llevar por el destino

para cruzar al fin al otro lado,

donde el cielo se ensancha.

Detrás el sol calienta

como unos brazos lentos

y sonríen sus ojos

al aire azul de la alegría.

Aunque no va de fiesta

ni a sumergirse en la corriente

fabulosa del azar:

tan sólo va a la compra.

Y tarde.

Y sin embargo se demora, deja

que le muerda ese sol

que acaricia su espalda.

Camina como si no fuera ella,

la que lleva su nombre,

la que cuenta sus años.

Porque tal vez sea otra,

porque tal vez es necesario,

en el fondo, ser todas.

¿Cómo encender la vida

sin hacerle un quiebro a la muerte?

¿Cómo ir al trabajo,

al mercado del mundo,

olvidando esa calle distinta

que nos crece en las venas?

¿Cómo llamarse libertad

mientras te arrastra

el río de la historia?

En la historia pequeña de este día

ha llegado por fin a su destino,

el santuario donde todo se vende,

donde todo se alcanza:

adiós a la alegría, al cielo limpio,

ahora toca cambiar el paso.

Sin mirar el reloj, ya sabe

que el tiempo volará

arañando segundos,

que se hará tarde y volverá,

precipitadamente, al nido

donde los suyos

abren el pico con apetito.

Al final, recogiendo,

el aire azul

se le irá entre los dedos,

como el agua traspasa el colador.

***

LUGAR COMÚN

Tengo un beso guardado en la palma de mi mano,

en mis ojos un árbol que desapareció.

Una casa, una higuera allá en el infinito

hoy son huecos desiertos que están llenos de mí.

Al final de la vida volvemos al principio:

mi madre recordaba la fruta de su tierra,

los regalos de un chico,

golosinas de amor.

Cosas lejanas que no vuelven nunca,

ni tampoco se van.

***

NOCHES DE VERANO

O la luz del poema 

The Brain is deeper than the sea

Emily Dickinson

Igual que nos envuelve el mar

en la hondura de un sueño,

cuando se alza encendido

y se vuelca en los ojos

y penetra,

y una no sabe ya qué es el mar

y qué un pecho invadido

por la luz y las olas.

Igual que nos envuelve el mar

y nos deslumbra,

en noches desveladas

se me alzaron brillantes

las líneas de aquel libro,

sus sílabas contadas,

penetrando en mis ojos de repente

la luz de un firmamento

incierto y palpitante,

pleno, como la sal amarga

picándome la sed,

enigmático,

como el continuo batir de las mareas.

Palabras igual que olas, insistentes, veladas,

abriéndome el poema, ocultándolo.

Lo perseguía en la otra cara de los versos,

mirando bajo sus costuras,

sus hilvanes,

mientras, entre destellos, por las hebras

de espuma inmaterial se deslizaba

como si no quisiera

ser visto, sólo dejando huellas

para mis ojos sorprendidos a cada instante,

por sus inquietos pasos.

Así intenté rasgar el velo

que guarda el corazón de la escritura.

¿Era otro corazón? ¿Acaso el mío?

Eran las noches claras de luna del verano,

eso sí, cuando blanca nos miraba.

O era el silencio que nos habla

gracias al murmullo de un libro,

al fluir desigual de sus imágenes

rotas y reveladas

a medias, cálidas y frías

como la luz de las estrellas,

parpadeando tan lejanas con su brillo de ayer.

Su ayer en mi hoy desconcertado, vivo,

abriéndose al secreto que revela y encubre

esa música escrita en un papel sin pautas,

blanco, como un camino sin abrir,

sin pisadas,

a la espera de nombres

que las olas arrastran.

***

IMÁGENES PARA UNA EXPOSICIÓN

Llegan desde los siglos,

de los oscuros barros de la selva,

desde la esclavitud,

la explotación,

el exterminio.

De las rotas miradas de las mujeres rotas,

del hambre,

de las rugosas manos,

de los rostros curtidos del desierto,

misterios de la luz y las arenas.

Llegan desde los cielos infinitos

de todos los azules y todas las estrellas,

de las entrañas minerales

de la tierra, el espanto,

la muerte lenta,

las matanzas,

la guerra,

las fronteras.

