Es “hora de prepararse” para las supererupciones volcánicas, advierten expertos.

La probabilidad de que ocurran súper erupciones es mucho más alta que el impacto de asteroides y cometas en la Tierra. Sus efectos podrían ser devastadores, advierten científicos.

La violenta erupción del volcán submarino Hunga Tonga–Hunga Ha’apai , en enero de 2022, fue captada desde el espacio como una enorme nube de gas, vapor y ceniza. El estruendo fue tan grande que se pudo escuchar en Nueva Zelanda, a 2 mil 383 kilómetros de Tonga.

Minutos después, la pequeña nación empezó a cuantificar los daños. Un tsunami con olas de hasta 1.2 metros de altura inundó poblaciones, las líneas de teléfono e internet se cayeron, dejando incomunicada la isla. El polvo contaminó los flujos de agua, y para ese entonces, las cenizas ya habían cubierto el cielo, lo que impidió el arribo de ayuda por vía aérea.

Las alertas de tsunami se encendieron en varios países como Chile, Estados Unidos y Japón, y el oleaje subió de nivel en varias playas alrededor del Océano Pacífico.

La probabilidad de que ocurra una erupción 10 o 100 veces más grande que la del volcán Hunga Tonga–Hunga Ha’apa es cada vez mayor. Según científicos, se calcula en 1 en 6 en este siglo, y la humanidad parece no estar lista para estas catástrofes.

La energía de la explosión del volcán submarino fue estimada por la NASA en unos 10 megatones, y 500 veces mayor que la bomba nuclear que destruyó Hiroshima durante la II Guerra Mundial. El islote que albergaba el volcán, de unos 1,800 metros de altura y 20 km de ancho, quedó destruido.

Súper Erupciones, más probable que un meteorito

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Una erupción de magnitud 7 podría paralizar a la civilización entera, dejar pérdidas, hambruna y daños inidentificables. La más reciente ocurrió en 1815 en el Monte Tambora, Indonesia, matando a unas 100 mil personas.

«Durante el próximo siglo, las erupciones volcánicas a gran escala tienen cientos de veces más probabilidades de ocurrir que los impactos de asteroides y cometas juntos. El impacto climático de estos eventos es comparable, pero la respuesta es muy diferente”, concluyeron los autores de la investigación Enormes erupciones volcánicas: hora de prepararse.

Michael Cassidy y Lara Mani, autores del estudio, afirman que las erupciones ocurridas en los tiempos modernos, quedan pequeñas frente a la de supervolcanes que entran en actividad cada 15 mil años, con una magnitud de 8 (súper erupciones). La última de este tipo ocurrió hace unos 22 mil años

También hallaron que los intervalos entre erupciones catastróficas son cientos o incluso miles de años más cortos de lo que se creía. Los eventos de magnitud 7 podrían ocurrir una vez cada 625 años, y los de magnitud 8, aproximadamente una vez cada 14 mil 300 años. Anteriormente, se creía que los primeros ocurrían en intervalos de 1,200 años, y los segundos en unos 17 mil años.

“La frecuencia de las erupciones también podría aumentar a medida que cambien las fuerzas geofísicas en la superficie del planeta debido al derretimiento del hielo, los cambios en las precipitaciones y el aumento del nivel del mar”, mencionan en otro extracto.

La investigación publicada en Nature, documentó que unos 1,300 volcanes han entrado en erupción en algún momento durante los últimos 10 mil años, lo que significa que se encuentran activos. A estos se sumarían otros que no han sido estudiados, o que han permanecido inactivos.

La humanidad necesita ver hacia los volcanes

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La población humana se ha triplicado desde principios del siglo XXI, y muchas ciudades y comunidades conviven a sus alrededores con volcanes colosales como Taupo, en Nueva Zelanda, el supervolcán de Yellowstone en Estados Unidos, y Aira en Japón.

Cassidy y Mani consideraron urgente un monitoreo más completo de los volcanes, desde tierra, hasta la observación aérea y satelital; así como nuevas investigaciones sobre los núcleos de hielo y la identificación de volcanes potencialmente activos.

También ven necesario aumentar la resiliencia entre las comunidades e implementar el monitoreo en tiempo real, para preparar a las personas que viven en regiones vulnerables.

Imagen de portada: GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 7 de septiembre 2022.

Sociedad/Medio ambiente/Volcán/Súper Erupciones volcánicas.

 

 

 

El cielo de la Antártida se tiñe de un impresionante color rosa por los aerosoles del volcán de Tonga.