Como fantasmas

los muestra el telediario

entre maderas, bultos, ropas,

dejando en nuestros ojos

jirones de fatiga,

oleadas de sal seca.

En la sala de estar todos los días

colgamos las imágenes

de la vergüenza.

***

PREGUNTAS

La vida, preguntas interminables

que tantas veces

crecieron en tu boca:

¿Naturaleza o Historia? por ejemplo.

¿Es el niño el padre del hombre?

¿La mujer que olvidó Rousseau,

que ignoró Freud,

quién la detuvo ayer,

quién la detiene ahora?

Tan amante, tan lúcida,

tan diaria,

nadando río arriba.

¿Quién puede detenerla ya?

Hombre y mujer, mujer y hombre

¿traerán al fin juntos el viento fuerte,

el agua brava que abrirá los valles?

¿Crecerán las semillas de otra historia?

Vivir,

ese maravilloso río de que gozamos,

¿pesa más que su estrecho margen?

La vida,

respuestas vacilantes,

malditas unas,

memorables las otras,

todas sin terminar,

mirando hacia el mañana:

¿Otra pregunta

donde me esperas?

***

CINEMA PARADISO

¡Ah, si el cielo nos gustase tanto

como nuestra vieja casa!

(E. DICKINSON)

Rostros que nos acompañaron

con la belleza de la juventud,

el fuego de la madurez,

habitan la memoria.

Su imagen siempre

nos aparece limpia,

ese instante de luz.

Vuelven sus gestos,

vuelven una vez y otra

y sonreímos.

Pasa el tiempo

y no ha pasado el tiempo,

y marcan santo y seña

sus nombres en las fiestas del recuerdo.

Pero tú, que de pronto nos dejaste,

tú, no sé cómo decírtelo,

es que nunca te has ido.

Cuántos rastros, señales

han quedado,

día a día,

noche a noche encendidas.

Tanta luz despertando,

anocheciendo en mí.

Sin ella no soy yo.

Tantos lazos

cómo pueden borrarse:

cuanto era amor,

cuanto se hizo dolor.

Son tantos fotogramas nuestros,

una larga película.

Alguien cortó la escena del adiós,

roto cliché que heló la madrugada.

Hasta que todo sea del todo

pasto ya de las llamas.

Hasta que todo sea del todo

cenizas que nos unan definitivamente.

Imagen de portada: Ángeles Mora (Foto: Antonia Ortega Urbano.)

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 8 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

6 poemas de Ani Galván

Ani Galván es una poeta nacida en Murcia en 1992.

Se graduó en Historia del Arte y es contratada predoctoral en la universidad, donde investiga en torno al selfie, la identidad y la cultura visual contemporánea.

Publicó Catábasis (Raspabook, 2016), y algunos de sus poemas han sido antologados en diversos medios y revistas digitales. En 2022 resultó ganadora del XXXIX Premio Carmen Conde de Poesía con su poemario Educación de una cortesana, actualmente publicado en la editorial Torremozas.

***

una infancia en el gineceo

todo lo que sé de la vida lo aprendí en un tocador de señoras

una cocina humeante un cuartito de costura

alcobas nubladas e inabarcables como misterios

donde muchos solo escucharon el estoico y trivial curso de los días

y otras en cambio penetramos en el oculto arrullo de las nodrizas

consagradas a los dientes de los otros

donde la fuerza yace en armas sorprendentes peine marmita fragancia aguja

donde nunca se presencian los verdaderos amos de esta casa

aras privadas

sacros cuadrantes

donde el amor es pan y lana hilada desde hace muchas generaciones

gineceos condenados

a la ficción de las fábulas

en ellos y no en las ágoras

estuvo siempre hirviendo la Historia

***

un amante venido del mar

[2006, algún punto del Báltico entre Rusia y Dinamarca]

un labio aquí y otro labio aquí y en medio una cítara esa es

la anatomía de un ósculo sea cual sea la coyuntura de su origen

por eso yo comprendo anticipo tu señal aunque jamás

la haya puesto en práctica un labio aquí y otro labio aquí y en medio esta noche

de meridiana intriga de consumada sorpresa gris: en este beso

—susurra el mundo— ya no estás sola

[2017, Barcelona]

puedo contarte lo que he hecho durante once años

una crónica cuya estructura gramatical al fin comprendas

—aunque mi acento en tu idioma me aproxime

a variantes dialectales de escasa armonía—

enumerar viajes diplomas fracasos

explicar

que para hoy hablarte

hube de leer best-sellers sobre amoríos adolescentes

—la biblioteca y sus limitados fondos—

conversar sobre el clima o la compra frente a una grabadora coger dos aviones

hubo de nacer en Roma un gladiolo mientras mamá Caterina lloraba

junto a los juegos de su niña si gira e dorme non siamo felici come prima

podría contártelo o permitir que un beso nos abrase

como abrasaba antes de saber dónde comenzaba y acababa un cuerpo

hoy lo sé: el mío aquí y el tuyo aquí y en medio el gladiolo en aquel balcón de Viale Somalia

en medio el tiempo las llagas el soñado accidente

de esta mañana oscura: en estos ocultos

esponsales enmudece el mundo

***

una amazona

I

¿y si el cuerpo no fuera pantalla para la visión de sus ficciones?

¿y si el propósito de mis dedos no fuera el tacto sino el calibre

de la tensión entre cuerda y arco?

¿y si el fin de mi voz no fuera la gracia

sino los cánticos de guerra?

¿y si en lugar de batir al ciervo aprendiera cómo cabalgarlo?

II

la consecuencia más visible de la fuerza

ha sido la pérdida de mis pechos

[dos brevas aún no granadas apenas llenan mis viejos vestidos]

tal vez expiación por deslizarme

pronta en las palestras de la edad:

un escudo de punzante

suavidad

sabrá protegerme

***

edades

me crié en la vejez

identifico

unos dientes sin dueño como infancia

alcanfor custodiando el ropero

carmesí sellando mi mejilla

me crié en la aceptación del tiempo

y la profundidad de su pisada

convencida de que las arrugas

son dunas, gajes inherentes

a la erosión de la plenitud

bien merecedoras de toponimias

—deterioro y biografía, humanidad y náusea: mares comunes

memoriza:

cada ponzoña

tiene su antídoto

—Seguril, insulina

cada hospital es, por su tránsito y adioses,

un curioso aeropuerto

no escatimes en ternura

cuando repitas de quién eres

qué es lo que estudias si te sale novio

interioriza: todo albor

se repliega al paso de los lustros

exiliado en las fotografías

todo esqueleto se quebranta

todo alfabeto languidece

solo sabrás que es la juventud

cuando en la distancia la veas boquear

y pedir socorro entre las ruinas

me crié en la verdad

por eso, a ti

no te digo:

te amaré hasta mi muerte

—omitiendo los interludios—

te digo mejor:

te amaré incluso

cuando tus piernas pierdan su fuelle

cuando se desfigure tu rostro

y tu juicio altere mi nombre

te amaré tanto

que seré yo

quien pose la cuchara en tus labios

y en el temblor

encuentre alimento

***

una mujer espejo

me ungen

no por ser yo

sino por ser

vergel de azogue

capaz de emanar sus rasgos

mi amor es argento vivo

***

una virgen de la Antigua Roma

La jaula está abierta, pero no sé volar.

Anaïs Nin

I

hasta que no sepas poseerte

tan bien como sabes entregarte

vivirás la suerte del asceta

reza

trabaja

escribe

ama a Dios y su imagen

—que es la imagen

que te forma—

antes de amar a ningún otro

o el día de tu boda será

también el día

de tu prendimiento

II

¿por qué preparar tu venida?

dicen que mi senda fue trazada

por una mano más prudente que la mía y si esa guía

te empujara inequívocamente hacia mi existencia

sería yo quizá esposa galilea

descansaría esta posada cedida al azar de los peregrinos

abandonaría todo afán de abandonar

pero nada sabría

de no haberme excavado las garras

de los otros; de no haber sido

áurea cicatriz en sus vetas profundas

hoy soy porque una vez

no supe ser sin nadie

Imagen de portada: Ani Galván

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 1 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