  • Se producen por efecto de resplandor del volcán submarino que explotó en enero.
  • Los aerosoles estratosféricos pueden circular por el globo durante meses después de una erupción volcánica creando un resplandor en el cielo con tonos de rosa, azul, púrpura y violeta.

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La Antártida está experimentando impresionantes paisajes celestes como los que se vieron recientemente en Nueva Zelanda, gracias al efecto de resplandor del volcán de Tonga que explotó en enero.

Los científicos que trabajan en la Antártida han capturado impresionantes fotos de los cielos sobre el continente helado, incluidas las obtenidas por el técnico científico de la Antártida Nueva Zelanda Stuart Shaw, que está estacionado en la Base Scott durante el invierno.

«Por lo general, a mediados de invierno, la Antártida está casi continuamente oscura, excepto por un ligero ‘crepúsculo náutico’ alrededor del mediodía, lo que significa que el horizonte es apenas visible en buenas condiciones. Pero este año, nos presentaron un gran espectáculo, que tuvo la mayoría del personal de la estación agarrando chaquetas y corriendo afuera con sus cámaras para mirar los colores asombrosos», dijo Shaw en un comunicado del NIWA (National Institute of Water and Atmospheric Research) neozelandés.

Se le pidió que compartiera las imágenes después de ver un documento de NIWA sobre cielos inusualmente rosados en Nueva Zelanda, causados por aerosoles remanentes en la estratosfera de la erupción volcánica de Tonga en enero, lo que le hizo darse cuenta de que estaba viendo el mismo efecto en la parte inferior del mundo. La Antártida está a unos 5.000 kilómetros de Nueva Zelanda y a unos 7.000 kilómetros de Tonga.

El pronosticador de NIWA, Nava Fedaeff, dice que los datos del satélite lidar (radar láser) muestran una gran cantidad de aerosoles en la estratosfera entre 15 y 24 km sobre la Antártida, que no estaban presentes antes de la erupción.

«Los aerosoles estratosféricos pueden circular por el globo durante meses después de una erupción volcánica, dispersando y desviando la luz cuando el sol se esconde o sale por el horizonte, creando un resplandor en el cielo con tonos de rosa, azul, púrpura y violeta.

Estos crepúsculos volcánicos son conocidos como ‘resplandores posteriores’, cuyo color e intensidad dependen de la cantidad de neblina y nubosidad a lo largo del camino de la luz que llega a la estratosfera», dijo Fedaeff.

Los aerosoles son en su mayoría partículas de sulfato, pero como se trató de una erupción submarina, es probable que también haya gotas de vapor de agua y sal marina en la mezcla.

Imagen de portada: Europa Press

FUENTE RESPONSABLE: TeleMadrid. Europa Press. 16 de julio 2022.

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Aerosoles volcánicos.

Parece una idea de Julio Verne: perforan el corazón de un volcán en Islandia para crear un observatorio subterráneo de magma.

Según los investigadores, este proyecto ayudará a comprender mejor el origen de los continentes, la dinámica de los volcanes y los sistemas geotérmicos.

Un equipo internacional de científicos de 38 institutos de investigación y empresas se dispone a perforar la zona del cráter del volcán Krafla (Islandia) hasta una profundidad de dos kilómetros, con el objetivo de crear el primer observatorio de magma subterráneo del mundo.

Ubicado en el noreste de la isla, el cráter está repleto de agua turquesa y fumarolas que desprenden vapor y azufre, por lo que cada año atrae a múltiples visitantes deseosos de hacerse allí fotografías y publicarlas en sus redes sociales.

Pero el volcán Krafla no solo concentra potencial turístico, sino también energético e investigativo.

Precisamente, estos dos últimos aspectos están siendo desarrollados por el equipo del Krafla Magma Testbed (KMT), un proyecto de 100 millones de dólares que fue lanzado en 2014 y cuya primera perforación está prevista para 2024.

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«No existe ningún observatorio de este tipo y jamás hemos presenciado magma subterráneo, aparte de tres encuentros fortuitos en perforaciones» en Hawái, Kenia e Islandia, asegura Paolo Papale, del Instituto Nacional Italiano de Geofísica y Vulcanología, en declaraciones a AFP.

La intención prioritaria de los científicos es llegar hasta un pozo lleno de lava, la roca fundida a kilómetros de profundidad que, contrariamente a la lava de la superficie, sigue siendo un terreno desconocido.

«Saber dónde se encuentra el magma es vital para estar bien preparados», añade Papale. «Sin ello, vamos casi a ciegas», advierte.