6 poemas de Fernanda García Lao

Fernanda García Lao es una poeta, narradora y directora escénica nacida en Mendoza, Argentina, en 1966. Vivió en España, donde tuvo su etapa formativa entre 1976 y 1993, debido al exilio de su familia. Ha escrito y dirigido piezas teatrales que le valieron, entre otros, el premio Antorchas. Publicó las novelas Muerta de hambre, primer premio del Fondo Nacional de las Artes; La perfecta otra cosa, La piel dura, Vagabundas, Fuera de la jaula, Nación Vacuna y Sulfuro, los libros de cuentos Cómo usar un cuchillo y El tormento más puro, los poemarios Carnívora y Dolorosa. En colaboración con Guillermo Saccomanno escribió la novela epistolar Amor invertido y el libro de relatos Los que vienen de la noche. Ha sido traducida al inglés, al francés y al italiano. Su obra se ha publicado en América Latina, España, Francia, Italia y Estados Unidos. Desde 2010 coordina talleres de escritura y colabora para distintas publicaciones literarias. En la actualidad, reside en Barcelona. Presentamos una selección de poemas de su último libro Autobiografía con objetos, publicado en España por Kriller71 Ediciones y en Argentina por Zindo & Gafuri Ediciones (2022).

***

Para narrarse habría que atribuirle a la memoria dotes de las que carece. Las coordenadas espacio temporales están viciadas de subjetividad.

Una biografía podría ser un repertorio de materia.

Escribe Walter Benjamin: Cada objeto es una enciclopedia de su dueño.

Yo digo al revés: Cada cual es una enciclopedia de sus objetos.

He aquí los míos.

Sillita reposera de tela blanda

Insolación de la tarde, instante uno de tu vida. El sol de la siesta. El mundo alto y la espalda ocupada en su descanso. Los pies en el aire. Cierto olor a baba, a tierra seca de patio. Voces que no dicen, palabras antes de su sentido. Memoria personal vacía. El ser, más grande que la conciencia.

***

Agujero en el patio a la altura de los tobillos

Ves pasar por ahí a tus vecinas descalzas, del otro lado del muro. Hablás arrodillada, enviando la voz o algún juguete a la que es tu amiga. Transacción incómoda pero sutil que anula el muro y se hace costra en las rodillas.

***

Casa nueva que parece castillo

Tu primera noche huele a cemento fresco. Los huecos para el aire acondicionado con el estómago a la vista. Los muebles del departamento parecen miniaturas en este universo. Las escaleras son cortas, pero van en todas direcciones. En lo más alto, la torre es un caracol contra las tinieblas. Desde el parque, silbido de balas.

***

Acequias no son exequias

Esconderte en ese lugar oscuro fuera de circulación. Olisquear el sudor hueco que baja de la montaña. Arteria seca que recorre el cuerpo de la ciudad desde abajo. Has sido advertida: ahí no. En un segundo se inunda. Introducir un pie, el otro, la cabeza. Un parto al revés. Respirar la muerte, contar hasta cien y que no venga.

***

Parte de pago

Invierno y, sin embargo, asfixia por el parquet caliente del nuevo departamento. La casa fue vendida. Extranjería sin abandonar la ciudad. La frase del padre antes del exilio: dejemos las toallas en el toallero. La selección de lo que viaja, el apuro. Alegría mal disimulada de la madre, que regresa a su tierra.

***

Pasaporte recién sellado

Que los cumplas feliz dicen personas con los pies en el cielo. Tu vida empieza de nuevo en un 747. Elegiste el libro y la muñeca. La biblioteca y los cuadros viajarán más lento, en la bodega de un barco. La infancia no viaja. Se hace vieja, atrás.

Imagen de portada; Fernanda García Lao (Foto: Isabel Wagemann).

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 16 de noviembre 2022.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

 

6 poemas de José Manuel Martín Portales.

José Manuel Martín Portales es un poeta nacido en Córdoba en 1959. Estuvo vinculado desde 1981 al taller del diario La Voz de Córdoba y de Diario Córdoba, donde más tarde trabajó de redactor hasta 2007. De 1991 a 2012 formó parte del consejo de redacción de la revista “San Juan de la Cruz” y colaboró en otras publicaciones como “Cántico” (Buenos Aires), “Verde Islam” (electrónica), “Suspiros de Artemisa” (Córdoba) y “Hojas en la acera” (electrónica), entre otras, así como en la web El Rincón del Haiku. Ha publicado los libros Lógica de la perplejidad (premio Bahía 1996) Ed. Bahía, Algeciras, Cádiz, 1997; El hombre prohibido (premio Ciudad de San Fernando) Ed. Huerga y Fierro, Madrid, 2004; El espejo vacío (premio Provincia de Guadalajara), Diputación de Guadalajara, 2004; Crítica de la nada (premio Ciudad de Toledo 2006), Ayuntamiento de Toledo, 2007; Cuaderno de la pobreza (premio Eladio Cabañero 2008) Ed. Renacimiento, Sevilla, 2008; Todavía la noche (premio Villa del Libro 2011) Fundación Jorge Guillén —colección Maravillas Concretas—, Valladolid, 2012; La lentitud de los triángulos, Detorres Editores (Córdoba 2013); Patio interior (premio Gabriel Celaya), Ed. Pre-Textos, 2014; Última alambrada (premio Leonor 2016), Diputación de Soria; Intacta la alegría (premio Antonio González de Lama 2019) Ayuntamiento de León, Eolas Ediciones; Dulce inexistencia (premio Mario López 2020) Ayuntamiento de Bujalance (Córdoba); y el ensayo teológico La fractura relacionada. Apuntes para un pensamiento inocente de la revelación ‘sucesiva’ monoteísta (Córdoba, 2001).

***

NIÑOS

a Antonio Luis Ginés

Niños cruzan la noche

escríbelo en tu cuaderno junto al silencio puro

con palabras minúsculas como si le escribieras

a la novia imposible de cuando fuiste joven

escríbelo sin saber niños cruzan la noche

lo que quieres decir como un día se escribieron

las antiguas palabras sobre barro cocido

niños cruzan la noche sencillamente cruzan

sencillamente escribe con palabras de nadie

para que nadie entienda la noche simplemente

para que ni tú mismo puedas saberlo nunca

niños cruzan palabras niños noche la noche

cruzan hacia el lenguaje estos niños nocturnos

escríbelo es urgente antes de que amanezca

en el silencio puro que permanece a oscuras

niños antes que el sol venga a aclararlo todo

cruzan la noche ignoran dónde estuvo la infancia

niños no saben cruzan no quieren ser salvados

escríbelo es urgente nadie debe saberlo

***

BESO

a Fátima Coronado

He meditado sobre los tránsitos

yo estaba dentro de tus manos jóvenes

de blancura tibia

de fuego sosegado

y ascendí muy lentamente

como un pájaro silencioso

al fruto rosado

desde el que me hablabas

oh el peso de la ternura que te hizo callar

de qué manera apenas existía

***

ENTRAÑAS

He sentido cómo la sombra penetra

en el interior de la luz

y crea allí un cuerpo

algo que adquiere extraña consistencia

a medida que se oculta y fermenta

en su propia sencillez

no hay respuesta para los jueces que indagan en la verdad

no hay necesidad ni fortaleza

ni posibilidad de instalar yacimientos verbales

he sentido la sombra penetrando

y cómo la luz es más generosa en su interior

y acuna un cuerpo sin alas

que medita sobre el sentido de su límite

y alguna vez, cuando es puro el silencio

me parece escuchar la pulsación de un pájaro

endurecido en su propia inocencia

la pulsación de un niño abandonado

en el camino de la contemplación

***

(ESCENA CUARTA)

Descalza recorriste

un cúmulo de octubres

sin memoria,

pájaro tú perdido

entre los días, las horas

clavadas a la pared.

Sucedieron inviernos

uno a uno,

emigraron las aves migratorias,

vi llover el diluvio

y los atardeceres lentamente alargando

la vida aquella ajena.

A tu regreso, que yo ya no esperaba,

casi desnuda al borde de la cama

y un mechero encendido entre las manos,

sin darme explicaciones

—»no me dirás ahora…»

me ordenaste fumar.