Según el investigador, este proyecto «tiene el potencial de ser un enorme progreso» en nuestra capacidad de comprender el origen de los continentes, la dinámica de los volcanes o los sistemas geotérmicos. Por otro lado, aspira también a avanzar en la explotación de la energía geotérmica y en la predicción de erupciones volcánicas y sus riesgos.

Potencial energético

«Gracias a este proyecto, queremos desarrollar una nueva tecnología para poder perforar a más profundidad y obtener esta energía nunca antes explotada», indica Vordis Eiríksdóttir, directora ejecutiva de la explotación geotérmica de Landsvirkjun, la compañía nacional de electricidad. 

A kilómetros bajo tierra, la roca alcanza temperaturas tan extremas que adquiere un estado intermedio entre el estado líquido y el gaseoso, generando una energía entre cinco y diez veces mayor que la de los pozos convencionales.

Sin embargo, perforar en un ambiente tan extremo constituye todo un desafío técnico. La corrosión generada por el vapor ardiente será uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentarán los materiales de perforación, si bien los ingenieros y científicos del proyecto tienen la certeza de que lograrán superarlo. 

Imagen de portada: Gentileza de Imagen ilustrativa Shutterstock

FUENTE RESPONSABLE: RT en vivo

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Sorpresa en el Océano Pacífico: por una erupción volcánica salieron a flote barcos hundidos en la Segunda Guerra Mundial.

Son restos de embarcaciones japonesas que participaron de la batalla de Iwo Jima, que volvieron a la superficie por la actividad del volcán submarino Fukutoku-Okanoba.

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Los barcos que salieron a flote por una erupción volcánica en el mes de agosto son japoneses y habrían sido capturados por la marina estadounidense en la batalla de Iwo Jima.

Dos docenas de barcos japoneses que habían sido hundidos en la legendaria batalla de la isla de Iwo Jima, en la Segunda Guerra Mundial, volvieron a salir a la superficie a causa de la actividad de un volcán submarino. El hecho se produjo en el océano Pacífico, a tan solo cinco kilómetros de la mencionada isla -hoy llamada Iōtō- donde se produjo la contienda bélica entre las fuerzas niponas y las estadounidenses.

El curioso fenómeno natural que rescató del fondo del mar las naves de guerra comenzó el 13 de agosto, cuando el volcán submarino Fukutoku-Okanoba, ubicado en el archipiélago de Ogasawara, hizo erupción. Esta situación provocó que se creará un islote de material volcánico, que fue el que sacó del agua los restos de los barcos que quedaron, en su mayoría, apoyados sobre tierra firme.

La cadena japonesa All-Japan News (ANN) sobrevoló la zona donde se produjo el fenómeno eruptivo y mostró cómo descansaban sobre la costa los esqueletos de esas naves que han sido testigos de una de las batallas más memorables de las ocurridas en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, entre febrero y marzo de 1945.

Según lo que consigna el medio británico Daily Mail, estos barcos serían buques de transporte japoneses que fueron capturados por la marina estadounidense durante la batalla de Iwo Jima y habrían sido utilizados luego como rompeolas para la construcción de un puerto temporal en la isla. La idea era que estas embarcaciones protegieran a los barcos de la propia flota cuando descargaba en la ínsula -que carecía de instalaciones portuarias- materiales y hombres.

La isla o islote de Iwo Jima se hizo famosa universalmente en 1945, luego de conocerse las noticias de la cruenta batalla librada allí por los ejércitos de los Estados Unidos y los japoneses en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Fue el primer enfrentamiento en territorio nipón y finalizó, luego de cinco sangrientas semanas, con la muerte de unos 7000 soldados de los EE.UU. y 22.000 japoneses.

De esa batalla es la famosa foto tomada por Joe Rosenthal de los marines estadounidenses levantando el pabellón estadounidense en un monte del islote, una imagen que, según el Daily Mail, se convirtió en la más reproducida de la historia. Además, Iwo Jima inspiró al director estadounidense Clint Eastwood a realizar dos films que relatan la contienda: Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima.

El islote, que pertenece al archipiélago de Ogasawara, se encuentra a 1120 kilómetros al sudeste de Tokio y su significado es Isla del Azufre. En 2007, a pedido de sus antiguos habitantes, la isla cambió su nombre a Iwo To, o Iōtō.

Imagen de portada: Gentileza de All-Nippon News (ANN)

FUENTE RESPONSABLE: La Nación

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