***

PAÑUELO

a mis hermanos Concha y Rafael

También es amor

este pañuelo sucio de las lágrimas

el camino borrado en la maleza

la esquina del tapete mal doblado

en el cajón de los cubiertos

todo lo que caerá de nuestra mano

cuando la alcemos en la despedida

pedir perdón por las noches perdidas

haber acumulado cuadernos medio escritos

y volver a sentir muy lejano y muy hondo

aunque sea imposible

que hoy empieza la vida que sabremos vivir

***

TRÁNSITO

a Alejandro Hernández Renner

Mira

voy por el vacío

alzo los brazos

¿ves?

estoy aquí pero no soy

voy porque no soy

alzo los brazos

escribo

para que veas que no

estar sin ser

es algo hermoso

tránsito

porque no soy

conciencia

porque no sé

todavía hay aquí

algo reconocible

el poema

mira

una línea más

y ya no

Imagen de portada: José Manuel Martín Portales

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 19 de octubre 2022.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Versátiles.

 

5 poemas de Santiago Vizcaíno

Santiago Vizcaíno es un poeta, narrador, editor y gestor cultural nacido en Quito, Ecuador, en 1982. Recibió en 2008 el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura del Ecuador en poesía y ensayo. En 2011 recibió el Premio Pichincha de Poesía. Ha participado en encuentros de literatura y ferias del libro en una docena de países. En 2018 fue ganador de la convocatoria del Sistema Nacional de Fondos Concursables del Ministerio de Cultura por su novela Taco bajo, publicada por La Caída en 2019. Dirige el Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y en 2020 y 2021 fue curador de la Feria Internacional del  Libro de Quito. Fue jurado del Premio Casa de las Américas, Cuba, 2022.

***

Torpe gacela la palabra muerte

A mi padre

Es espantoso tu silencio.

mar o viento alocados por la música desnuda.

si hubieras dicho: tomare la noche / será polvo.

pero el mensaje decía: papa ha muerto, papa ha muerto.

fue el dolor violento del corte,

el rayo incrustado en el cráneo,

la pólvora cruel que explota en la memoria.

no dijiste: iré a palpar el aire, a jugar con el margen.

tu territorio ya no es mío / tu cuerpo es lava.

tengo ahora el frio de la sombra,

tengo ahora el temblor del día.

si hubieras dicho: tiéndeme la mano,

la mía estará sepulta.

sin embargo, te escucho,

tu risa es un avispero en el pecho.

dos cosas me significan:

la paz de tu rostro nunca imaginado

y el brillo de la estela de tu paso.

torpe gacela la palabra muerte.

turbia mirada la del abismo inesperado.

si hubieras dicho: me voy a poblar la arena, a regar el

llanto.

¡tirita, imposible,

dios, tirita!,

no separes la voz padre de la voz hijo.

dadme tu espantoso silencio para hacerlo añicos.

***

Hay cenizas

A Néstor Perlongher

Hay cenizas que vuelan en el trópico.

Hay cenizas que se deshacen con un simple

aleteo.

Hay cenizas que se disipan en el abismo como

el aliento.

Hay cenizas que se pierden en el torbellino de

un exceso de frío.

Hay cenizas que se tocan entre dos cuerpos que

se amaron.

Hay cenizas que caben en el hoyo de tu mano.

Hay cenizas que tienes que olvidar

y enterrar en la nieve

como el cadáver de un venado.

Hay cenizas bajo tu cuerpo.

Sobre todo, hay cenizas.

En la noche, hay cenizas.

En la devastación, hay cenizas.

En el tronco carbonizado del almendro,

hay cenizas.

Donde busques,

como una forma de reconciliación,

hay cenizas.

Es una fórmula concurrida la repetición

como es una fórmula la metáfora

cada vez que dices: hay cenizas.

Es porque hay cenizas.

Cuando todo lo palpable se haga soplo,

entonces habrá cenizas.

Y si escribes algo que merme la posibilidad de

la angustia,

no habrá luna que te alumbre.

Habrá solo pasado,

porque todo aquello que significó

será ceniza.

***

Bosque de algarrobos

Las nubes se han ido.

Entonces veo cómo la tórtola

se hunde en el aire

y su pecho se ve blanco

a través de la mañana diáfana.

Detrás,

la montaña seca

se divide y asciende.

Cientos de algarrobos se mecen suavemente

en una danza desértica.

Ayer,

ha llovido al fin:

lágrimas sobre el cascajo inerte.

Solo queda el petricor,

el caracol que se despierta.

¡Oh, negra posibilidad de la nostalgia!

No busques criaturas entre la niebla.

No busques más sombras entre la arena.

Si algo parece mirarte a través

de la copa de un árbol,

no es como tú.

Ni siquiera tu angustia que flota en este lago

de arena.

***

[castigo]

No, mamá, grité, y el agua se me introducía por

la nariz

y no escuchaba sino el silencio moribundo de la

ondas

sobrevolando lo inútil.

no, mamá, grité, y el cuerpo se helaba como una

lengua cortada,

como una mano crispada, como el

rictus del silencio,

como la cola de un perro, como una

lagartija con miedo.

no, mamá, grité, y el pelo se ensanchaba sobre

el agua y se esparcía

a través de la superficie,

y entonces tu mano empujaba hasta el fondo

y entonces todo se nublaba.

no, mamá, devuélveme el aire, la torpeza, el

juego,

la posibilidad del llanto,

la virtud de la inocencia.

no, mamá, el tanque no, el agua no,

soy un niño de tres años,

piensa, estamos solos,

soy un pez que sangra por la nariz,

soy un malcriado títere,

soy un trozo de carne viva,

soy el tragaluz de tu desdicha.

aquí yazgo, mamá, esto no es un epitafio,

la luz bajo el agua no es una señal,

mis pies desnudos resbalan hasta la quietud,

no sé nadar,

no sé llorar sin respirar,

no sé pedir perdón

porque no tengo culpa

de haber nacido.

***

Ausencia

A José Fernando

No espero. Nunca espero pero espero: Tu cuerpo

menudo y tibio. Tu sonrisa como un faro. Tu mano

que me toma como a un asidero. Tu manera de

decirme padre. Tu piel tan blanca como espuma.

Ya no tengo rabia ni se forma un agujero adentro,

muy adentro, como apretando el músculo del

llanto. Ya solo recuerdos de juegos y risas que se

tornan nubes, sombras de lejanos besos. Cuando

vuelva a verte, habrás crecido como hierba nueva,

como tronco duro y sólido, como tallo, como raíz

de árbol. No se puede justificar la ausencia. Pero es

posible que el silencio que nos une, que grita como

un venado solitario, que llena mi casa de dolor,

haga de nosotros dos ramas que se entrelazan.

Recuerdas cuando me preguntabas por qué los

libros, papá, por qué tantos libros en casa como

cuadros para mirar. Yo te decía que los libros eran

maneras de escapar, maneras de no estar solo. No

sé si lo entendiste. Tenías apenas 7 años. Solo me

miraste con esa extrañeza tuya que decía que todo

tu futuro estaría poblado de mar. Siempre lo supe.

Supe que quería un hijo del mar, que el mar te iba

a transformar en un hombre. Ojalá entiendas, hijo

mío, que el mar es también un deseo de todos lo

hombres. Y ojalá algún día te pueda enseñar lo

que el mar significa, lo que cada sirena guarda y es

insoportable. Verás el mar todos los días, eso me

reconforta. Un hombre no se puede cansar del mar.

Las ciudades son horribles y convierten a las gentes

en miserables zombies. Pero tú tendrás el mar todos

los días. Yo seguiré extrañándote. Pensaré que cada

día, cuando salgas del colegio, mirarás el mar y

pensarás en tu padre, lleno de libros y angustias.

Menos solo, cada día menos solo, cada noche,

menos solo, pero pensando en ti, en tu cuerpo

menudo creciendo y haciéndose fuerte, muy fuerte,

como el silencio de las sirenas.

Imagen de portada: Santiago Vizcaíno

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Pore Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 9 de noviembre 2022.

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5 poemas de Sam Shepard

Sam Shepard fue un dramaturgo, guionista, actor, músico y escritor nacido en Fort Sheridan, Illinois, en 1943. Obtuvo el Premio Pulitzer en 1979 por su drama Buried Child. Viviendo en Nueva York, Shepard escribió las obras de teatro de un acto Cowboys y El jardín de piedra, puestas en escena (1964) por la compañía Off-Off-Broadway. A su primera obra larga, La turista (1967), la siguieron Operación Sidewinder (1970), La maldición de la clase hambrienta (1976), Niños enterrados (1978) ganadora del Premio Pulitzer, Loco de amor (1983) y Mentira mental (1986), entre otras. Famoso por sus argumentos y personajes misteriosos, así como por sus imágenes, en las que se entremezclan el Oeste americano, temas del arte pop, la ciencia-ficción y otros elementos de la cultura popular. Sus obras de teatro tratan problemas como la alienación individual y las relaciones familiares. Ha escrito Luna Halcón (1981) y Crónicas de motel (1982). Junto con Michelangelo Antonioni escribió el guion de Zabriskie Point (1970), y el de la película París, Texas (1984) de Wim Wenders. Murió en Midway, Kentucky, el jueves 27 de julio de 2017 a los 73 años. Presentamos una selección de textos de Crónicas de motel (Anagrama, 2006).

***

me encontré con la doble de la Estrella

al abrirse hacia los lados la puerta del ascensor

y yo salía

y ella entraba

a las cuatro de la madrugada

y vi que estaba absolutamente pirada

le pregunté qué había tomado

dijo 6 Valium y Vino Blanco

porque hoy era el último día de rodaje

y le pareció que había que celebrarlo

jodiendo con algún tío del equipo

y colocándose

porque éste era su pueblo

y ella iba a quedarse

mientras nosotros nos íbamos

y la tortura de no ser más que una doble

dejada atrás

en un pueblo en el que le dolía haber nacido

estaba destrozándola ahora

de verdad

y eso hizo que volviera a avergonzarme

de trabajar como actor en una película

y provocar ilusiones tan estúpidas

de modo que me la llevé a mi habitación

sin planes respecto a su cuerpo

y ella se sintió desesperadamente decepcionada

intentó arrojarse por la ventana

y le dije que no valía la pena

no es más que una película estúpida

no tan estúpida, dijo ella, como la vida

1/11/81

Seattle, Wa.

***

La gente de aquí

se ha convertido

en la gente

que finge ser

27/07/81

Los Ángeles, Ca.

***

sus canarios

caían como moscas

cada mañana

aparecía un nuevo canario

tieso

en el suelo de la jaula

el Veterano le dijo

que era por las bacterias

del agua que les daba

pero él sabía

que era

por su modo de vivir

2/8/81

Homestead Valley, Ca.

***

Si todavía rondaras por aquí

Te cogería

Te sacudiría por las rodillas

Te soplaría aire caliente en ambas orejas

Tú, que podías escribir como una Pantera

Todo lo que se te metiera en las venas

Qué clase de verde sangre

Te arrastró a tu destino

Si todavía rondaras por aquí

Te desgarraría hasta meterme en tu miedo

Te lo arrancaría

Para que colgara como un pellejo

Como jirones de miedo

Te daría la vuelta

Te pondría de cara al viento

Doblaría tu espalda sobre mi rodilla

Masticaría tu nuca

Hasta que abrieras tu boca a esta vida

31/1/80

Homestead Valley, Ca.

***

Por qué pienso

“Este tipo está completamente loco”

Sentado en un bar de pueblo

Vestido con un traje de terciopelo negro, con chaleco

Oliendo a Marica de la Calle Catorce

Con un tic nervioso en unos ojos pardos

En los que casi no se ve la pupila?

¿Por qué pienso

“Este tipo está chiflado”

Cuando pregunta si ha nevado alguna vez en San Francisco

Si Herb Alpert toca a veces música clásica?

¿Por qué pienso

“Este tipo está majara”

Cuando me dice que tiene muchísimo talento

Pero le falta tiempo para desarrollarlo?

¿Por qué pienso

“Este tipo está como una chota”

Cuando coge la jarrita de la leche

Y la llama “Esta vaquita tan mona”?

Sé por qué

Porque no oculta

La desesperada distancia que lo separa de la gente

12/79

San Anselmo, Ca.

Imagen de portada: Sam Shepard

FUENTE RESPONSABLE: Zenda. Apuntes, Libros y Cía. Por Juan Domingo Aguilar. Editor: Arturo Pérez-Reverte. 2 de noviembre 2022.

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